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Estallido social en Valparaíso: expertos llaman a informarse mejor, dialogar y crear nuevas rutinas

SOCIEDAD. Psicólogos y sociólogos abordan qué hacer para no decaer en medio de emociones fuertes como la ansiedad, el miedo, la ira y la incertidumbre.
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Pamela Boltei

Diversos especialistas en psicología, sociología y psicología social analizaron el impacto del estallido social, en cuanto a protestas y también desmanes, en parte de la población y cómo las fake news generan incertidumbre en la comunidad.

Esta semana varios vecinos de Reñaca y alrededores se reunieron en el puente del balneario para defender sus casas y locales de eventuales saqueos, pues el anuncio de una marcha convocada para ir hacia esa zona generó nerviosismo y temor en la población que había conocido que sólo el día anterior una protesta pacífica en el centro de Viña del Mar había terminado con un grupo de delincuentes saqueando diversos locales del polo comercial de 15 Norte.

A través de WhatsApp, los vecinos se organizaron para llegar con chalecos amarillos y algunos incluso con palos. Una confusa discusión terminó con una joven golpeada en la cabeza por uno de los miembros del grupo defensor, lo que generó indignación en redes sociales, haciendo de Reñaca una de las palabras más comentadas la noche del martes en la red social Twitter.

La investigadora en sociología y docente de la UVM, Carolina Pinto, expuso que "lo que vimos en Reñaca eran personas adultas con miedo que se ponen de acuerdo para ver qué pueden hacer, porque se sienten desprotegidos y desvinculados de los discursos o acciones políticas. Grupos que se sienten aislados, dejados de lado suelen tener reacciones violentas, que es lo que se ha mostrado en otros contextos".

Además, lo ocurrido, a juicio de Pinto, revela mucho clasismo en la sociedad chilena "en el gesto y en la forma de entender los grupos: ¿quiénes somos nosotros y quiénes son los otros? De acuerdo a la teoría, los grupos se conciben a sí mismos unidos dentro de los supuestamente iguales. Hay un mito sobre que somos todos iguales y los que son distintos no forman parte de este grupo, pero en la realidad siempre los grupos son mucho más diversos. Hay una sospecha, una inseguridad hacia cualquiera en estos estados de crisis y tiene que ver con este sentimiento de desorganización y desfragmentación social generalizada y que ya no sabemos en quién confiar".

Muchas de las decisiones que se tomaron en Reñaca -y en otros lados también- surgieron a propósito de convocatorias viralizadas por redes sociales. De acuerdo a Alfredo Sherrington, jefe de carrera jornada vespertina de Psicología de la UST de Viña del Mar y experto en "Psicología de la emergencia", "la red social es un medio de comunicación donde el contenido que se transmite es el que genera los estados emocionales en las personas. La emoción dependerá del contenido y de la persona que lo recibe. Y esto es muy importante, ya que la misma escena, comentario, imagen para un grupo puede ser una imagen de terror y para otro grupo provocará algarabía y euforia. Por ejemplo, cuando hoy se muestra a una persona rompiendo la vitrina de un local de comercio... Siendo descriptivo y objetivo, alguien sentirá terror, como puede ser el dueño; alguien angustia, como es un vecino, y otro un goce perverso al ver la destrucción. Frente al mismo evento, nuestra especie humana tiene una muy amplia gama de experimentar y vivenciar el evento. Unos más sanos y prosociales, otros más perjudiciales".

En tal sentido, "el efecto de fiesta de cóctel indica que habiendo muchas personas hablando, ruido, música, la persona es capaz de escuchar a quien quiere, aislando los otros estímulos. Eso se repite en las noticias, imágenes y en general en todas las percepciones. Da la sensación que todos están hablando o pensando lo mismo. En algunos casos se puede observar también que las personas, cuando se enfrentan a estímulos que van en contra de su creencia, como es una noticia en TV, cambian el canal".

"Amplificador"

"Las redes sociales en una sociedad de las comunicaciones y del conocimiento constituyen fuentes de información legítimas a través de las cuales formamos impresiones, generamos opiniones y nos informamos sobre la realidad social. Constituyen un mediador en el proceso de construcción de la realidad, pero también constituyen un 'amplificador' de la misma, especialmente porque la gente común no considera su carácter selectivo (en general pertenecemos a redes de pensamiento y opinión más bien homogéneos), lo que hace que una misma idea circule y se reproduce masivamente, tal cual como si fuera la única información disponible, y porque en muchas oportunidades no se chequean ni contrastan las fuentes y validez de la información que en ella circula", analiza Gonzalo Lira, director de la Escuela de Psicología de la Universidad de Valparaíso.

