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ENTREVISTA. francisco bezanilla, biólogo, biofísico y fisiólogo chileno, miembro de la Academia de Ciencias de Estados Unidos:

"La ciencia aquí se ha recuperado, yo creí que era irreversible lo que pasó durante la dictadura"

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Cristián Rojas M.

El biólogo, biofísico y fisiólogo Francisco Bezanilla es uno de los científicos chilenos más destacados a nivel mundial, miembro de la Academia de Ciencias de Estados Unidos, profesor emérito de la Universidad de California Los Ángeles y parte del Centro de Neurociencias de Valparaíso (CINV), donde está desarrollando una investigación con nanopartículas de oro que, en la próxima década, podría llegar a aplicarse para restaurar la visión.

Actualmente reparte su tiempo entre Chile y Estados Unidos, donde está "radicado pero poco a poco volviendo a Chile, la idea es que voy a estar viniendo bastante seguido dentro de poco, y eventualmente todo el tiempo".

Francisco Bezanilla emigró a EE.UU. en busca de mejores perspectivas para su trabajo científico y volvió en 1974, manteniéndose en el país hasta 1976. "Hice un postdoctorado en Estados Unidos y cuando volví en el año 74 la situación en la universidad era muy primitiva, mucha gente se había ido, ya no había ninguna prioridad sobre la ciencia, así que el año 76 me devolví a Estados Unidos y ahí tomé una posición permanente en la Universidad de California Los Angeles (UCLA)".

- ¿Y cuál es su evaluación sobre el estado actual de la ciencia en Chile?

- Increíblemente mejor de lo que estaba en esos años. En otras palabras, la ciencia aquí se ha recuperado, porque yo creí que era una cosa irreversible lo que pasó durante la dictadura militar, que fue un desastre para la ciencia. La universidad es donde está el pensamiento, pero pasó que los militares dijeron "esto no puede ser así" y pusieron de rector de cada universidad a un militar, un aviador o un marino, y esos tipos no saben lo que es una universidad, entonces no había ninguna prioridad para la ciencia. En el año 74 teníamos que comprar hasta el papel higiénico, porque la universidad no nos daba absolutamente nada, y el año 76 eso ya no dio para más.

Investigación

Bezanilla llegó hasta el Parque Cultural de Valparaíso para ser parte del 73° Simposio de la Society of General Physiologists, que por primera vez se hace fuera de Estados Unidos, esta vez en conjunto con el encuentro anual de la Sociedad de Biofísicos Latinoamericanos. El evento es organizado, además, por la Universidad de Valparaíso y su Centro Interdisciplinario de Neurociencias, y viajaron cerca de 500 científicos de primer nivel mundial.

Allí expuso sobre los mecanismos de "cómo los canales iónicos sienten el voltaje potencial de la membrana y pueden abrirse, estudios que relacionan estructura con función. Esto es crucial para producir el impulso nervioso, y para nosotros es fundamental entender cómo funcionan estos canales".

- ¿Cuándo comenzó a investigar esta materia?

- Estos estudios empezaron hace mucho tiempo, y en mi caso, el inicio fue en el laboratorio de Montemar (Estación de Biología Marina de la Universidad de Valparaíso, actualmente Facultad de Ciencias del Mar y de Recursos Naturales de la UV). Entonces en mi exposición tuve la oportunidad de mostrar no solamente los nuevos avances, sino que también la historia del laboratorio de Montemar, que se inició en la Estación de Biología Marina, después pasó a la casa del frente, que está en el otro lado de la calle, donde está el Laboratorio de Fisiología Celular, que empezó en el año 1965. Y después estuvo a cargo de Mario Luxoro, que lo mantuvo funcionando y salieron muchos estudiantes de ahí. Pasó que después del año 90 Mario Luxoro se retiró y el laboratorio se cerró. Nosotros volvimos después con Ramón Latorre (actual director del CINV) y Miguel Holmgren a iniciar los estudios el año 2008. Volvimos nuevamente, Mario nos abrió el laboratorio y resucitamos ese laboratorio con la ayuda enorme del CINV, pero ese laboratorio todavía está a cargo de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, que el mes pasado decidió arrendar el espacio a la constructora que está haciendo un edificio al lado, así que tuvimos que sacar todo y nos fuimos de vuelta a la Estación de Biología Marina, donde nos recibieron con los brazos abiertos, dándonos un espacio; así que estamos nuevamente instalados donde empezamos todo.

