"Mi vida está íntimamente ligada a la Región en todas las formas en que podría estarlo"
Sebastián Sichel (41) asumió hace tres semanas como ministro de Desarrollo Social, cartera encargada de solucionar las complejas problemáticas relacionadas con la pobreza, la niñez, los adultos mayores y también con quienes no tienen un lugar para vivir. Él conoce bien de eso. Abogado, exprofesor universitario y exvicepresidente ejecutivo de Corfo, vivió cuando chico en una carpa en Horcón y luego, junto a sus papás y su hermana Banya, fueron okupas en una casa de Concón hasta que cursó sexto básico. Jugó en las canchas del barrio y fue al colegio María Goretti. Luego se fue a Santiago con sus abuelos y su rumbo de vida cambió.
Por eso, para Sichel, esta región es parte fundamental de su crianza y tiene un especial cariño. Aquí vive su mamá, en La Cruz, su hermana en Valparaíso. Aquí aprendió qué es la pobreza desde dentro y hoy, desde su sillón ministerial, busca erradicarla.
"Mi vida está íntimamente ligada a la región en todas las formas en que podría estarlo", dice al preguntarle sobre cómo fue esa época.
"Lo veo así, mi experiencia no es muy distinta a la de la mayoría de la población chilena y quizás lo único que vale en este caso es que me permite entender un poco más la realidad desde distintos espacios. Pertenecer a la región me permite entender también cómo es la vida en un pueblo como Horcón, en una pequeña ciudad como Concón, y en distintas situaciones socioeconómicas. Estudié en un colegio parroquial hasta sexto año básico, cuando Concón tenía menos de 2 mil habitantes, cuando todavía no era comuna. Era muy bonito ese colegio, el María Goretti, porque tenía compañeros que eran desde hijos de pescadores hasta gente que iba más como experiencia de vida, y hasta hoy mantengo relación", cuenta.
- ¿Cómo fue ese camino de pasar de esa vida más complicada a titularse de abogado, estar en Corfo y ser ministro?
- Yo creo que parte importante de mi tarea como ministro es batallar para que esto que parece exótico deje de serlo. Este trayecto de vida mío debería ser normal, debería la gente poder moverse según sus esfuerzos y méritos al lugar que quiera llegar. Que sus sueños no estén truncados por donde nacen, por el barrio donde se cría, por el colegio donde estudian, sino más bien estén marcados por la perseverancia y el mérito en su propio trayecto de vida y cómo el Estado es capaz de darles el refuerzo necesario para acelerar el proceso. Yo siento que estoy en el lugar que estoy porque tuve una red que me apoyó siempre. En su minuto fue la Iglesia en Concón, o redes familiares, mis abuelos, o muchas veces el Estado con las becas que estudié... con la beca Presidente de la República o la Beca Padre Hurtado en la universidad, y finalmente esas redes me permitieron salir, no es puro mérito. Es el haber tenido la oportunidad de haberme afirmado en una red para salir adelante. Por eso es importante la labor de este ministerio en torno a construir esa red, ese peldaño, para hacer normal lo que es hoy exótico. No puede ser que en Chile el lugar donde vives te condena hasta tal punto que define tu trayecto vital y que sea tan raro que alguien que haya nacido o vivido en un entorno complejo no pueda tener una vida más plena.
- ¿Ese es el legado que usted quiere dejar?
- Si se puede hablar de un legado, sería que este ministerio se ponga bototos y sepa escuchar más. Esa idea de darle voz a los que no tienen voz es un error. La gente tiene voz, lo que tenemos que aprender es a escuchar mucho más para saber cómo hacemos mejores políticas públicas para las personas que lo necesitan, no para los diseñadores de las políticas públicas, o para las empresas, el gobierno o los académicos. Si puedo dejar un legado es que finalmente hagamos políticas públicas de mayor sentido común, más conectadas con las necesidades y que entiendan los trayectos vitales de las personas. Muchas veces hacemos herramientas sofisticadas de políticas públicas a las que la gente no puede acceder por falta de información; a veces le pedimos a la gente que recorra oficina por oficina entregando papeles para obtener un beneficio que necesita de manera urgente. Ese debería ser el legado: que finalmente el Estado sea más asequible.
Lazos de hermanos
Desde que Sebastián Sichel recibió el llamado del Presidente Sebastián Piñera para asumir la cartera de Desarrollo Social hasta esta semana no había podido ver a su hermana Banya. Este martes, cuando vino a Valparaíso al inicio de las ocho mesas regionales de Compromiso País, apenas al terminar el evento de inauguración no se separó de su hermana quien lo acompañó hasta poco antes de ir a saludar a los funcionarios de la Seremi.
