Correo
Actos vandálicos
No se puede jugar al empate con el grave problema de la destrucción de locales y su saqueo. El apoyar las movilizaciones no tiene nada que ver con la destrucción y el robo organizado y es responsabilidad del Gobierno mantener el orden público, cuestión que concretamente en Valparaíso no se cumple.
Días pasados, desde la terraza de mi local en el Paseo Atkinson, vimos cómo unos delincuentes saqueaban y quemaban los muebles de una farmacia en calle Condell, los que tiraban desde el segundo piso. Esto duró más de 45 minutos, mientras Fuerzas Especiales estaban estacionadas en la calle O'Higgins, a sólo cuarenta metros de los vándalos, y sin intervenir, cosa que, según muchos locatarios, se ha repetido en varios sucesos similares.
Ante estos hechos, los comerciantes hacemos un llamado al intendente para que tome cartas en el asunto, como le corresponde.
Nelson Morgado L.
Inquietudes
Tras la renuncia de militantes a Convergencia social incluido el alcalde porteño, Jorge Sharp, y 27 funcionarios del municipio, diversas han sido las críticas al jefe comunal producto de la alta politización que habría al interior del municipio. Pese a esto, el pasado viernes, en El Mercurio de Valparaíso, salió el alcalde a defender su legado indicando que "es algo que no le importa mucho a la gente" (respecto el color político de los funcionarios) y destacando, pese a lo anterior, los buenos resultados financieros que ha tenido el municipio.
Ahora bien, habría que preguntarse, ¿a la gente le dará lo mismo que Valparaíso sea la comuna con mayor desempleo del país? ¿Le dará lo mismo la pérdida de inversión de más de US$1.000 millones? ¿No les importará el aumento de delitos violentos en la comuna? Esto sumado a las repercusiones producto del saqueo y la violencia que azotan a la ciudad. Esta clase de preguntas debería realizarse el alcalde antes de hablar de los buenos resultados financieros del municipio, elemento básico y mínimo de una correcta administración municipal.
Mauricio Faúndez Peric Fundación para el Progreso
Derechos humanos
Según la Real Academia humano, es aquello "perteneciente al hombre o propio de él".
En Chile, "humano" es el que viste de civil, sea con rostro descubierto o encapuchado, ya que a este tipo de persona se refiere el Instituto de Derechos Humanos.
Pareciera ser que militar o carabinero escapa a la condición de "humano", aun cuando ambos son chilenos. Los primeros dicen defender principios y los segundos, el orden público. Desgraciadamente, ambos grupos humanos se agreden.
¿Se castiga con igual criterio a quienes defienden con perdigones, chorros de agua o gases a quienes están siendo saqueados o incendiados, o a quienes agreden con hondas, adoquines, bombas molotov o barricadas que perjudican a la población entera, privándola de sus bienes, movilización y abastecimiento?
Los lesionados civiles o uniformados, que no quisiéramos que existieran, pues ambos tienen familia y son chilenos, ¿son diferentes como seres humanos?
Criterios poco definidos van fomentando diferencias y odios entre chilenos que no conviene alimentar. Me encantaría conocer un pronunciamiento claro al respecto de parte del Instituto de Derechos Humanos.
Helia Saldías Ortiz
Remuneraciones públicas
La reacción del sector público de mayores ingresos respecto de la rebaja de remuneraciones hace recordar el cuento de la respuesta del revolucionario a la idea de donar todos la mitad de sus bienes, quien se opuso diciendo: "No, eso no, porque dos gallinas tengo". Parece tener asidero que la redistribución por la que aboga el progresismo no incluye los bienes propios.
Mario Cortés Cevasco
Orden público
Administrar el orden público con fuerzas proporcionales es muy complejo, sobre todo cuando no hay un equipo de inteligencia capaz de anteponerse a las circunstancias.
Es indigno ver a nuestra policía enfrentar manifestantes con piedras, dado que tienen limitada su acción, teniendo frente a vándalos sin control alguno. No es posible que se les exija a Carabineros actuar de forma proporcional, cuando el número de violentos es desproporcional.
La pérdida de la autoridad, no sólo en esta "crisis", es inconmensurable y el daño a nuestra estructura es, quizás a estas alturas, irrecuperable en la medida que no se resuelva de forma eficaz mantener el orden público.
Es una burla para nuestros carabineros que tengan que usar las mismas piedras que les arrojan para defenderse. Es una burla que no se valore el orden público y que no se aprecie la democracia. Sin orden público no hay democracia y eso parece no importar. Se debe restablecer el orden sin excepciones.
Alejandro Franco-Elia