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Apolo 11. No hay gran misión sin anécdotas

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Una empresa tan increíble como llevar al ser humano a la Luna no estuvo exenta de nervios, imprevistos y preocupaciones, pero también de datos curiosos y anécdotas. ¿Quién confeccionó los trajes? ¿Cuántas banderas hay en el satélite terrestre? ¿Viajaron asegurados los tres astronautas de este hito?

Datos recopilados por Efe de técnicos que trabajaron en el operativo, del departamento de Cultura Científica del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) en España y de la NASA enseñan 11 de estas anécdotas y curiosidades.

La tripulación del Apolo 11 viajó sin seguro de vida, pues ninguna compañía quería asumir el riesgo. La solución la dio un grupo filatélico, creando tarjetas postales con un diseño especial y la firma de los tres, las cuales quedaron en posesión de sus familias por si la misión fallaba.

Los trajes espaciales de la misión Apolo 11 fueron confeccionados a mano por trabajadores de la marca de lencería Playtex. Estaban compuestos por 21 capas aislantes y protectoras hechas con diferentes materiales, como nailon, neopreno, teflón o nomex.

Horas antes del lanzamiento, una falla en uno de los satélites (el Intelsat III) amenaza la misión. Especialistas de la Compañía Telefónica Nacional de España y de la NASA consiguen una solución alternativa que garantiza la comunicación permanente con los astronautas.

"Este es un pequeño paso para un hombre, pero un gran salto para la Humanidad". ¿Un pequeño paso para 'el hombre' o para 'un hombre'? Niel Armstrong siempre insistió en que dijo para 'un hombre'. La tecnología le dio la razón casi cuatro décadas después.

La bandera de la misión Apolo 11 ya no está en el mismo lugar; la situaron demasiado cerca del módulo lunar y este la tiró al suelo cuando arrancaron los motores. Quedan otras cinco banderas de misiones posteriores, aunque ahora son blancas por la radiación ultravioleta.

La casa de subastas Sotheby's de Nueva York vendió por US$ 1,8 millones una bolsa con restos de polvo lunar utilizada por Armstrong. Podría ser la única muestra en manos privadas, ya que la mayor parte del equipamiento del Apolo 11 está en el Museo Smithsonian de Washington.

Buzz Aldrin ha sido el único astronauta que ha celebrado un oficio religioso en la Luna. Con el fin de concretar esta acción pidió permiso a la iglesia presbiteriana para poder tomar la comunión, por eso se llevó un lote compuesto de una forma sagrada y un poco de vino.

Tras la hazaña de llegar a la Luna, los astronautas se embarcaron en otra no mucho menor, una gira mundial que, entre otros países los llevó a España. Allí les regalaron tres trajes de luces y sus correspondientes monteras, que Armstrong, Aldrin y Collins se pudieron.

A 50 años de la misión del Apolo 11, y su llegada a la Luna

¿Viajó a la Luna un banderín del Independiente de Argentina? Boris Lisnovsky, extesorero y exvicepresidente de este club de fútbol, dice que sí. En su visita a Argentina, durante la gira mundial, Armstrong, relata el propio Lisnovsky, es el que devela que sí se llevaron el banderín.

La cocina espacial del Apolo 11 fue diseñada por la empresa Whirlpool, e incluía una pequeña nevera, un congelador, un horno con tres cavidades, un sistema de agua autocalentable, espacio de almacenaje y un dispensador para residuos secos y otro para húmedo.

La transmisión de la conquista de la Luna fue un hito para Chile

PROEZA. Nuestro país fue uno de los pocos en ver la señal original gracias a la labor que realizaron ingenieros de la en ese entonces Empresa Nacional de Telecomunicaciones.
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El Apolo 11 se preparaba para el alunizaje y en Chile un grupo de ingenieros trabajaba contrarreloj para lograr su particular hito: captar la señal satelital original de la NASA para ver en directo la llegada del hombre a la Luna por televisión.

El entonces Presidente del país, Eduardo Frei Montalva, había ordenado que los primeros pasos de un hombre en la Luna se transmitieran en directo por televisión e incluso declaró media jornada festiva para el día siguiente, para facilitar que todos los chilenos pudieran sentarse frente a sus televisores en la noche del domingo 20 de julio de 1969.