"Ella es súper importante para mí. Nos criamos juntos y toda esta historia siempre es con ella", reconoce emocionado el ministro.
- ¿La echa de menos?
- Este último tiempo esta pega me ha quitado la posibilidad de estar con ella. Me nombraron y entré en una vorágine, y para mí ella es muy importante porque es mi hermana y siempre ha estado como a mi cuidado. Ella vivió toda esta circunstancia conmigo y yo tuve un poquito más de suerte en la vida, porque estaban mis abuelos más activos, y siempre nos protegimos. Desde que me nombraron ministro la vida me secuestró (ríe), no la había podido ver y estos fueron los cinco minutos que tuve para hacerlo. La echaba de menos.
Hoy por hoy Banya tiene un hijo al que el ministro le paga los estudios en la Scuola Italiana. "Estoy tratando que tenga una vida parecida a sus primos, que tenga más oportunidades", cuenta.
- ¿Qué le dijeron su hermana y su mamá cuando lo nombraron ministro?
- Ella (Banya) me escribió algo muy lindo en Facebook. Yo estaba en Corea del Sur y me dijo que estaba agradecida y orgullosa de que nunca nos hemos separado con todo lo que ha pasado en nuestras vidas. Hay muchas familias que se distancian porque a uno le va bien y a otro más o menos no más, pero nosotros al revés: a medida que pasa el tiempo más juntos estamos, más nucleares estamos. Mi mamá fue al juramento, mi hermana me fue a ver hoy. Estoy orgulloso de la familia que hemos construido, con toda esta historia. Con mi hermana, con mi mamá.
Hacer las cosas bien
Sichel asegura que nunca pensó en estar en el lugar en el que se encuentra ahora: "Siempre he tratado de avanzar al paso siguiente en la vida, creo que es la historia de muchos chilenos de clase media, salir a fin de mes de donde está. Cuando era chico quise ser cura, eso fue cuando estaba en el colegio María Goretti, porque me habían cuidado tanto unas monjas colombianas maravillosas... La verdad me gustaba mucho la historia y yo pensaba sacarme la mejor nota posible ese año, y así sucesivamente en mi vida. ¿Y cuando estuve en la Corfo? Quise ser un gran vicepresidente. ¿Y qué pensaba 10 años atrás, cuando era profesor de Derecho Constitucional? Ser el mejor profesor. Lo que siempre he buscado es hacer bien lo que hago. Es el instinto de supervivencia, que te enseña que la meta corta es más importante que la meta larga, porque es la alcanzable y permite avanzar al paso siguiente. La gente de clase media lo entiende mucho mejor, yo ya asumo no ser de clase media porque obviamente mi vida ha tenido otro trayecto final, pero si algo marcó a mi familia que vivía en La Cruz, a mi hermana que trabaja todos los días y estudió una carrera técnica, o a mi mamá que no estudió, es que la vida no es de grandes planes, es de éxitos continuos, sucesivos, y eso permite llegar a otros lados.
- Cuando volvió a la casa que ocupaban en Concón, ¿qué sintió?
- Pasamos a verla con mi esposa y apareció un señor que dijo que estaba a la venta y que les había costado mucho venderla porque estuvo mucho tiempo viviendo acá una familia que se la había tomado. Y a mí me dio risa -esto pasó hace ocho años- porque... "¿cómo le digo que era yo el niño que vivía ahí?".
- ¿Cómo es volver, después de tanto tiempo fuera, a la Región que lo vio crecer, y en la posición en que hoy está?
- No es volver, porque nunca me he ido. Mi hermana vive acá, mi mamá vive en La Cruz en el paradero 10 en una villa, mis abuelos están en el 12, así que estoy viniendo bien seguido. Pero volver con el cargo que tengo es una tremenda responsabilidad porque lo único que me ha dado la vida es la posibilidad de conocer algunas cosas que a veces no conoce gente que tiene cargos como yo y eso me hace sentir doblemente responsable, porque me quita el sueño no hacer las cosas bien porque puede haber otro niño con una historia como la mía y si hago mal las cosas en esta pega, o como Gobierno no somos suficientemente responsables o si en el Congreso no sale una ley, creo poder entender un poco el impacto que tendría en él. Cuando me nombraron ministro me quitó un poco el sueño, porque no es una pega cualquiera.
"Mi mamá fue al juramento, mi hermana me fue a ver hoy. Estoy orgulloso de la familia que hemos construido, con toda esta historia"