"Los problemas que tiene hoy el Congreso no son porque está en Valparaíso"
Tras el anuncio del presidente de la Cámara de Diputados de encargar un estudio para ver la factibilidad de trasladar el Congreso Nacional a Santiago, las alarmas volvieron a encenderse y los legisladores de la región rechazaron esa posibilidad en masa. Camila Rojas, diputada del Partido Comunes del Frente Amplio, se suma a esa ofensiva. Sin embargo, tiene diferencias que se relacionan con la comparación del funcionamiento del actual Parlamento con el que había antes del 73.
- Una vez más resurge la idea de trasladar el Congreso. ¿Qué le parece?
- En esta discusión hay que poner algunos elementos en la mesa. Cuando se dice que el traslado podría dar más eficiencia al trabajo a mí me parece que lo que podría dar más eficiencia sería tener más días de trabajo legislativo efectivo como por ejemplo, trabajar los días viernes. Segundo, si se trata de menos recursos la mejor manera de gastar menos plata es tener menos parlamentarios y por eso que hemos insistido en que debería haber un Congreso unicameral.
- Se critica la lejanía del Poder Legislativo del Ejecutivo. ¿Qué tan necesario es que funcionen en un mismo lugar físico?
- Cuando se habla de que la relación con el Ejecutivo sería más fácil de abordar estando en el mismo lugar, a nosotros nos parece que el problema central de la relación entre el Poder Legislativo y el Ejecutivo es el excesivo presidencialismo y eso no se soluciona mediante un cambio de lugar físico. Hoy los vetos, los tiempos de discusión a través de las urgencias, que haya materias de exclusividad presidencial, dependen del Gobierno y ese es el principal conflicto entre ambos poderes porque al final resulta que el Parlamento termina teniendo un rol secundario en materia legislativa.
- ¿La duda es si ha sido un aporte real a la ciudad?
- Bueno, cuando se instaló el Congreso en Valparaíso se hizo en un lugar donde había un hospital. Y en ese momento se prometió para Valparaíso desarrollo y de ese desarrollo lo cierto es que llegó poco o nada. Valparaíso se quedó sin hospital y sin un desarrollo sustantivo. Por lo tanto, considerando todos estos elementos -la eficiencia, los recursos y la relación con el Ejecutivo y especialmente de lo que significa para Valparaíso la permanencia o no de la sede legislativa- esta es una discusión que sale constantemente; o sea, desde los noventa se produce en promedio cada dos años y me parece que en el último punto, que tiene que ver con lo que significa para Valparaíso su presencia, es lo que hay que considerar porque lo otros argumentos tienen otras soluciones mucho más efectivas que el traslado.
- A su juicio, ¿el Congreso ha funcionado bien en Valparaíso?
- Para mí lo que hay que resaltar es que el Congreso en Valparaíso funciona. Sin embargo, hacer comparaciones respecto al funcionamiento que tenía el Congreso antes del 73 es complejo. En ese tiempo Chile era demasiado distinto. Aquí lo importante es que los problemas de funcionamiento que tiene hoy el Congreso no son porque está en Valparaíso. No olvidemos, además, que estamos a hora y media de Santiago.
- ¿Están los votos?
- En términos de sincerar posturas es muy evidente que quienes somos de la región preferimos que siga en la región e imagino que diputados de otras regiones no quieren que esté en Santiago; por último como un vestigio simbólico de descentralización. Los ánimos están divididos pero supongo que quienes son de la RM prefieren que se traslade hasta allá. Eso hace prever que el escenario está bien peleado.
-¿Tiene algún destino alternativo el actual edificio del Congreso o sólo le queda transformarse en un elefante blanco?
- La verdad es que creo que fue un edificio bien pensado para la función legislativa. De hecho no es un edificio muy amable ni siquiera para nosotros. Ahora, entre los argumentos que menciona el diputado Iván Flores para justificar su decisión del traslado está eso porque efectivamente no es un edificio muy cómodo. Claramente se le podría buscar un uso alternativo, pero en este minuto no se me ocurre qué podría ser. Eso dependería mucho de establecer cuáles son las necesidades de Valparaíso y por lo tanto que ese edificio se ponga a disposición de las necesidades de la comuna.