Millones de televidentes

Pero hace 50 años, cuando los televisores emitían sólo en blanco y negro y usaban antena, no había certeza de que se pudiera mostrar en directo algo que ocurría en otro lugar del espacio.

La señal enviada desde de la Luna iba a ser recibida en Australia, en la estación Honeysuckle Creek Tracking Station de la NASA. De ahí pasaría al satélite Geoestacionario Intelsat III F4, ubicado sobre el Pacífico, para llegar a la estación de Jamesburg en California (EE.UU.) y luego vía terrestre hasta la estación de la NASA en Houston (EE.UU.), desde donde finalmente sería transmitida al mundo.

La hazaña mediática tuvo un costo de US$ 11 millones y se calcula que participaron unas 1.000 personas en el proceso de producción, que al final logró poner a unos 600 millones de personas delante de sus televisores en la que sigue siendo una de las emisiones más vistas de la historia.

Los australianos fueron los primeros en recibir la señal y ver los primeros pasos del hombre por el satélite natural de la Tierra, pero no con mucha diferencia, a las 22.56 hora local, Chile logró ser uno de los pocos países del mundo que lo pudo ver conectado a la transmisión original, pese a que eso no estaba en los planes.

Así lo recuerdan en este 50 aniversario desde la entonces estatal Empresa Nacional de Telecomunicaciones (Entel) de Chile, que para contar con la transmisión directa de la señal original y no depender de retransmisiones posteriores, tenía que lograr engancharse en algún punto de esa red montada por la NASA, y el satélite Intelsat III F4 que estaba sobre el Pacífico le ofrecía una oportunidad.

A 100 kilómetros al sur de Santiago de Chile se encontraba -y sigue en activo a día de hoy- la estación satelital Longovilo, construida apenas un año antes por Entel para mantener en funcionamiento continuo las comunicaciones del país ante desastres naturales o cualquier eventualidad, y la única que entonces había en Latinoamérica.

La estación contaba con una antena satelital, "Longovilo 1", de 30 metros de diámetro, que apuntaba al Atlántico y que estaba destinada a la transmisión y recepción de señales internacionales.

Reorientar la antena hacia el Pacífico implicaba desconectar todo el tráfico internacional telefónico del satélite y dejar al país desconectado durante horas, pero era la única forma de dar cabida y soporte a la transmisión televisiva.

"Háganlo"

"Háganlo, un hito de esta importancia para la humanidad no podemos dejar de verlo", dijo entonces Frei Montalva, según rememoró Entel en un comunicado.

En el lugar, un grupo de ingenieros se esmeró a contrarreloj para redirigir la antena hacia el Pacífico y apuntar a un pequeño espacio entre los cordones de cerros que rodeaban la estación satelital, casi en el horizonte, para visualizar el Intelsat III F4 y captar la señal y llevar en directo ese histórico momento a los televisores chilenos.

"Sentíamos la responsabilidad, mucho nervios, pero sabíamos que lo podíamos hacer, siempre trabajamos como equipo muy integrado y sabíamos que éramos capaces de hacerlo", dijo a Efe Andrés Bravari, uno de los ingenieros que trabajó de la estación Longovilo ese día.

"Había presión para de no fallara nada y teníamos los nervios en punta", agregó Bravari, que en aquel entonces contaba con 24 años de edad.

Captó la señal

La señal emitida desde la luna fue captada por la estación terrestre de la NASA en Australia y luego fue enviada a California a través del satélite Intelsat III F4. La distancia era considerable, pero en ese viaje, la antena Longovilo 1 captó la señal.

Bravari recordó que ni siquiera los ingenieros norteamericanos que trabajaron con ellos creían que lo fueran a conseguir y subrayó que el hito de Chile consistió en "lograr tener una señal pura en las mejor condiciones técnicas posibles".

"(Vimos la llegada del hombre a la Luna) unos segundos después de que ocurrieran los hechos, en vivo y en directo. Chile fue uno de los pocos que lo pudieron ver", agregó el ingeniero.

" (Vimos la llegada del hombre a la Luna) unos segundos después de que ocurrieran los hechos, en vivo y en directo. Chile fue uno de los pocos que lo pudieron ver"

Andrés Bravari Ingeniero que trabajó ese día en la estación Longovilo de Entel