Secciones

  • Portada
  • Actualidad
  • Opinión
  • Actualidad general
  • Vida Social
  • Espectáculos
  • Cartelera y Tv
  • Servicios
  • Clasificados
  • Deportes

Carlos Urbina: Una ilusión que arranca en Playa Ancha y crece en la Escuela de Jinetes

HÍPICA. Joven de 22 años, nacido en el sector de Puertas Negras, es uno de los seis aprendices de nuestra zona que por estos días se encuentra en la capital.
E-mail Compartir

Juan Carlos Moreno A.

Carlos Urbina nació hace 22 años en el sector de Puertas Negras, en la parte más alta de Playa Ancha. Al escuchar su nombre los amantes de la hípica lo relacionarán de inmediato con el histórico preparador de caballos, sin embargo, el joven porteño aclara de inmediato que lo único que le une con el ganador de la estadística viñamarina es su pasión por los caballos.

Urbina es actualmente uno de los seis representantes locales en la Escuela de Jinetes (ver nota relacionada), entidad que funciona diariamente en el Club Hípico de Santiago y que es el primer paso en Chile para convertirse en un látigo profesional.

Es una nueva jornada fría de trabajo y el joven porteño recuerda como si fuera ayer sus primeros días el en el histórico recinto de avenida Los Castaños, cuando un amigo lo llevó hasta el sector de las caballerizas, en donde tuvo la oportunidad de conocer a Enrique Laguna, quien se convertiría en el hombre que lo impulsó a seguir ligado a la actividad, primero como cuidador de sus ejemplares, para luego trasladarse hasta Santiago para cumplir su gran sueño: "Convertirse en el mejor jinete nacional".

"Yo tenía 12 años y desde el primer minuto que tuve la posibilidad de conocer el día a día del Sporting me quedó gustando y me entró el 'bichito' por ser jinete", asume con entusiasmo.

Nada es sencillo

Con un metro 60 de estatura y 52 kilos, Carlos Urbina asume que "en la vida de pronto las cosas no son tan sencillas como uno espera y por ello es que en cada jornada hay que poner mucho esfuerzo".

Para cumplir su sueño e ir hasta la Escuela de Jinetes en la capital, el playanchino ha debido superar varios inconvenientes, los que han ido desde una inicial negativa por parte de su familia hasta la necesidad de quedarse en Santiago.

"Hasta el momento lo más difícil es estar solo porque yo no tengo familia en Santiago.... allá estoy con un amigo casi de allegado", asume, quien se reconoce tener a Jeremy Laprida y a Luis Torres como sus grandes ídolos en el turf nacional.

Sin embargo, Urbina tiene muy clara la forma de llegar al éxito y cumplir con el anhelo de correr a fines de este 2019.

"Como en toda actividad las claves son el ser responsable los siete días de la semana y, por sobre todo, el mantener la humildad y que tus pies sigan bien puestos sobre la tierra", sostiene con seguridad, admitiendo que la vida de los jinetes está marcada por las luces y las sombras: "Hay que cuidarse cuando estas bien y cuando estas mal... esto de la hípica es como una 'montaña rusa' y hay que tener cuidado de no caerse".

Dispuesto a pararse

Carlos Urbina estudió hasta octavo básico para luego dedicarse cien por ciento a su sueño de ser jinete.

"Dejé los estudios cuando era chico para entrar a trabajar acá (en el Valparaíso Sporting) y cuando el año pasado iba a entrar al club me quebré un pie cotejando y mis padres me insistieron en que no querían que siguiera con esto, pero yo estoy decidido y dispuesto a cualquier sacrificio", insiste: "Esta actividad tiene mucho sacrificio. Acá hay que levantarse todos los días temprano con sol, lluvia o granizos; acá no hay feriados, pero yo estoy dispuesto porque es mi pasión".

Y tan claros como los plazos y objetivos que hoy tiene, Urbina reconoce que "quiero llegar a ser considerado dentro de los mejores jinetes de Chile, correr mi primer Derby en la pista que me vio entusiasmarme con ser jinete y luego irme para afuera, ojalá a Estados Unidos, en donde están las ligas mayores".

La lucha: Cuestión de peso

Es otro de los sacrificios que Carlos Urbina asegura estár dispuesto a enfrentar de cara a la opción de ser un jinete profesional. La lucha contra el peso es algo de todos los días y el nacido en el sector de Puertas Negras en la parte alta de Playa Ancha lo sabe. "Hasta el momento no he tenido ese problema, pero tengo claro que la mayoría de los jinetes pelea con el peso y si hay que hacerlo tendré que dejar algunas comidas de lado, aunque a veces cuesta muchísimo", sostiene, insistiendo en que "estoy de cumpleaños el 19 de enero y para esa fecha quiero estar corriendo como jinete profesional".

"Esta actividad tiene mucho sacrificio. Acá hay que levantarse todos los días temprano, con sol, lluvia o granizos; acá no hay feriados, pero yo estoy dispuesto porque es mi pasión"

Carlos Urbina, Aprendiz de jinete


Seis jóvenes de la zona quieren ser látigos profesionales

Junto con el porteño Carlos Urbina son otros cinco los jóvenes de la zona que actualmente se encuentran en la Escuela de Jinetes buscando una futura oportunidad en las pistas de pasto y arena de los hipódromos nacionales.

Con Urbina se encuentran trabajando Nicolás Ramírez, José Eyzaguirre, Felipe Tapia, Hans Vega e Iván Vargas, a todos quienes los une su pasión por los cabellos.

Cabe destacar que los actuales requisitos para ser parte de la escuela que se desarrolla toda la semana en las dependencias del Club Hípico son el tener no menos de 18 años y, al menos el octavo básico rendido, además de haber realizado durante dos años alguna labor relativa a la disciplina.

El Viña del Mar, el encargado de enviar a los chicos hasta la escuela es el preparador Enrique Laguna.

El experimentado trabajador del Valparaíso Sporting reconoce que "lo primero que uno ve es la motivación por llegar a ser un jinete, la responsabilidad en su trabajo y físicamente, que sea un chico liviano".

"Me pone inmensamente feliz que sean cada vez más los interesados en llegar a la Escuela de Jinetes en busca de mayores posibilidades en esta actividad", sostiene.

La Escuela de Jinetes funciona en la capital con dos "profesores de cancha", quienes actualmente son el internacional Adolfo González y Carlos García. A ellos se suman un psicólogo, un sociólogo, un veterinario que busca entregar los conocimientos básicos respecto de los caballos, y un nutricionista.

Hoy son 16 los jóvenes que diariamente laboran en la Escuela de Jinetes con la ilusión de ser protagonistas del turf nacional e internacional, en una jornada que arranca a las 8.15 de la mañana y se extiende hasta el mediodía.

La estadía en la escuela es de un año para luego poder correr en las pistas de los cuatro hipódromos del país.

22 años tiene el porteño Carlos Urbina, quien hoy se encuentra en la Escuela de Jinetes en Santiago.

16 son los aprendices de nuestra zona que buscan transformarse a fines de año en jinetes profesionales

18 años deben tener los jóvenes que se interesen en llegar a la Escuela de Jinetes con 8° básico rendido.