Han sido días difíciles
Han sido días difíciles, y tengo la profunda convicción que si bien dimos una señal clara de que somos capaces de superar rivalidades por un bien mayor, esto es recién el inicio de una prueba de fuego que tenemos que superar como clase política, y que va a ser analizada de cerca por la ciudadanía. ¿Acaso esto solo fue un destello de lucidez, que fue posible producto de una situación extrema que puso en riesgo las propias cuotas de poder? ¿O realmente estamos ante un llamado de atención que logró despertar a muchos respecto a la falta de conexión que hay con el Chile real? Quiero pensar que nos encontramos en el segundo caso, pero para que aquello se transforme en una realidad y como consecuencia, genere poco a poco un cambio de percepción en la gente, tiene que venir acompañado de señales claras en todo lo que se refiere a la Agenda Social, apuntando a corregir el corazón de las desigualdades e injusticias que vivimos como sociedad.
El histórico momento que vivimos la madrugada del viernes, al ver en una postal histórica cómo las diferencias se transformaron en unidad, un hecho con una relevancia tal, que solo el tiempo irá ubicando en un lugar único en nuestra historia republicana. Si fuimos capaces de dejar atrás periodos que tanto nos marcaron y que culminaron en el denominado "Acuerdo por la paz", yo me pregunto de qué forma no podríamos hacerlo en torno a las medidas que urge que se aborden y que venimos arrastrando desde la misma época de la Constitución y de antes quizás, pero invisibilizadas. Algunos dirán que aún no hemos alcanzado nada que haya generado un cambio relevante en sus vidas, y es verdad, pero lo que vivimos en la madrugada del viernes es un paso previo, que desde el punto de vista humano tiene una relevancia que no hay que desatender, sobre todo para aquellos que a la política dedican su vida. Somos seres complejos, que a veces desatienden lo que para muchos es claro, prístino y evidente. La dificultad consiste en desprenderse de aquel caparazón que viene cargado con un componente vivencial y de formación que les impide a muchos ver más allá del metro cuadrado que los rodea. La política consiste no solo en ponerse en el lugar y empatizar con los que mas lo necesitan, sino que también ponerse en lugar de aquellos que piensan distinto. La falta de esto último nos ha impedido reencontrarnos y enfrentarnos en el campo de las ideas con la capacidad suficiente para postergarnos, lo cual constituye un elemento vital para que aquel acuerdo histórico no sea una brisa de optimismo que se esfume en la próxima gran oportunidad de ponernos de acuerdo, la cual va a tener el componente de que la gente esta vez no tendrá tanta paciencia.
El momento que vive nuestro país nos obliga a ser actores relevantes en razón de que volveremos a vivir tiempos en que nuestras diferencias van a ser un activo invaluable para construir una mejor sociedad, sin embargo, no podemos ahogarnos en éstas. Muchas veces los dogmas nos acompañan y los obedecemos sin siquiera intentar revelarnos ante ellos, lo que conlleva seguir una corriente que nos impide flexibilizar posiciones, impidiéndonos congeniar y acercar posiciones.
Andrés Longton