Claudio Ramírez
Según el último informe de deuda morosa elaborado en conjunto por Equifax y la Universidad de San Sebastián, el monto promedio de morosidad ha ido subiendo gradualmente en el país, pasando de $1.313.466 en junio de 2015 a $1.818.339 en junio de este año. En el caso particular de la Región de Valparaíso, la cifra es levemente inferior al promedio nacional, situándose en la suma de $ 1.660.026, pero igualmente va en permanente ascenso. Además, esta cifra supone un incremento de 11% en relación a 2018, donde alcanzó un monto de $ 1.500.421.
"Sin lugar a dudas que uno no puede sino empatizar con este sentimiento social de la frustración que es trabajar los 30 días del mes para que el día 5 ya no te quede sueldo. Y si vamos a las demandas, si ellas dicen relación con transportes, con mejores pensiones, con la educación o el TAG es porque hoy día el nivel de costo de la vida no es posible de cubrir con los ingresos que se están percibiendo", comenta el abogado y socio fundador de Defensadeudores.cl, Ricardo Ibáñez.
- ¿Eso entonces provoca este crecimiento constante del endeudamiento?
- Eso ha hecho que la herramienta del endeudamiento que nace en la década del 80 con el objetivo de obtener, por ejemplo, un crédito hipotecario o un crédito automotriz, se esté utilizando para cubrir necesidades básicas. Cuando hay más de 4,6 millones de morosos en el país y que el 51% de ellos son mujeres -es decir, más de 2 millones 300 mil- y vemos que la principal herramienta de endeudamiento de la mujer es la tarjeta de retail, no podemos sino colegir que cuando la mujer la ocupa en el supermercado o en la farmacia, el endeudamiento pasa a formar parte de la canasta básica, por decirlo de alguna manera, de la familia chilena.
- ¿Desde cuándo se empezó a visualizar ese crecimiento notorio?
- Según el informe de la Universidad San Sebastián con Dicom, no ha habido ningún periodo en que esto tenga un descenso. Es por eso que nosotros, en conjunto con la Universidad de Playa Ancha, desarrollamos un estudio en base a 10 mil personas que han optado por el procedimiento de quiebra y hemos llegado a la conclusión de que la gente que se está declarando en quiebra lo hace con una deuda promedio de $ 29 millones divididos en más de 7 acreedores. Y el motivo es este espiral de endeudamiento.
Deuda inmanejable
- ¿Y cómo se llega a ese monto?
- O sea, partimos con una deuda que era abordable, pero después dada la contingencia económica, los gastos familiares y la cesantía tuvimos que empezar, como se dice vulgarmente, a desvestir un santo para vestir otro. En consecuencia, volvemos a pedir un crédito para pagar una cuota del crédito anterior. Y optamos por una herramienta financiera que es de altos intereses, como una tarjeta de crédito, para enfrentar el pago mínimo pensando que al mes siguiente se podrá cancelar la deuda completa, pero finalmente entramos en un espiral que no se acaba nunca.
- ¿Y eso se agrava ante un imprevisto?
- Bueno, la segunda causal de endeudamiento es la contingencia familiar. La gente se endeuda cuando nace un hijo o cuando entra a la educación superior y en un 15% las personas se declaran en quiebra por los temas de enfermedad. Y por ello en esta revuelta social ocupa un lugar importante lo que tiene que ver con los remedios, sobre todo en el caso del adulto mayor, donde son una fuente de endeudamiento inagotable, al igual que una enfermedad catastrófica para una familia de clase media, pues implica altos costos.
Tasas y acceso al crédito
- O sea, para que se termine el espiral se requiere cambiar el sistema.
- Por supuesto. La única forma de que esta espiral se detenga es, por un lado, trabajando en las tasas de interés y regulando el acceso al crédito. Si bien es cierto, no podemos decir que es negativa la universalización de esta herramienta, creemos que ha habido por parte del sistema una entrega indiscriminada de crédito. Hoy es frecuente ver estudiantes que salen de la universidad no sólo con su deuda del CAE, sino que también con deudas financieras y bancarias; y que también personas no productivas dentro de nuestra economía, como es el adulto mayor o las dueñas de casa, también tienen acceso. Y el sistema los incentiva a un uso indiscriminado del crédito.
- ¿La democratización del crédito pasó el límite de lo razonable, entonces?
- Sin lugar a dudas, un sistema de libre mercado es positivo, pero cuando el mercado liberal cae en un libertinaje liberal es cuando se desvirtúa. El acceso universal al crédito es extremadamente positivo, pero no cuando se hace exageradamente universal con gente que no tiene generación de ingresos y, por lo tanto, tampoco capacidad de pago. Eso es nefasto.
- ¿Se puede dotar de más herramientas a la Superintendencia de Insolvencia y Reemprendimiento?
- Claramente nos hemos dado cuenta con todo lo que está sucediendo que, si bien es cierto, existen herramientas, hay por un lado desconocimiento de ellas y, por otro, barreras de entrada demasiado altas para el común de la población. Si nosotros hablamos que para renegociar una deuda tienes que tener deudas superiores a 2 millones 100 mil pesos y por otro tenemos una pensión básica solidaria que bordea los 100 mil, estamos diciendo que una persona que recibe esa pensión tiene que estar más de 20 veces endeudada en relación a lo que recibe. También la ley le da tratamiento de empresa a las personas naturales que han emitido boletas los últimos 24 meses, creemos que eso podría regularse bajo ciertos criterios. La reorganización para empresas consideramos también que es demasiado costosa y engorrosa para una micro o pequeña empresa, pues se debe pagar un veedor y un auditor y en promedio el costo para iniciar el proceso es de 200 UF. Por eso que ello al final es utilizado por las grandes empresas. Son prohibitivos para el pequeño comerciante.