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El auge del auto eléctrico puede estancar la demanda petrolera

PREVISIONES. La Agencia Internacional de la Energía proyecta que las crecientes ventas de estos vehículos podrían frenar al 2030 el consumo de este combustible.
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Ángel Calvo

La venta de autos eléctricos, hasta ahora poco más que testimonial a escala global, puede dispararse en las próximas dos décadas, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que espera por ello que el consumo de petróleo se estanque a partir de 2030.

Las ventas de eléctricos, que fueron de 2 millones en 2018 en un año ya de fuerte incremento, deberían llegar a un ritmo de 10 millones anuales para 2025 y a más de 30 millones para 2040, indica la AIE en su informe anual de perspectivas publicado ayer.

Proyecciones

En su escenario central, que integra los cambios de políticas energéticas previstos por gobiernos y empresas, la demanda mundial de petróleo subirá un 10% de aquí a 2040, pero con varias fases. La progresión se ralentizará de forma muy marcada desde mediados de la próxima década y se estancará en los años 2030.

Por una parte, continuará creciendo durante las dos próximas décadas la utilización del petróleo como combustible de camiones, barcos, aviones o de la industria petroquímica.

Sin embargo, el consumo de gasolina y gasóleo para coches (que ahora absorbe un cuarto del petróleo que sale al mercado) tocará techo a partir de la década de 2020.

Si como plantea la agencia, en 2040 hubiera un parque de 330 millones de vehículos eléctricos en lugar de otros tantos con motor de combustión, eso evitaría el consumo de unos cuatro millones de barriles de petróleo diarios.

No obstante, el gran apetito de los automovilistas por los todoterreno (también conocidos como SUV), cuya electrificación es más difícil y que consumen un 25% más de combustible, podría representar dos millones de barriles diarios suplementarios en la demanda mundial para 2040.

En el escenario que integra los planes y cambios programados por gobiernos y empresas, la AIE calcula que la demanda energética global se incrementará a un ritmo del 1% anual hasta 2040.

Eso es menos que el tirón del 2,3% constatado en 2018 y también menos que el 1,3% de crecimiento anual si se mantuvieran las políticas actuales en vigor. Pero resulta totalmente incompatible con un calentamiento climático limitado a menos de dos grados, que es el objetivo fijado en los Acuerdos de París.

Emisiones de CO2

En ese último escenario de "desarrollo sostenible", el consumo de energía en el mundo sería inferior en 2040 al actual, pero sobre todo las emisiones de dióxido de carbono (CO2) se reducirían a menos de la mitad (de 33,2 gigatoneladas en 2018 a 15,8 en 2040).

Todo eso sería posible con un crecimiento económico equiparable a los de los otros dos escenarios (del 3-4% anual), gracias a una reducción drástica del uso del carbón y a una disminución también significativa del petróleo a 65 millones de barriles diarios dentro de dos décadas, el nivel de comienzo de los años noventa del siglo pasado.

Pero si únicamente se aplican los cambios y los planes previstos hasta ahora, el consumo de petróleo aumentará alrededor del 10% de aquí a 2040 y el de gas casi un 40%, mientras que el carbón se mantendrá prácticamente al nivel actual.

DEMANDA eléctrica

La AIE calcula que la demanda de electricidad crecerá entonces un 60%, a un ritmo que duplicará con creces el de la energía en general para responder a los nuevos usos domésticos e industriales, pero también para alimentar las baterías de los vehículos eléctricos. Su peso relativo pasará del 19% actualmente al 24% y hasta el 30% para limitar el calentamiento global a menos de 2 grados.

La producción eólica y fotovoltaica aportará más de la mitad de los kilovatios adicionales necesarios en el escenario central y la práctica totalidad en el de "desarrollo sostenible", en detrimento esencialmente del carbón.

EE.UU. dominará el mercado de crudo

Desde su estudio del pasado año, la agencia ha modificado sus previsiones sobre el origen del crudo, que saldrá al mercado en los dos próximos decenios, sobre todo porque gracias al auge de los pozos de esquistos, Estados Unidos aportará un 85% del incremento de la producción mundial de crudo para 2030 y el 30% del gas. Mecánicamente, eso supondrá un menor peso de la OPEP y de Rusia, cuya cuota en el consumo de crudo bajará del 55% a mediados de los años 2000 al 47% en 2030.

