El desarrollo de Viña del Mar se concentró inicialmente hacia el interior y en el caso de la Población Vergara, al oriente de la avenida Libertad, con valiosas construcciones entre las que destaca el Palacio Rioja y su parque aledaño.
El sector poniente acogió industrias y poblaciones de trabajadores, además del subsistente muelle unido a la fenecida CRAV por una vía ferroviaria.
La gran inyección que gatilló el desarrollo de un área considerada "sólo arenales" fue la radicación Casino Municipal, en 1931, generando un crecimiento residencial que elevaría el valor del suelo y terminaría con industrias y poblaciones. La construcción de la avenida Perú, en 1943, tras el Casino, hizo que residentes y visitantes "descubrieran" el borde costero, consolidando así una realidad urbana que se tradujo en inversiones inmobiliarias, hoteleras y gastronómicas que continúan actualmente sumando locales nocturnos.
Con el objeto de aprovechar esta dinámica, 32 empresarios gastronómicos del sector firmaron un convenio con el Servicio de Cooperación Técnica del Ministerio de Economía (Sercotec), entidad que, en un plazo de 3 años, aportará 72 millones de pesos, a los que se agregará un aporte por 11 millones de los propios empresarios.
Se busca así fortalecer el sector, mejorando sus condiciones y también la gestión del grupo, que espera sumar a otros 38 empresarios. "Esperamos continuar con el resurgimiento del turismo del sector; el que ha ido mejorando con los años y se le puede sacar mucho provecho", afirmó el presidente de la Asociación Barrio Poniente, Javier Álvarez, al firmar el convenio.
Pero este desarrollo, debido a sus externalidades negativas, no es bien mirado por la Junta de Vecinos Casino, que ha llegado a presentar un recurso de protección ante la Corte de Apelaciones, tal como lo hicieran en busca de la tranquilidad perdida los residentes del entorno de la plaza Aníbal Pinto de Valparaíso.
María Adela Baeza, presidenta de la organización vecinal, califica la actuación de la Municipalidad en este caso como "una puñalada en la espalda" existiendo el mencionado recurso que busca "protección a favor de una real mejora y fiscalización en el barrio".
La realidad es que la delincuencia, siempre alerta, es un hecho asociado al desarrollo comercial del sector. Hay robos, droga y violencia. También se quejan los vecinos de contaminación acústica y desórdenes nocturnos, además del eterno problema de los estacionamientos y sus "cuidadores".
Hay que reconocer que el turismo es una actividad económica importante, pero en su desarrollo debe trabajar por también la convivencia y respeto a los residentes, aspecto en el cual la Asociación Barrio Poniente debe prestar permanente atención, junto a una acción proactiva de la autoridad.