Correo
Constitución I
Concebir una nueva Constitución no es una vía que solucione de raíz los problemas que suscita la reciente crisis social. La experiencia e historia de Latinoamérica ha demostrado que, frente a tiempos de crisis, el reemplazo radical de la Carta fundamental es intrínsecamente riesgoso y contraproducente, tal como asevera un estudio realizado por Niall Ferguson y Daniel Lansberg-Rodríguez, denominado "Constituciones Desechables".
A diferencia de los países latinoamericanos, Estados Unidos, máximo exponente de democracia, ha tenido una sola Constitución en toda su historia a pesar de haber atravesado distintos momentos, con escenarios de crisis o traumáticos, tales como dos guerras mundiales. En contraste con Venezuela, país que ha tenido 26 Constituciones en su historia, y que actualmente se encuentra en plena crisis humanitaria, ilustra los riesgos que conlleva considerar nuestra Constitución Política como un mero documento susceptible a cambios cada vez que existe una situación desfavorable.
Carlos P. González
Constitución II
En el marco del compromiso establecido entre los presidentes de la Cámara de Diputados y del Senado, el cual establece que a fines de noviembre se despachará el proyecto de reforma del capítulo XV de la Carta Magna para la reforma del texto constitucional, sería relevante recordarles cuáles son las principales cualidades de un gobierno constitucional moderno.
Primero, y como manifestó el agudo historiador y premio Pulitzer, Charles Mcllwain, todo gobierno constitucional "es, por definición, gobierno limitado"; es la limitación legal al poder del gobierno erigiéndose como la "antítesis de la decisión arbitraria".
Segundo, es en esta limitación del poder en la que el ciudadano encuentra la salvaguardia institucional de su vida, libertad y propiedad. Cualquier decisión que intente instrumentalizar a unos para el beneficio de otros atenta contra estos principios consagrados y no sometidos a voluntad popular.
En la medida en que entendamos esto podríamos reflexionar si la solución a los problemas que nos aquejan no está más bien en otros ámbitos no relacionados con nuestra Carta Magna.
Eugenio Guerrero Investigador - Fundación para el Progreso
Estado de derecho
Veo en televisión que hablan sobre el accionar de Carabineros, cuestionando sus protocolos. Si no son ellos, los que han sido mandatados por ley para controlar el orden público, entonces ¿quién hará este trabajo ante turbas enardecidas amparadas por los derechos humanos? Así las cosas, tendrían que dotar a Carabineros de un silbato, una luma de plástico y un megáfono para decirles a las turbas de violentistas que por favor se vayan y no hagan daño.
Digamos las cosas por su nombre, el Gobierno perdió su norte y el Estado de derecho está en grave crisis. Evalúe usted las consecuencias futuras tomando en cuenta las palabras de la vocera de Gobierno: "Carabineros está al límite".
Sr. Presidente, asuma su rol de garante de la seguridad nacional y haga lo que la ley le ordena. En sus manos está la solución a esta crisis. El país no merece estar siendo destruido por la delincuencia y grupos subversivos. Sabemos que su gobierno no es culpable directo de esta crisis social y también sabemos que los partidos opositores tienen mayor culpabilidad, pero no lo reconocerán ya que están en el Congreso tratando de minimizar lo ocurrido sin dar la cara en la calle. Esos son nuestros valientes representantes.
Leopoldo Vásquez Morales
Ingreso mínimo
Qué fácil es exigir un sueldo mínimo cuando no se tiene una responsabilidad real. Las empresas de mediano y gran tamaño, junto al Estado y la minería, pagan sueldos muy por sobre los $ 500.000. Las pequeñas empresas, el comercio menor, los emprendedores, esos son los que pagan $ 301.000 base, más el 25% de gratificación mensual. Total: $ 376.250.
Ahora que el comercio de Valparaíso está destruido, con fuentes laborales cerradas y quizás por cuánto tiempo, la pregunta es quién va arriesgarse a invertir y con qué seguridad. Qué malo el cálculo de los organizadores de estas manifestaciones, tan irresponsables con los que dicen defender.
Carlos Ubilla Ojeda
Empresas estratégicas
Hace muchos años, se analizaba si se podían vender ciertas empresas públicas. Se argumentaba que, al menos algunas, como la Empresa Nacional del Petróleo (Enap), eran estratégicas en caso de conflictos bélicos; por lo tanto, no era conveniente privatizarlas. Otros decían en esa época que no había empresas públicas estratégicas para el país y que ese concepto, con la apertura al mundo, había quedado en el pasado.
Hace unos días, el presidente de un importante sindicato de Enap afirmó que si se juntaban con los del Cobre y los portuarios paralizaban el país y en cinco días dejaban a Chile sin combustible. Así pues, la antigua discusión de si Enap era o no estratégica ha quedado zanjada: Enap es estratégica… para los sindicatos.
José Luis Hernández Vidal