El mandatario boliviano Evo Morales ayer se declaró ganador de las elecciones presidenciales por cuarta vez consecutiva, pese a que, al cierre de esta edición, continuaba en curso el conteo de votos, en medio de protestas por un posible fraude por parte del Gobierno debido a la publicación de dos resultados distintos la madrugada del martes, mientras que las elecciones fueron el domingo.
"Ya ganamos en la primera vuelta, falta por computar 1,58%, pero ya ganamos con el voto rural", dijo el Presidente poco después que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) divulgara los resultados tras la revisión del 98% de los sufragios.
El organismo, al cierre de esta edición, informaba en su página web el cómputo del 99,12% de los votos, donde Morales reunía el 46,52%, y el candidato opositor, el ex Presidente Carlos Mesa, 36,92%.
La ley boliviana otorga la Presidencia a quien reúna más del 50% de las preferencias, o el 40% más 10 puntos porcentuales. En este caso, la diferencia era de 9,6. La Organización de Estados Americanos (OEA), pese al resultado, recomendó la realización de una segunda vuelta, con el objetivo de despejar las dudas.
"El voto del campo será decisivo para nuestra victoria. ¿Cómo es posible que algunos grupos no reconozcan el voto de los indígenas? Ahora opositores se reúnen en una coordinadora discriminadora. El verdadero fraude es mandar a quemar los votos. Mi delito es ser un Presidente indio", escribió Morales en su cuenta de Twitter.
"Reiteramos nuestro pedido de auditoría al cómputo de la votación", agregó el mandatario horas después de asegurar su reelección. "Vamos a defender la democracia y los resultados de la elección. Si el resultado final dice que se vaya a segunda vuelta, vamos a ir y si el cómputo dice que no hay segunda vuelta también lo vamos a respetar", indicó.
Movilización pacífica
Tras conocerse el informe del tribunal electoral, Morales dijo que "todo el pueblo boliviano sabía que (Mesa) era un cobarde, ahora se ha demostrado que no solamente era un cobarde, había sido un delincuente", acusando que el candidato opositor pagó a jóvenes para que protestaran en las calles, señaló el diario altiplánico La Razón.
"Defender a un cobarde, a un delincuente, de aquí a poco tiempo se van a dar cuenta, a quien con engaños con mentiras, con plata o con notas", agregó el Presidente.
En respuesta a ello, el candidato de derecha publicó en la red social una resolución donde afirma "que el partido de Gobierno ha ejecutado un gigantesco fraude electoral y que las autoridades electorales (varias de las cuales renunciaron) han llevado un proceso plagado de irregularidades, tal como lo ha visibilizado el informe de la MOE (Misiones de Observación Electoral) de la OEA".
La ciudadanía, a juicio de Mesa, "ha demostrado, con su movilización permanente, que no está dispuesto a permitir una nueva burla a su voluntad expresada en las urnas, como la perpetrada después del Referendo del 21 de febrero de 2016", cuando ganó la negativa a que Morales se presentara como candidato por un cuarto periodo presidencial.
La oposición "exigió" la realización de una segunda vuelta, "administrada de manera idónea, independiente e imparcial", señaló Mesa en Twitter y sostuvo que "nos mantendremos en movilizaciones pacíficas hasta lograr el respeto de la voluntad popular".
Crisis
El analista político de la Universidad Católica de Bolivia, Jorge Dulón, señaló a Associated Press que "estamos en el inicio de una crisis que afectará la estabilidad social, política y económica; que de prolongarse podría asfixiar al país".
En medio del lento conteo de votos, el martes renunció el vicepresidente del TSE, Antonio Costas, por discrepancias internas. Dulón recordó que el organismo venía "muy cuestionado por su relación cercana con el Gobierno", ya que sus siete miembros fueron elegidos por la Asamblea Legislativa dominada por el oficialista Movimiento al Socialismo (MAS).
2016 en un referendo ganó la negativa a que Evo Morales se presentara para la reelección.
2 resultados distintos publicó el tribunal electoral, desencadenando una ola de protestas.