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ENTREVISTA. álvaro carter, diputado UDI, integrante de la Comisión de Defensa:

"Así como al Gobierno, esta crisis social y política también pilló a Carabineros desprevenidos"

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Paola Passig V.

En medio de las manifestaciones que no cesan y la discusión que le está dando cuerpo y alma al acuerdo constitucional y que deberá estamparse en un proyecto de aquí a mañana jueves, el Presidente Piñera anunció el envío de una iniciativa que permita sacar a las FF.AA. para cuidar lo que denomina "infraestructura crítica". La idea cayó como balde de agua fría a parte de la oposición que se resiste a "militarizar" nada, mientras que el resto de la oposición la considera una propuesta que busca a asegurar que el país camine hacia cierta normalidad. El diputado UDI y miembro de la Comisión de Defensa, Álvaro Carter, pone paños fríos a las críticas.

- El anuncio ha sido muy cuestionada. ¿Está de acuerdo?

- Absolutamente. Lo que la gente está pidiendo es que haya mayor seguridad en las calles. Y no se trata de militares cuidando farmacias o cuidando el tránsito. En ningún caso habrá un camión militar en la esquina de la casa. Se trata de que las FF.AA. cuiden la infraestructura crítica: es decir, agua, luz, telecomunicaciones. ¿Y qué va a pasar? Que los carabineros que se hayan destinado a esa función o que estén en un trabajo administrativo en las comisarías salgan a la calle, donde se les necesita, para combatir la delincuencia y la droga. Y en eso hemos fallado desde hace años. Ahora, este no es un proyecto que se le haya ocurrido al Presidente a última hora, porque junto a otros parlamentarios le propusimos una alternativa como ésta hace dos meses y que hablaba de ocupar los medios tecnológicos militares para enfrentar el narcotráfico y la delincuencia. Si queremos 2 mil o 3 mil carabineros más no podemos llamar a China y que lleguen en una caja a través de AliExpress; hay que sacarlos de las comisarías.

- ¿Algo así como lo que se hace en Francia?

- Claro. Aunque en Chile no hemos tenido ataques terroristas como los franceses, ellos han tenido una unión con sus Fuerzas Armadas. Además, el actual Ejército no es el que la izquierda señala como de la dictadura. La mayoría de los soldados tienen menos de 30 años y nacieron mucho después del 73. Ellos quieren a su país y a la democracia. Cuando hay un incendio nadie reclama si hay soldados ayudando a apagar el fuego o cuando hay un terremoto y hay militares cuidando la infraestructura. Esto es lo mismo.

- Sin embargo, en la oposición hay opiniones divididas. Lo mismo en las organizaciones sociales. ¿Qué diría a aquellas personas que tienen temor de ver a los militares asumiendo otras funciones?

- Lo primero es qué bueno que haya parlamentarios de oposición que estén a favor y puedan abrir sus mentes; y a los que están en contra les digo que siempre piden que la derecha se abra a lo social y a la gente, y hemos estado haciendo ese esfuerzo, pero la izquierda es incapaz de abrirse a estos temas de seguridad. No es el 73, no son los 80, ha pasado mucho tiempo y tenemos que ser capaces de dar un paso adelante. Por eso los invito a todos a darle a Chile una nueva oportunidad. Las FF.AA. son de todos y las garantías están dadas en el sentido de que se deben cumplir en forma irrestricta los DD.HH. El militar, carabinero, PDI, marino o de la Fuerza Aérea que cometa un abuso, por mínimo que sea, debe ser sancionado con toda la fuerza de la ley, pero también el que lo hizo tiene derecho a tener un juicio justo. No puede haber enfrentamientos. Los soldados no vienen de Marte ni son extranjeros, son chilenos comunes y corrientes que tienen familias y que decidieron entregar su vida al servicio público a través de las instituciones armadas y eso es válido.

- ¿Estarán los votos para este proyecto tomando en cuenta que genera tanta controversia?

- Al parecer, sí. Tenemos la confianza de que hay muchos legisladores de oposición que quieren votar a favor, pero están pidiendo garantías, y al igual que nosotros, quieren saber cuáles van a ser esos puntos críticos. Y creo que debieran ser los aeropuertos, las telecomunicaciones y los servicios de gas, agua y electricidad. Si mantenemos esa línea, el proyecto no debería tener mayor problema. Es permitir que el país siga funcionando.

- ¿Cree que la inteligencia del Gobierno, tan cuestionada por no haber previsto esta crisis, maneja información de eventuales ataques terroristas y de ahí surge esta iniciativa?

