Una nueva jornada de filas en los supermercados y en los paraderos de buses se vivió en Santiago, aunque las primeras se volvieron más expeditas gracias a la apertura de más establecimientos.
De todos modos, varias cadenas siguen con horarios restringidos debido al toque de queda y cuando sus locales están abiertos, dejan ingresar a los clientes por grupo.
Nuevamente las personas se volcaron hacia el comercio para abastecerse de alimentos y otros artículos. Los almacenes y las ferias son muy visitadas y en algunas tiendas de abarrotes temen por no contar con suficientes provisiones ante la alta demanda y los intentos de ataque que ha habido contra camiones distribuidores. Desde el Gobierno, la cifra de empleos perjudicados ya se estima en 30 mil, y esperan que no haya despidos. Las reparticiones públicas abrieron en su mayoría, incluyendo consultorios y otras oficinas.
Las clases fueron retomadas en muchas comunas de la zona metropolitana, aunque hoy seguirá la suspensión en Santiago, La Florida, Maipú, Ñuñoa, Providencia y San Bernardo. En otras regiones del país, la suspensión se mantiene en varias comunas donde hay toque de queda. Muchas universidades, asimismo, mantienen sus actividades suspendidas e incluso decidieron hacerlo por toda la semana.
En cuanto al Metro de Santiago, además de la línea 1, retomaron sus operaciones las líneas 3 y 6, cuyos vagones pudieron detenerse en algunas de sus estaciones. De todos modos, la línea 1 debió cerrar varias de sus estaciones antes de lo previsto, a causa de las manifestaciones. El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, cifró ayer en al menos US$ 350 millones los daños a la infraestructura pública producto de los hechos de violencia en el país. "Los costos son bastante potentes", dijo en entrevista con T13. "Solo la reconstrucción del Metro y algunos edificios públicos, sucursales de BancoEstado, en fin, (está) en torno a los 350 millones de dólares", precisó.
El índice de la Bolsa cayó 1,65% en la jornada de ayer. Enel marcó caída de 5,38%.