Las disfunciones de piso pélvico corresponden a un amplio grupo de trastornos que afectan a la red de tejidos, ligamentos y músculos que soporta el peso de las estructuras y los órganos ubicados en la parte baja del abdomen, como son el útero, la vagina, la vejiga, la uretra, el ano y el recto.
Entre las más comunes o conocidas figuran las incontinencias urinaria y fecal, el estreñimiento, el prolapso genital y los dolores crónicos de pelvis.
Dado que el embarazo y el parto se encuentran entre los principales factores de riesgo o causa de daño de piso pélvico, la mayoría de las personas asocia a estas alteraciones -exclusivamente- con la salud sexual y reproductiva de las mujeres. De hecho, en ellas su prevalencia es alta: una de cada cuatro padecerá alguna disfunción de este tipo durante su vida y el once por ciento requerirá de una cirugía para corregirla.
Sin embargo, la anterior es una suposición errónea, ya que este tipo de trastornos también afecta a los hombres. En efecto, cerca del ocho por ciento de los varones experimentará algún problema relacionado con estas alteraciones, en especial a partir de los 60 años.
"El piso pélvico es una verdadera red de tejidos con forma de herradura, que además de soportar a los órganos que se encuentran encajados en la pelvis, debe aguantar también el peso del tronco de nuestro cuerpo. Por eso esta zona puede dañarse por diversos factores de riesgo; en el caso del hombre, destacan: la realización de trabajos en que se alzan pesos excesivos (lo cual produce alteraciones lumbopélvicas y distensión de las estructuras), las alteraciones prostáticas, el entrenamiento deportivo inadecuado, la constipación y también la andropausia. Entonces, es relevante que los hombres también se preocupen de mantener esta musculatura saludable, dado que es vital para una correcta continencia y una sexualidad satisfactoria", explica Karin Jerez Hidalgo, kinesióloga especialista en reeducación pelviperineal y profesora de la Escuela de Kinesiología de la Universidad de Valparaíso.
Causas
Como sucede con cualquier otro conjunto de músculos del cuerpo humano, el que conforma el piso de la pelvis puede fallar debido al debilitamiento provocado por el desgaste natural o la edad avanzada, una sobreexigencia, alguna patología o un trastorno específico.
En los hombres, los más propensos sufrir este fenómeno -independiente de la edad- son quienes presentan cuadros de obesidad, tos crónica, enfermedades respiratorias agudas vinculadas al consumo de tabaco o que suelen levantar cargas pesadas o fueron sometidos a cirugías de vejiga, de la médula espinal y a intervenciones de próstata.
"Entre las enfermedades que dañan el tejido y los músculos pélvicos en el hombre, las más frecuentes son las prostáticas, que se dan debido a la hiperplasia benigna, que se observa en un 40 por ciento de los varones mayores de 50 años y en el 80 por ciento de los que tienen 75 años o más, y de la extirpación de la próstata. Los primeros suelen sufrir desde síntomas obstructivos de la micción, lo cual es referido por los pacientes como dificultad para vaciar su vejiga, o también de aumento en el número de veces que van al baño, además de debilidad en el chorro miccional. En los segundos, es más habitual el padecimiento de incontinencia urinaria y, en menor medida, cuando se trata de un cáncer de próstata agresivo, de incontinencia fecal", precisa la docente de la UV.
Otro gran grupo de patologías que también están vinculadas a problemas masculinos de piso pélvico son la eyaculación precoz y la disfunción eréctil.
Fortalecimiento
El principal camino a seguir para prevenir y eventualmente tratar estas disfunciones, pasa por la realización metódica de ejercicios de fortalecimiento muscular del piso pélvico, salvo en aquellos casos en que la causa del trastorno no sea susceptible de tratamiento fisioterápico.
En todo caso, lo importante es que ante el menor síntoma el paciente acuda primero donde un médico urólogo para que éste le diagnostique el problema, prescriba el tratamiento y luego lo derive con un profesional kinesiólogo especialista en reeducación pelviperineal. Esto último es importante, porque el kinesiólogo escogido debe ser capaz de evaluar la musculatura afectada y determinar el tipo de ejercicios o técnicas más adecuados para recuperarla.
"Para este problema existe una solución, ya que las alteraciones de piso pélvico puede ser tratadas de manera efectiva mediante la reeducación (entrenamiento) de la musculatura pélvica. A la larga el ejercicio sistemático hará posible que el paciente retome el control de la continencia, mejore la sensibilidad pélvica y recupere la función sexual", asegura la kinesióloga Karin Jerez.
Además del ejercicio, el entrenamiento pélvico considera herramientas como el biofeedback instrumental, que utiliza dispositivo de medición de la presión y, en base a eso, el kinesiólogo especialista dosifica con exactitud las series de ejercicios que el paciente debe realizar. Además está la electroestimulación (uso de corrientes biomédicas que ayudan a lograr la contracción en pacientes que tienen escaso control muscular o atrofia), los ejercicios posturales y la readecuación de los hábitos, que buscan establecer horarios para ingerir líquidos e ir al baño.
¿Qué mejora el ejercicio pélvico?
En el caso de los hombres, ejercitar el piso pélvico tiene múltiples beneficios. Primero, permite conocer y entender cómo funciona esa parte del cuerpo. También mejora la erección, ya que al fortalecer los músculos del pene mediante la realización de contracciones voluntarias favorece la circulación sanguínea y el trofismo de la zona. Otro aspecto positivo es que ayuda a controlar la eyaculación: si el suelo pélvico está fuerte se puede retrasar la eyaculación mediante la contracción de la musculatura perineal. Por último, el ejercicio en esta zona podría ayudar a prevenir la prostatitis, ya que favorece tanto el correcto vaciado de orina como de semen, evitando que queden restos en la próstata que puedan dar pie a una infección.