10 millones auto eléctricos al año podrían venderse anualmente hacia el año 2025.

60% podría crecer la demanda de electricidad de aquí al año 2014, según estimaciones de la AIE.

Estudio en EE.UU. halla en mariscos fibras plásticas

INVESTIGACIÓN. Se trata de residuos que salen de las lavadoras.
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Un estudio de la Universidad Estatal de Portland (PSU), Oregón (EE.UU.), encontró pequeñas piezas de plástico en la gran mayoría de navajas y ostras que se tomaron como muestra y señaló que estas partículas contaminantes provienen de textiles sintéticos que se desprenden de las lavadoras.

"Ya sea que se tratara de un sitio bastante urbano o rural, un estuario o una playa de costa abierta, todas las especies tenían microplásticos", señaló Elise Granek, profesor de Ciencias y Gestión Ambiental.

Estas fibras microscópicas pueden desprenderse de pantalones de yoga, forros polares y otras prendas a base de textiles sintéticos durante un lavado, hasta 700.000 por carga de ropa, según el estudio publicado este martes en la revista "Limnology and Oceanography Letters". Las fibras están en las aguas residuales de las máquinas lavadoras que eventualmente terminan en el océano.

Así, los mariscos en cuestión fueron recolectados de 15 sitios, desde Clatsop, en el norte de Oregón, hasta Gold Beach, cerca de la frontera con California, desde la primavera hasta el verano de 2017.

De los aproximadamente 300 mariscos analizados, todos menos dos contenían al menos varios microplásticos, explicó el profesor Granek.

De hecho, los autores del estudio encontraron un promedio de 11 piezas de microplástico en cada muestra.

Un agujero negro expulsa a una estrella superrápida de la Vía Láctea

ASTRONOMÍA. Fenómeno fue observado por astrónomos de Australia, Chile, Estados Unidos y Reino Unido.
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Un agujero negro superasivo expulsó a una estrella superrápida del centro de la Vía Láctea y se dirige ahora hacia el vacío intergaláctico, un fenómeno observado por primera vez por un grupo internacional de astrónomos de Australia, Chile, Estados Unidos y Reino Unido.

El descubrimiento tiene gran importancia porque si bien se sabía ya de la existencia de las estrellas superrrápidas, nunca se había demostrado que éstas podían ser expulsadas por agujeros negros, de acuerdo a un comunicado este miércoles de la Universidad Nacional Australiana (ANU, siglas en inglés).

La estrella, que viaja a una velocidad de seis millones de kilómetros por hora, abandonará nuestra galaxia -para no volver- dentro de cien millones de años, un periodo que en términos astronómicos es bastante corto, explicó Gary Da Costa, astrónomo de la ANU.

"Es probable que abandone nuestra galaxia muy pronto y que se desplace a través del vacío del espacio intergaláctico por toda la eternidad", precisó el astrónomo al comentar este desalojo causado por el agujero negro Sagittarius A que está en el centro de la Vía Láctea y cuya masa es cuatro millones de veces más que la del Sol

La velocidad con la que se desplazaba la estrella S5-HVS1 es "diez veces más rápida que la mayoría de las estrellas de la Vía Láctea, incluyendo el Sol", precisó Da Costa en el comunicado.

Sistema binario

Thomas Nordlander, astrónomo de la ANU, comentó que los agujeros negros supermasivos pueden lanzar estrellas interactuando con un sistema estelar binario, en el que dos estrellas orbitan una alrededor de la otra.

"Si tal sistema binario se acerca demasiado a un agujero negro éste puede capturar una de las estrellas en una órbita cercana y expulsar a la otra a muy alta velocidad", indicó el científico que participó en este estudio publicado en la revista Monthly Notices de la Sociedad Real Astronómica del Reino Unido.

6 millones de kilómetros por hora es la velocidad en la viaja la estrella expulsada y que abandonará la Vía Láctea.