Aplican propiedades de la música para mejorar calidad de vida de personas que padecen enfermedad de parkinson
INNOVACIÓN. Investigadores analizan cómo determinados ritmos y sonidos pueden mejorar el pensamiento, la atención, la memoria y la interacción social.
Cerca de 7 millones de personas a nivel mundial padecen la enfermedad de Parkinson, cifra que podría aumentar en 2040 a las 12 millones, según datos entregados por el Journal of Parkinson Disease. En Chile existen más de 40 mil personas afectadas por esta enfermedad, con una mayor prevalencia en personas mayores de 65 años, de los cuáles un 30% no lo sabe.
Se considera que el Parkinson es el segundo mal de tipo neurodegenerativo más común después del Alzheimer, correspondiendo a un desorden crónico del sistema nervioso, capaz de causar una pérdida paulatina de la capacidad física y mental, llegando en algunos casos incluso a la discapacidad total. Si bien es cierto que por mucho tiempo se la calificó como una enfermedad propia del envejecimiento, en la actualidad se ha detectado su presencia en personas cada vez más jóvenes.
Uno de los desafíos que enfrentan los pacientes con Parkinson es que la enfermedad no tiene cura, aunque los medicamentos pueden contribuir a aplacar los síntomas, mientras que en algunos casos más severos incluso se recomienda una cirugía. La aplicación de ejercicios aeróbicos constantes por lo general entrega buenos resultados para el equilibrio, así como el entrenamiento del lenguaje puede ayudar a mejorar los problemas del habla.
En el último tiempo diversos estudios han señalado que las diversas propiedades que contiene la música podrían ayudar a las personas con esta enfermedad. En este sentido, investigar cómo la música puede ser beneficiosa para pacientes con Parkinson y cómo determinadas frecuencias pueden mejorar no solo la marcha al caminar, sino que también la forma de pensamiento, la cognición, el sistema de atención, la memoria y la interacción social, es el objetivo del estudio que la doctora Sonja Kotz desarrolla en la Escuela de Ingeniería Civil Biomédica de la Universidad de Valparaíso, por medio de un proyecto MEC, que incluye estadías académicas entre los años 2019 y 2020.
Actividad cerebral dinámica
La doctora Kotz, proveniente de la Universidad de Maastricht (Países Bajos), fue invitada por Wael El-Deredy, académico de Ingeniería Civil Biomédica UV, con quien ya habían realizado iniciativas académicas y de investigación de manera conjunta. Ambos científicos explican que la neurociencia cognitiva y clínica se enfrenta el desafío de que las aplicaciones de imágenes actuales no tienen en cuenta el hecho de que la actividad cerebral es altamente dinámica, por lo que el desarrollo de herramientas para la detección no invasiva y la monitorización de las transiciones del estado cerebral, que permiten diferenciar la función cerebral normal de la anormal, es vital para que la intervención temprana y las estrategias de rehabilitación tengan éxito.
Tal como señala Wael El-Deredy, "en la escuela de Ingeniería Civil Biomédica UV estamos desarrollando un nuevo método y herramienta que permite a los neurocientíficos detectar y predecir los cambios temporales en las redes cerebrales dinámicas que son inaccesibles utilizando las técnicas estándar de neuroimagen".
Intervención no invasiva
La doctora Kotz explica que su proyecto "busca analizar un cuerpo de datos que comencé a desarrollar en el Instituto Max Planck, en Leipzig, Alemania, sobre personas sanas y pacientes con Parkinson antes y después de una intervención específica para ver si les ayudaba a mejorar los síntomas de la enfermedad, en especial la actividad motora, detectando cambios en la red cerebral".
"Estas experiencias demostraron que la forma de entrenamiento de los pacientes con un estímulo predecible en su estructura temporal, como la música, los ayudaba no solo a mantener la marcha, sino que además mejora su forma de cognición e interacción social, la memoria, pero también cómo piensan respecto de su propia posición y el entorno, de lo cual anteriormente no había registro", añade.
La investigadora asegura que "la ventaja de la música es que uno puede vivir con ella, la mayoría de la gente dice que es algo agradable, fácil, o que no interfiere en sus vidas, muy distinto a poner electrodos por todo su cuerpo. El Parkinson ya no es una enfermedad de envejecimiento, hoy está cada vez más presente en personas jóvenes, por lo que se vuelve relevante usar la música, buscando el ritmo más adecuado para esa intervención".
Personalizar la medicina
"La tendencia actual es personalizar la medicina, porque sería genial predecir qué pacientes se van a haber beneficiados por esa forma de intervención. Si los pacientes usan música que les gusta, es más fácil y obtienen mejores resultados. Originalmente se usaba música de bandas de marcha, pero a los jóvenes no les gustaba, preferían el tecno y cuando nos dimos cuenta que era el mismo ritmo comenzamos a utilizarlo con buenos resultados. Si da la misma frecuencia, no importa qué tipo de música sea, lo relevante es que les guste y la disfruten, porque la música motiva el movimiento, especialmente en el caso del Parkinson", asegura.