- La verdad es que la inteligencia es un tema aparte, una línea paralela en la que estamos muy al debe. No sé si este proyecto tiene que ver con esto. Quizás tiene que ver con la necesidad urgente de que la paz regrese a las calles. Y ante eso, hay dos opciones: ir a la demagogia y sacar a los militares a la calle o sacar a los carabineros que son los llamados a mantener el orden público.

- Respecto de Carabineros, el general director, Mario Rozas, reconoció que se han usado balines antidisturbios cuando en marzo de este año se publicó en el Diario Oficial que esta herramienta estaba prohibida. ¿Implica esto que se está reconociendo implícitamente que ha habido una infracción y abuso?

- Creo que así como al Gobierno esta crisis lo pilló desprevenido, esta crisis también sorprendió a Carabineros desprevenido. La institución necesita una modernización urgente y esa es la base de todo. Nadie esperó que se iban a producir manifestaciones tan masivas y violentas donde iban a atacar a carabineros, nadie esperó que en Estado de Emergencia y toque de queda a los militares no los iban a respetar. Las reglas del juego cambiaron y nadie lo vio venir. Y respecto de cómo hacer valer el Estado de derecho por medio de Carabineros, pues hay que buscar nuevas fórmulas y como nunca esto debe ser materia de un acuerdo nacional, porque si no nos ponemos de acuerdo, todos nos vamos a ir al carajo, ya que acá todas las instituciones están cuestionadas, desde la Iglesia al Congreso

- El acuerdo constitucional, que no ha estado exento de polémica, no ha logrado aplacar los ánimos en la calle. ¿Cómo se sale de esta crisis?

- El tema está muy complejo, hay ánimos muy enardecidos. Las manifestaciones pacíficas son totalmente lícitas, pero la violencia la protagoniza un porcentaje que no quiere nada de nada. Se les podría entregar la cura del cáncer y el VIH y no estarían satisfechos. Pero no están dispuestos porque para ellos una nueva sociedad implica quemar la sociedad actual. Plantean que la única manera de que avanzar es que el país desaparezca. Chile no es el peor país del mundo, es un país increíble. ¿Que no ha sabido manejar su equidad? Sí. ¿Hay que trabajar por una mayor equidad? Totalmente.

- No es fácil trabajar con grupos asistémicos que no responden a ninguna orgánica clara.

- Pero eso no sucede sólo en Chile. En muchos países, como EE.UU., Francia, España, etc., existe un 5% asistémico que, aunque trates de trabajar con programas sociales, no quieren entrar. Se marginan. Se ve en los rayados donde se expresa la tesis de quemarlo todo, pero los cambios no implican que deba quemarse todo.

- ¿Cómo ha reaccionado el Gobierno?

- El Gobierno ha sido lento para reaccionar. Primero, lento porque no supo leer la crisis y, segundo, porque en su momento no tuvo el liderazgo para avanzar en las soluciones. Creo que aún le quedan una o dos semanas para poder ordenar el país y entregar una buena propuesta a los ciudadanos. En esto hay que ser osado y eso implica abrir los oídos y los ojos y no tenerle miedo a la gente. Y no hablo del tema constitucional, sino que abrirse a las reformas. El tema de las AFP ha sido un problema de muchos gobiernos y nadie ha dado solución. Lo mismo con el tema de las autopistas y otros temas. Creo que al Presidente se le está dando una oportunidad de hacer esos cambios y como Parlamento debemos ayudarlo en esta tarea. Hay que dejar la cancha chica porque si le llega a pasar algo a la democracia no sólo afectará a la derecha, sino que afectará a todo el sistema político. Por eso me asombra la pequeñez de algunos parlamentarios de querer desestabilizar todo.

- ¿Es partidario de una nueva Constitución?

- Lo estoy meditando, porque generacionalmente siento que hay que hacerle cambios. Sin embargo, no estoy dispuesto a que los cambios los quiera ingresar la izquierda a partir de sus ideas, porque ellos tratan de negociar todo con una pistola arriba de la mesa. Y esa no es la forma.

"Qué bueno que haya parlamentarios de oposición que estén a favor (...) Siempre piden que la derecha se abra a lo social, pero la izquierda es incapaz de abrirse a estos temas de seguridad"

"Pienso que hay que hacerle cambios (a la Constitución), pero no estoy dispuesto a que los cambios los quiera ingresar la izquierda a partir de sus ideas, porque ellos tratan de negociar todo con una pistola arriba de la mesa"