"Aquí lo importante es que nos parece que el problema central de la relación que se da entre el Poder Legislativo y el Ejecutivo es el excesivo presidencialismo y eso no se soluciona mediante un cambio de lugar físico"
"Se puede construir una mayoría que corrija esta distorsión democrática"
Los argumentos de quienes insisten en trasladar el Congreso cada dos o tres años establecen que no es lógico que el Congreso y el Gobierno funcionen de forma separada. El diputado (PS) Leonardo Soto, quien presentó un proyecto de reforma constitucional en esa línea, explica sus razones.
- ¿Por qué es partidario de trasladar el Congreso a Santiago?
-Es que no es natural ni usual en ninguna democracia del mundo que exista una separación física entre el Legislativo y el Ejecutivo. Son dos caras de la misma moneda. Los asuntos de Estado si bien son resueltos por el Poder Ejecutivo, gran parte de ellos suponen cambios legislativos que se desarrollan en el Congreso. Por tanto, debe existir una cercanía funcional y física entre dos instituciones que no se entienden funcionen por separado. Es una anormalidad democrática que se hayan establecido sedes en regiones distintas para ambos poderes del Estado, y más bien obedece a la particular concepción que tenía Pinochet en los 80 respecto de la democracia que se iba a inaugurar a partir de los 90.
- Algunos argumentos de los defensores es que el trabajo legislativo ha sido más eficiente en Valparaíso respecto al funcionamiento antes del 73: hay una asistencia en sala y comisiones del 90% y antes era de 40%.
- La verdad es que es difícil tener un margen de comparación. Hace 30 años que funciona el Congreso en Valparaíso y el ex Congreso terminó el 73, o sea hace 50 años, y no cabe hacer comparaciones sobre realidades que son totalmente distintas y distanciadas en el tiempo. Es como comparar el Congreso de 1920 con el de 1811. Estoy seguro que la asistencia en 1811, cuando se crea el primer Congreso en los inicios de la independencia, probablemente era completa. Pero no cabe hacer comparaciones históricas que obedecen a realidades y a constituciones y a funcionamientos completamente distintos. No se pueden comparar.
-Más allá de la separación física de dos poderes del Estado, ¿cuáles son los principales efectos negativos que tiene el estar en Valparaíso? ¿No ha funcionado bien?
- Los problemas que presenta esta distancia es que hace muy difícil la relación entre el Congreso y las autoridades de Gobierno toda vez que permanentemente se requiere la presencia de ministros, subsecretarios y otras autoridades para revisar cada una de las mociones legislativas para su tramitación en ambas cámaras. También requiere la presencia de altas autoridades de gobierno como jefes de servicios y ministros para ser fiscalizados, supervisados y controlados que es una de las cosas que realiza el Poder Legislativo. Y estas dos funciones se ven restringidas y muchas veces impedidas porque las altas autoridades del poder central suelen evadir con mucha frecuencia su presencia a las citaciones aduciendo problemas de agenda y dificultades en el traslado. En consecuencia la distancia entre el Congreso y el Gobierno central es una fuente de funcionamiento anormal. Y eso sin contar con los problemas de deficiencia económica que cuesta cada traslado de un ministro junto a sus equipos. Estos pagos no se harían si el Congreso funcionara en Santiago.
- ¿Cuál es la solución?
- Corregir la anormalidad democrática. Es una decisión política de primera urgencia que se debiera abordar a través de un proyecto de ley o de una reforma constitucional. Después hay que revisar la gradualidad con que esto se pueda producir. Actualmente no hay un espacio que permita el funcionamiento normal del Congreso con la conformación que hoy se tiene. Debe haber una gradualidad con varias etapas, una suerte de transición, que va a depender de los recursos que se inviertan para poder habilitar oficinas en el ex Congreso y en el barrio cívico. Pero es necesario dar el primer piso.
- ¿Están o no los votos?
- Hoy el Congreso atraviesa una de las crisis de credibilidad más fuertes y la ciudadanía no ve con buenos ojos que se hagan desembolsos por parte del Estado para nuevas dependencias en Santiago. Y esa opinión pública opera en favor de quienes quieren que las cosas sigan como hoy. Por eso tiene sentido el estudio encargado por el presidente Flores para valorizar cuánto cuesta instalar el Congreso en Santiago y establecer una gradualidad. Hasta ahora la mayoría ha querido que siga en Valparaíso, pero esta correlaciones de fuerza en un debate puede cambiar la historia y construir una mayoría que corrija la distorsión.
"Hace 30 años que funciona el Congreso en Valparaíso y el ex Congreso terminó el 73, o sea, hace 50 años, y no cabe hacer comparaciones sobre realidades que son totalmente distintas"