Inclusión para la discapacidad , una oferta exclusiva
La inclusión se entiende como el reconocimiento de un otro distinto, o como un término que permite accionar mejoras para ayudar a personas que por su condición están en un grupo minoritario de la sociedad. Esta mirada segrega y nos separa entre aquellos que se definen como "normales" que asisten a personas "especiales" y aquellos que valen menos (minusválidos) que necesitan de un trato especial para desenvolverse.
Chile ha avanzado poco a poco en cambiar este paradigma. La ley 20.422 garantiza condiciones básicas para el diseño de espacios públicos, lo que viene a saldar una deuda de larga data. Después de todo el Estado debe velar por los derechos e igualdad de oportunidades de todas las personas, sin distinción.
Sin embargo, esto sucede solo en el ámbito de lo público. En el ámbito privado, y en lo referido a la rehabilitación, el Estado aún descansa en obras de caridad como la Teletón, que, si bien es loable, ha naturalizado una mirada asistencialista que nos hace a pensar que la rehabilitación se resuelve con una ida al banco a depositar. Ese aporte es necesario, pero claramente insuficiente.
Los ajustes razonables de las condiciones de habitabilidad y las ayudas técnicas (sillas de ruedas, prótesis, etc.) son fundamentales, y es donde la oferta disponible y de calidad es exclusiva, considerando que una silla de ruedas eléctrica alcanza fácilmente los 2 millones de pesos, un calzado adaptado para niños no menos de 100 mil, solo por nombrar algunos de los elementos más básicos.
La Universidad Viña del Mar ha apoyado el desarrollo de proyectos e investigación. Una muestra de ello es "Movinclu", proyecto liderado por estudiantes y docentes de las carreras de Diseño y Kinesiología y se basa en el diseño de una bicicleta adaptada para niños con parálisis cerebral fabricada con placas de terciado, fácil de ensamblar, de bajo costo y que se compartirá en plataformas de código abierto para ser descargada de forma gratuita desde cualquier lugar, lo que permitirá fabricarla con costo ínfimo si lo comparamos con la oferta formal y que permite activar las "inteligencias colectivas" en las personalizaciones y mejoras del diseño. Acciones como esta deben replicarse, no solo en el ámbito académico, sino también en la empresa privada.
Esto será un aporte, sin embargo, la inclusión requiere un cambio de paradigma. Pensar y construir una sociedad que reconozca las diferencias como un valor, donde todos aportamos en la construcción de una sociedad con propósitos comunes.
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