- ¿En qué consiste su trabajo con nanopartículas de oro?

- Hemos encontrado que hay una manera de estimular neuronas usando luz, y los traductores de esa luz son las partículas de oro, o también puede ser grafito o nanotubos de carbono, o sea, hay muchas maneras de hacerlo, pero las partículas de oro es una de las formas más eficientes. La idea de esto es que, usando luz, uno puede estimular células y con eso estimular una región del cerebro en forma específica y estudiar cómo esa parte del cerebro funciona. Ahora, que eso se pueda aplicar después, eso no es parte de lo que yo estoy haciendo.

- ¿Y qué aplicaciones podría tener?

- Fundamentalmente para entender cómo funciona el sistema nervioso, porque uno cuando tiene un complejo de muchas neuronas, uno quiere saber qué está haciendo esta neurona afectando a la de al lado, entonces lo que uno hace es estimular esa neurona, y es muy complicado hacerlo con electrodos, ya que poniendo electrododos de metal uno no estimula muy específicamente, en cambio con esto uno puede estimular exclusivamente lo que uno quiere y disecar, en ese sentido, la funcionalidad del cerebro en esa forma. Esa es una aplicación. Ya lo hemos probado en retinas aisladas y funciona. Uno estimula las neuronas directamente, saltándose los fotorreceptores. Hay gente que ha perdido los fotorreceptores y tiene unas neuronas, por lo que sería una manera de restaurar la visión, pero eso todavía no está, todavía se requiere trabajo en animales.

- ¿En cuántos años estima que podría llegar a aplicarse para restaurar la visión?

- Depende de cómo vayan las investigaciones, pero pueden ser quizás cinco años, o diez años, es imposible para mí predecirlo.

- ¿Dónde está desarrollando ese trabajo?

- Ese trabajo lo estamos desarrollando en la Universidad de Chicago, y ahora estamos en colaboración con Ramón Latorre para desarrollar estos mismos estudios con nanopartículas aquí en Chile también en el Centro Interdisciplinario de Neurociencias de Valparaíso, del cual soy parte. Por supuesto que esto se va a hacer en Montemar.

- ¿Qué áreas de investigación pretende desarrollar en el corto plazo?

- En el corto plazo son varias cosas que estamos haciendo, todavía estamos investigando los detalles del sensor de voltaje y cómo se acopla a la apertura del canal iónico, tanto en el canal de potasio como en el canal de sodio, que son los responsables del impulso nervioso. Al mismo tiempo estamos desarrollando un poquito más la biofísica, el entendimiento de cómo funciona la opticapacitancia, que significa el cambio de la capacidad por temperatura, que se puede aprovechar para estimular una neurona o una célula excitable en general. Estamos investigando los detalles para extender el tipo de estímulos, que no solamente sea luz, sino también radiación electromagnética, por ejemplo.

"En el año 74 teníamos que comprar hasta el papel higiénico, porque la universidad no nos daba absolutamente nada, y el año 76 eso ya no dio para más" "Hice un postdoctorado en Estados Unidos y cuando volví en el año 74 la situación en la universidad era muy primitiva, mucha gente se había ido, ya no había ninguna prioridad sobre la ciencia, así que el año 76 me devolví a EE.UU."

"Pusieron de rector de cada universidad a un militar, un aviador o un marino (...) entonces no había ninguna prioridad para la ciencia"