Otro aspecto, relacionado también con las redes sociales es qué tipo de información circula en ellas y si es verídica o no. Francisco Báez, sociólogo, docente e investigador del Departamento de Sociología de la Universidad de Playa Ancha (UPLA), afirma que "las fake news son un fenómeno actual que está minando la capacidad de los sistemas de opinión pública de poder procesar conflictos sociales de manera democrática, esto es, con referencia a datos o información creíble. Hay mucha mala intención, sobre todo de sectores conservadores de esta sociedad de mercado. Esto interactúa con la paranoia propia generada en momentos en que las certezas básicas de la sociedad se disuelven, como es el caso de un estallido social actual y sus consecuencias; por ejemplo, respecto de la propiedad. Y esto genera un cóctel trágico vinculado a la idea de la inseguridad y la incertidumbre".

Pasiones y conductas

En cuanto a cómo emociones como el miedo repercuten en el actuar grupal, Lira expuso que "pese al dominio de las ideas del ser humano como un ser racional, las emociones en general, y las emociones colectivas o "pasiones" en particular, constituyen una fuente (origen) muy importante de comportamientos individuales y/o grupales. Nuestras conductas están inevitablemente sustentadas en la emoción y los afectos, y por tanto, estos originan, mantienen y regulan conductas. Las emociones intensas y vinculadas a situaciones de riesgos son especialmente relevantes como origen de comportamientos, por su relación con la sobrevivencia y la necesidad de estructurar y dar sentido a las situaciones en las que se participa. El odio y el miedo son especialmente relevantes en este sentido".

Báez, en tanto, admite que "el miedo como motivo cultural o psicológico es un brutal mecanismo productor de acciones sociales de todo tipo. El miedo puede generar reacciones xenófobas, intolerancia, incluso violencia física. Acá en el país, en este último tiempo, hubo una campaña velada de los medios de generar terror en la población mostrando a Chile como un país inseguro barrialmente; y esto tal vez haya alimentado, como telón de fondo, los procesos de protección ciudadana espontánea que se han visto en estos días con los llamados chalecos amarillos. Y que también hay que entenderlos en el marco del clasismo que hoy ha salido a la luz. Sólo véase los acontecimientos de Reñaca de estos últimos días".

Reacciones múltiples

La psicóloga Daniela Valladares expone, por otra parte, que el miedo y la incertidumbre "están desencadenados hoy por situaciones de agresividad y destrucción, las personas además se sienten intimidadas, vulnerables y/o agredidos por otros, lo que genera que algunos prefieran mantenerse al margen de las manifestaciones públicas y otros crean que no es justo que otro ciudadano destruya un bien público o privado, entonces las personas se agrupan y reaccionan ante una posible provocación o riesgo de ello. Las reacciones pueden ser múltiples y van a depender, a mi juicio, de las creencias de las personas que conformen los grupos, sus ideologías y objetivos. Muchas veces la reacción de los grupos estará marcada por el nivel de provocación y sentimiento de riesgo que ellos sientan".

Para Lira, "es un error asumir que todos estamos experimentando una misma emocionalidad. En esta materia también se expresa la diversidad y heterogeneidad social. Con todo, si debe reconocerse la primacía de emociones intensas, lo que establece el desafío para sujetos y colectivos para su integración y regulación, especialmente del miedo y la ira, ya que son estados emocionales fuertemente asociados a un comportamiento violento".

Por ello, junto con aclarar que no se trata de una tarea individual, comenta que "es necesario reconocer aquí el origen social y colectivo del conflicto que experimentamos, y cómo tal, no debiese patologizarse las reacciones que las personas experimentan en este tipo de situaciones, sino visualizarlas precisamente como un desafío para abordar colectivamente entre unos y otros, la construcción de un nuevo pacto social de convivencia. El actual conflicto es un síntoma de la crisis del modelo de desarrollo país y de nuestra institucionalidad vigente. Su solución no se encuentra al interior de nuestras mentes, sino en el trabajo colaborativo con otros para construir una nueva realidad social".

Primeros Auxilios

A juicio de Sherrington, desde la Psicología de las Emergencias "es fundamental que en estos momentos de crisis, se realicen acciones de apoyo emocional. Existen protocolos nacionales para brindar primeros auxilios psicológicos (PAP). Los puede realizar cualquier persona, no requiere obligatoriamente ser profesional en psiquiatría o psicología. Idealmente realizar el taller, leer el manual, ver los videos. Los PAP se consideran una acción de apoyo humanitario en situación de desastre, crisis o emergencias. No es una sesión de terapia clínica psicológica. Los PAP se basan fundamentalmente en la colaboración y disposición de una persona en escuchar al otro, en su experiencia, en su sentir. Sin cuestionar o intentar dar la solución. Se trata de detectar que si los síntomas son muy graves o se mantienen en el tiempo, se requiere de apoyo profesional. Metafóricamente intenta que una botella, al llenarla con agua, no se rebalse. En una persona es intentar que no se llene de emociones que la sobrepasen y puedan significar un trastorno mayor posteriormente".

