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El alcalde que no quiso crecer

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En una inesperada salida, el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp, terminó durante la noche del viernes por renunciar a Convergencia Social, suerte de partido que ayudó a fundar tras renunciar consecutivamente al Movimiento Autonomista, iniciado por él y Gabriel Boric, y a la Izquierda Autónoma, desde donde salió en época de campaña siguiendo los pasos del diputado puntarenense. Con él renunciaron otros 72 militantes, entre los cuales se cuenta a buena parte de su cardumen municipal, encabezado por el sociólogo Rodrigo Ruiz y la secpla Tania Madariaga.

En rigor, la molestia del sector más intransigente del Frente Amplio con la actitud colaborativa de Boric en la negociación del Acuerdo por la Paz y una Nueva Constitución suscrito por un mayoritario porcentaje del Congreso, pareciera también realzar la figura del propio Boric, quien dio un paso decisivo -sino en su carrera política- sí en la vocación democrática y responsable que le cabe a cualquier personero electo por el voto popular. Fue, si se quiere, el triunfo de la madurez de alguien que se atrevió a dejar de ser el chico malo del Parlamento y asumió la responsabilidad que la historia puso en su camino.

Ahora, Sharp reveló con su nueva pataleta -las mismas que antes tuvo con las tres agrupaciones políticas mencionadas en el primer párrafo y también con los inocentes boquiabiertos del Pacto Urbano La Matriz- que la pelota es de él y que si alguien se atreve a contradecirlo, sencillamente se la lleva para la casa y se acabó el partido (palabra esta última nunca mejor usada con su generosa doble acepción), para dedicar sus esfuerzos a "aportar de manera independiente y autónoma a la construcción de un proyecto de izquierda del Siglo XXI", como reza la declaración de los 73 (¿otra mágica coincidencia?), entre los cuales -como dato freak- puede hallarse a la exministra de Bachelet 1, Paula Quintana.

El bullying recibido por Sharp a través de Twitter (mientras quizás cuántos comían popcorn y se solazaban con las reyertas) fue de antología, y lo encabezaron Giorgio Jackson, el propio Boric, Diego Ibáñez y Constanza Schönhaut, quien le deslizó una pesadez de notable y muy ingenioso doble sentido ("A las 15.30 de hoy, igual pudiste leerte el documento de dos páginas. Pequeñez").

El problema, finalmente, tiene que ver con sus prioridades. Si al alcalde no le gusta el acuerdo, está en todo su derecho de discrepar de éste, pero ya se está notando mucho que se ocupa la Municipalidad de Valparaíso para levantar plataformas que poco o nada tienen que ver con la ciudad. Basta con ver el orden de sus comentarios por Twitter tras el anuncio del llamado a los acuerdos hecho por Piñera el último martes: 1) Críticas al Presidente; 2) Agenda Social y Asamblea Constituyente; 3) Cómo duele Valparaíso.