Marchas "pacíficas"
Las mal llamadas marchas pacíficas, pues nada tienen de eso, sólo sirven para dar paso a actos vandálicos.
Ayer (4 de noviembre), en la tarde, en la esquina de 6 Norte con la Av. Libertad, en Viña del Mar, una de las tantas marchas pacíficas autorizadas se concentró en este sector hasta que finalmente los iluminados encapuchados sacaron las protecciones de los vidrios del Banco de Chile para hacer barricadas y luego saquear todo local que pudieran. Atacaron a carabineros, que hacían lo que podían. Era toda una turba armada con palos.
Los derechos humanos de los locatarios de los locales afectados no existen, perdieron mucho con los saqueos y nadie les responderá.
La gran mayoría de los chilenos quiere vivir con seguridad, la cual debe ser brindada por el Estado, y en una democracia que no sea una democracia vandálica, terrorista y oportunista. El Presidente tiene la obligación de restablecer el orden público, reponer el Estado de derecho, dar tranquilidad y seguridad a todos los chilenos, pero hasta ahora nada de esto se ve. Más bien hay una imagen de un desgobierno que de no reaccionar, llevará al país al despeñadero.
Basta ya, Presidente. Reaccione.
M. Cristina Ruiz-Tagle L.
Inteligencia y disuasión
A fin de prevenir y evitar las situaciones de violencia y de destrucción masiva que hemos visto en estos días, son fundamentales los análisis de inteligencia y estratégicos, pero ellos por sí solos no bastan si no van acompañados de una efectiva disuasión o represión, en el caso de que la disuasión no se logre.
La disuasión tiende a impedir que delincuentes, subversivos y terroristas cometan sus fechorías -pillaje, incendios, atentados explosivos, bloqueos de carreteras, destrucción de medios de transporte, de puertos y aeropuertos, de torres de alta tensión, de cadenas de distribución de alimentos, de combustibles, de medicamentos, de agua y otros servicios básicos o de utilidad pública; ataques a edificios u oficinas de servicios públicos, a residencias particulares, a iglesias, etc.- mediante un conjunto de disposiciones que constituyan amenazas suficientes. La disuasión impide tales fechorías amenazando con el empleo de la fuerza; de la violencia legítima del Estado.
Adolfo Paúl Latorre
Rol de los alcaldes
Uno de los resultados del estallido social de los últimos días, junto con poner las demandas sociales sobre la mesa, ha sido la "revalorización" del rol de los alcaldes y alcaldesas. Por años los municipios clamamos por más recursos y más autonomía, de manera de asumir la función de gobiernos locales que puedan dar rápidas respuestas a las problemáticas de nuestra gente.
Hoy la cercanía con el ciudadano, el contacto diario con el vecino y su realidad da la oportunidad, con la etapa de diálogo que se ha abierto, donde se necesitan interlocutores válidos que aseguren que lo se habla tenga resultados, que los municipios seamos articuladores importantes y confiables.
Para que los conversatorios, cabildos o diálogos ciudadanos tengan éxito y sean fidedignos requieren de moderadores neutros que permitan la discusión y concreción en las conclusiones. Por ello, si entendemos que los alcaldes y municipios representan a la comunidad y que deben tener como objetivo central el crecimiento y desarrollo de las ciudades, donde la solución a problemas concretos supera a las ideologías, claramente nuestro rol debe ser preponderante.
En este debate actual se abre una oportunidad para plantear nuevamente la descentralización, que por años hemos clamado, y actuar desde el diálogo y la empatía, con señales claras de búsqueda de soluciones, desde lo local hacia lo nacional.
Daniel Morales Espíndola Alcalde de Limache y presidente de la Asociación de Municipalidades, Región de Valparaíso
Parlamentarios
Por estos días, muchos de nuestros políticos han hecho alarde de su "humildad" para "asumir" la responsabilidad que les cabe a cada uno en esta "crisis social", con "demandas" que se arrastran por décadas -post dictadura-, como también para "escuchar" al pueblo.
Para estar a la altura de las circunstancias, han acelerado el trabajo en el Congreso, llegando a suspender "la semana distrital" de octubre, en pro de.
Como para congraciarse con el pueblo "enardecido", en el marco de estrechar la brecha entre los que ganan más y los que ganan menos, empezaron en la Cámara aprobando "la idea de legislar" sobre "la rebaja de la dieta", tanto para ellos como para senadores; añadiendo el proyecto sobre "fijación de límite para la reelección".
Si a esto agregamos la aprobación de "la idea de legislar" sobre "la rebaja de la jornada laboral" de 45 a 40 horas semanales, iniciativa presentada por la dupla PC Cariola/Vallejo, ¿cuánto tiempo deberá esperar la señora Juanita para ver que estos proyectos sean leyes y entren en vigencia? ¿Seis meses? ¿Uno, dos años?
Jorge Saavedra Moena
Ambiente convulsionado
Chile despertó, pero todavía está muy turbado.
José Luis Hernández Vidal