Continúa explicando que "los PAP requieren una conducta colaborativa, donde lo importante no es el que escucha, sino el otro: la persona que habla. El que habla es el actor principal, el protagonista de la relación. Quien escucha es el medio para que el otro descargue y exprese sus emociones en un espacio seguro y orientado a la salud. Quien escucha no debe preocuparse por buscar la respuesta correcta, la gran palabra que arreglará todo, quitar el miedo en forma inmediata. Parece tan simple, pero hoy en día, cuando todos quieren hablar, cuando todos quieren ser el protagonista en la selfie, el dejar que el otro hable, sin cuestionarlo, sin posicionarse como el gran sabio, es una habilidad relacional maravillosa y que puede ser un pequeño, pero potente aporte a los cambios sociales. No preocuparse de hablar, sino de ser capaz de escuchar al otro".

Costos y beneficios

En cuanto a cómo lidiar con las cosas que no se pueden hacer como antes, en la cotidianidad, Báez puntualiza que "el consumo de las clases altas deberá esperar porque las clases medias y bajas están en la calle pidiendo cambios en las reglas del juego; y esto tiene consecuencias, perjudicados directos e indirectos, y beneficiarios directos e indirectos. Y esto es parte del escenario político actual. Depende de dónde se mire, de los intereses del actor desde dónde se mire. Los costes de la protesta deberán ser evaluados por los actores en conflicto, ya lo están haciendo en todo caso, siempre se hace, y esto es parte de la política y del escenario político de conflicto. Acá hay quienes tienen mucho que perder, como los empresarios o pequeños empresarios, o quienes tienen menos que perder y mucho que ganar, como los manifestantes. Siempre se evalúan costos y beneficios en todo caso, esto siempre se hace, y es parte de la respuesta política de cada actor en cada momento; cada actor va evaluando su accionar y los escenarios que se abren o cierran. La cuestión de la clase social, de la estructura social como decimos los sociólogos, es una cuestión importante en el análisis de la situación que hoy se está viendo en la calle y que se vuelve a poner en el tapete".

En tal sentido, plantea que para abordar la ansiedad u otras emociones, lo mejor es "informarse a través de medios confiables, participar en cabildos ciudadanos donde se pueda expresar la opinión, en círculos familiares o barriales. El diálogo y la deliberación ahuyentan el miedo y la incertidumbre. La participación en un proceso constituyente formal o informal sirve para sentirse parte y sacarse el miedo al otro, el miedo a la política, el miedo a lo público".

Como enfrentan el fenómeno

Sobre cómo enfrentar el fenómeno, la psicóloga Daniela Valladares dice que "las personas se sienten afectadas y tratan de controlar sus sentimientos de diferentes formas. Algunos tratan de volver a la normalidad realizando sus actividades cotidianas; otros necesitan conversar con otras personas para bajar la ansiedad y otros, claramente, van a necesitar apoyo psicológico, ya que no hay nada peor para el ser humano que el sentimiento de incertidumbre y miedo".


¿Y los niños y adolescentes?

De acuerdo a Alfredo Sherrington, jefe de carrera jornada vespertina de Psicología de la UST de Viña del Mar, "los niños tal vez no procesan cognitivamente en profundidad la situación actual. No tienen la explicación racional, pero emocionalmente viven la angustia, el dolor, la alegría, la esperanza según el grupo en cual se encuentren. Intentar que un niño comprenda cognitiva y racionalmente en estos momentos lo que sucede no es lo recomendable. Lo que requiere es un espacio para manifestar su emociones y sentirse apoyado en ese vivenciar este momento social". En cambio, la adolescencia, a su juicio, "se vive neuropsicológicamente desde el hedonismo y egocentrismo. El joven hará lo que le provoque mayor placer y goce. Sus funciones ejecutivas, que controlan sus impulsos, se terminan de desarrollar a los 21 años en las mujeres y a los 25 años en hombres, en promedio. Algunos jóvenes me iban comentado en estos días que irán a las marchas, pero después de las 15 horas, porque antes debo dormir, descansar, porque da flojera. Otros se levantarán a las 8.30 horas a limpiar una estación de metro, aunque saben que en unas horas más la volverán a pintar, quemar o destrozar. Parece poco racional arreglar algo que en unas horas se destrozará nuevamente. Pero en ambos jóvenes se cumple un factor común: su conducta se basa mayoritariamente en sentir satisfacción por su comportamiento".

19 de octubre partió el estallido en la región con cacerolazos, evasiones y protestas.