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La democracia de unos pocos

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En los últimos 30 años es difícil recordar algún período acádemico sin movilizaciones y universidades en situación de toma. Si bien uno puede compartir que muchas de las reivindicaciones y avances en políticas públicas han sido resultado de estos procesos, vale la pena esbozar algunas reflexiones sobre los costos que lleva consigo la instalación año tras año de un calendario de movilizaciones.

Primero es ver cómo nos situamos en un escenario donde nuestros egresados compiten globalmente, en virtud de lo cual el avance sostenido en educación y competitividad en el mundo desarrollado sigue su curso sin dar tregua. Esta imagen es brutal porque esa competitividad se ve afectada, dado que el tiempo de paralización altera el proyecto formativo de nuestros alumnos.

Lo segundo es que un grupo importante de universidades -en su mayoría privadas- nos hacemos cargo de formar a jóvenes provenientes de los quintiles más vulnerables, lo cual conlleva una necesaria nivelación porque su formación secundaria posee enormes carencias. Por lo tanto, el tiempo es un elemento fundamental en el proceso formativo de estos futuros profesionales y como institución no podemos estar ajenos a esta realidad. Esta programación anual se ve obviamente mermada con movilizaciones y espacios tomados, los que perjudican a quienes más oportunidades necesitan, coartando así el legítimo derecho de esa gran mayoría de estudiantes que sólo quieren continuar con las clases.

Pero también está esa mayoría silenciosa que sufre los costos de toda movilización: me refiero a los padres y madres de nuestros estudiantes que hacen enormes esfuerzos para sacar adelante a sus familias, buscando ese tan anhelado título, siendo muchos de ellos incluso el primer profesional en varias generaciones. Pero si de afectados hablamos, no podemos dejar de mencionar a los trabajadores, quienes no pueden ingresar a sus puestos laborales debiendo cumplir sus funciones en espacios reducidos para sacar adelante el proyecto educativo. A ellos se suman los proveedores que injustamente sufren los costos en sus operaciones y emprendimientos.

Estamos de acuerdo que en un país democrático como el nuestro todos tienen el derecho a manifestarse, pero debemos cuidar la forma y el fondo. Sin embargo, las tomas no buscan un espacio para el diálogo sino que radicalizan el movimiento. En este sentido, si entendemos la democracia como el lugar donde no se imponen posturas, la toma, en sí, sería un acto antidemocrático.

Escrito en Internet

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El presunto responsable del tiroteo, Patrick Crusius (21), habría publicado un texto en Internet hace algunos días, el cual podría referirse a las motivaciones del hecho, señalaron fuentes policiales a CNN. Su cuenta de Twitter hasta ayer permanecía activa, pese a que no publicaba desde 2017, año en que mostraba su respaldo al Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, así como a la construcción del muro en la frontera sur del país, donde una de las ciudades afectadas por la medida sería precisamente El Paso (en Texas, vecina de Ciudad Juárez, en México), donde hay una gran cantidad de población latina.

Juez argentino suspende a empresas de reparto por falta de medidas de seguridad

REPARTO. Rappi, Glovo y Pedidos Ya deberán entregar cascos e implementos reflectantes a sus trabajadores, así como una lista de ellos a la Justicia.
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El juez bonaerense Roberto Gallardo dictaminó suspender las actividades de las firmas de entregas a domicilio Rappi, Glovo y Pedidos Ya, hasta que demuestren que cumplen con los requisitos legales de seguridad para los repartidores que trabajan en bicicleta o moto.

La resolución de Gallardo busca regularizar las prestaciones de las empresas conforme el marco legal vigente, e "impedir que continúen produciéndose accidentes evitables, que cobren la vida o la integridad física de los empleados repartidores", señaló el Juzgado n° 2 en lo Contencioso Administrativo, citado por la agencia de noticias Efe.

La medida también pretende "prevenir y evitar situaciones que conlleven daños a la salud de la población por la eventual manipulación indebida de alimentos", e impedir "la distorsión de los sistemas de distribución a fin de que no sean utilizados para consumar ilícitos", como el microtráfico de drogas.

Objetos de seguridad

Gallardo destacó que las empresas autodenominadas "plataformas" deberán entregar a la Justicia, en un plazo de dos días -obligación impuesta hace más de siete meses y que aún se encuentra sin cumplir-, una lista completa del personal y la constancia de haber entregado "por su cuenta y cargo" la totalidad de los "implementos de seguridad vial exigidos por la ley", es decir, casco e indumentaria reflectante.

Las firmas, además, deberán entregar la acreditación de que el personal de reparto posee libreta sanitaria vigente, junto con las constancias de regularidad laboral y cobertura de seguros.

"Hasta tanto esas condiciones legales y judiciales sean cumplidas en su integridad, se ha decidido suspender la actividad de las empresas Rappi, Kadabra (Glovo), y Repartos Ya (Pedidos Ya)", remarcó el juzgado.

En caso de continuar produciendo envíos "por personal dependiente" de estas empresas "que no respeten íntegramente los requisitos legales y judiciales establecidos", la mercancía será decomisado por la policía, y las firmas sancionadas deberán pagar una multa de US$ 224, junto con bloquearse los pagos con tarjetas de crédito.

US$ 224 será la multa que deberán pagar las empresas en caso de incumplimiento, y se requisará la mercadería.