Efectos de una "guerra comercial" ajena
Producto de las menores ventas de cobre, los ingresos fiscales han disminuido y se ha reducido el crecimiento económico. Fernando Rowland l. Académico Ingeniería Comercial USM
La guerra comercial entre China y Estados Unidos comenzó en marzo del año pasado con la imposición de aranceles por parte del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a las importaciones provenientes de China, lo que con el paso del tiempo implicó una respuesta del mismo tipo por parte del gobierno chino y así, sucesivamente, este conflicto comercial ha ido escalando. La principal razón que arguye la administración Trump para esta política es que China mejore sus prácticas comerciales, como la obligación de transferir tecnología por parte de empresas extranjeras que quieren trabajar en China, además de mejorar el déficit comercial de Estados Unidos con China, que en 2017 sumaba US$375.000 millones.
El libre comercio permite a los países especializarse en la producción de aquellos productos que tienen ventajas comparativas, es decir, en los que incurren en menores costos. De esa manera, la producción mundial aumenta y los consumidores del mundo pueden acceder a una mayor variedad de productos, de mejor calidad y a un menor precio, aumentando, por lo tanto, el bienestar de la sociedad. Cualquier barrera al libre comercio impuesta por cualquier país debiera ser sancionado por la comunidad internacional. Las consecuencias de este conflicto ya se están reflejando en los pronósticos de crecimiento de la economía mundial por parte de organismos internacional; por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé que el PIB mundial se reducirá un 0,75% el año 2020.
En Chile también se han dejado sentir los efectos de este conflicto internacional. Cabe recordar que China es el principal comprador de cobre del mundo, el principal producto de exportación de Chile. Debido al menor crecimiento de China merced a esta situación, la demanda mundial del metal rojo ha disminuido, implicando con ello un menor precio internacional y una menor cantidad de embarques de cobre chileno al extranjero. Producto de las menores ventas de este mineral, los ingresos fiscales han disminuido (una parte importante de los ingresos fiscales provienen del royalty minero), se ha reducido el crecimiento económico y el tipo de cambio ha aumentado considerablemente (superando la barrera de los $700).
Es de esperar por el bien de la economía mundial y de la economía chilena que este problema diplomático entre las dos potencias económicas más importantes del mundo encuentre una solución cuanto antes.