"Da pena la falta de amor por Valparaíso; lo que no hicieron los sismos, lo han hecho los alcaldes"
"Aún digo pan batido... parte de mi historia se murió con el fuego y los saqueos", sostiene el alcalde de La Florida, Rodolfo Carter, al analizar lo que ha sucedido en Valparaíso en medio de la crisis político social que afecta al país hace más de 40 días. El abogado, quien renunció a la UDI en 2015 por diferencias valóricas con la directiva, nació y vivió hasta los seis años en el cerro Barón antes que su familia emigrara a Santiago y se instalara en la comuna que hoy representa. "Siento infinita pena: mis abuelos me hablaban del tango, del esfuerzo; Valparaíso es una ciudad que me acompaña siempre", reconoce.
- ¿A qué atribuye lo que ha pasado? Muchos piensan que Valparaíso fue abandonada a su suerte.
- La verdad es que han sido años de abandono, sobre todo ha habido mucha arrogancia de las autoridades que piensan que Valparaíso es un botín político de izquierda y de derecha. Incluso, ya no le dicen Valparaíso, le dicen Valpo, que se ha vuelto una moda, pero detrás de ese Valpo "cool" y "ondero" hay mucha gente abandonada, desempleo, inseguridad, suciedad... y ser pobre no significa ser sucio.
- Cómo alcalde y porteño de origen, ¿qué evaluación hace de la gestión de Jorge Sharp?
- La verdad es que no corresponde que evalúe su gestión, eso lo tienen que hacer sus vecinos. Y los que votaron por él tendrán que ponerse de acuerdo en la próxima elección si confirman o no ese mandato o buscan otro. Lo que sí siento es que hay una suerte de incapacidad de aceptar visiones distintas. Valparaíso no le pertenece ni a Sharp, ni a Castro ni tampoco le pertenecía a Pinto. Valparaíso le pertenece, primero, a los porteños; segundo, a todo Chile y, tercero, a la humanidad, porque es una ciudad única que requiere cariño, menos ideología y más sentido común. Había un antiguo alcalde de Nueva York que señalaba que no hay una forma demócrata o republicana de barrer las calles. Las calles se limpian; no puede ser que todo lo que se hace en Valparaíso es ideología. Se necesita empleo, un comercio potente, amplias actividades culturales, limpieza y seguridad.
- Hay una crítica a Sharp entonces...
- No dudo que él actúa de buena fe, que debe tener las mejores intenciones, pero a ratos parece estar dominado por su ideología; andar gritando contra "los pacos" y después pedir seguridad policial no se entiende. Quien no nació en Valparaíso no comprende la profundidad del dolor que hay en el Puerto. Hoy se requieren liderazgos de unidad más que de confrontación.
- Se le ha cuestionado que no haya hecho un llamado más explícito a cuidar la ciudad...
- Me da tristeza ver a Valparaíso tomado por grupos de presión y que sienten que tienen derecho a ensuciarlo y destruirlo. Me gustaría que mi ciudad fuera multicultural, donde todas las expresiones tuvieran espacio. Por ejemplo, el Festival de los Mil Tambores que agrede a quienes no quieren ser parte de eso y donde los que la llaman Valpo se sienten con derecho a orinar en la calle o rayar los inmuebles históricos. En Valparaíso deben caber todos. Por eso hoy da pena la falta de amor por la ciudad. Valparaíso muere un poco día a día y lo que no han hecho los terremotos, lo han hecho los alcaldes y los incendios.
- ¿Qué habría que hacer?
- Lo primero, una inyección brutal de esperanza a la ciudadanía que suba por los cerros y llegue a cada casa entre gatos y el tango al calor de una historia de décadas. Requiere nuevos liderazgos; también del actual alcalde, que puede que gane la próxima elección o puede que no, pero que eso lo decida la gente. Falta, además, la mirada del Estado. No se puede dejar abandonada a la ciudad con más historia y patrimonio del país. Hay que tener un plan especial para salvarla y que los liderazgos locales dejen de considerar el Puerto un botín político. Es un crimen haberse farreado la oportunidad de tener un puerto moderno que diera empleo y prosperidad y es un crimen que la próxima elección sea el turno para que un sector político se quede con la ciudad para empobrecerla por otros cuatro años. Valparaíso es mucho más que los alcaldes, es mucho más que los partidos; Valparaíso es un sueño que flota en el océano Pacífico.
- Y a nivel país, ¿cómo ve el escenario?
- Crecí en los 80 y tengo un recuerdo vívido de un país quebrado, marcado por una dictadura y por el trauma de la UP; un país de enemigos. El cardenal Silva dijo en una homilía: "Hay que matar el odio antes que el odio mate a Chile", y hoy los extremistas quieren volver a instalar el odio de buenos y malos, de civiles y militares, de pobres y ricos como la forma de resolver los problemas. Y eso ya lo sufrimos hace más de 40 años, cuando perdimos la democracia y sufrimos violaciones contra los DD.HH.
- ¿Ayuda el acuerdo constitucional firmado en el Congreso?
- Fue un primer paso, fue un acto de responsabilidad después de décadas de una clase política que en el internado de calle Pedro Montt parecía estar jugando un partido que nadie entendía. El acuerdo es el primer paso, pero no es, ni de cerca, el único paso. Es verdad que esto no fue por los 30 pesos del Metro, fue por 30 años, pero tampoco esto se va a resolver en 30 días. Lo importante es que partamos y que se concreten las reformas que pide la gente.
- Se ha criticado que faltó participación ciudadana.
- La participación ciudadana siempre es buena, pero debe hacerse con criterios democráticos. Hay gente de extrema izquierda que cree en el asambleísmo, donde se imponen los que gritan más fuerte. Eso tiene un traje democrático, pero no es democrático. Los plebiscitos que se quieran hacer requieren legalidad democrática, es decir, padrones electorales; condiciones de transparencia y, sobre todo, condiciones de paz. No se puede hacer una consulta con carabineros escupidos y desacreditados por un sector. Claramente, los plebiscitos son necesarios, pero en condiciones democráticas de verdad.
- ¿Se debió incluir al movimiento social en el acuerdo?
- La verdad es que el movimiento social es algo que la izquierda siempre cita, pero ignora. Miremos lo que pasó con el pacto La Matriz. Sharp fue elegido con su apoyo y lo primero que hizo Sharp cuando salió electo fue ignorar a La Matriz y poner a los operadores del Frente Amplio en la municipalidad.
- ¿Cómo se sale de esto?
- No con sangre, sino con grandeza de chilenos. Y los porteños lo sabemos porque se han puesto de pie una y otra vez.
"Ha habido mucha arrogancia de las autoridades que piensan que Valparaíso es un botín político. Incluso, le dicen Valpo, que se ha vuelto una moda, pero tras ese Valpo 'cool' y 'ondero' hay mucha gente abandonada"
"La participación ciudadana siempre es buena, pero debe hacerse con criterios democráticos. Hay gente de extrema izquierda que cree en el asambleísmo, donde se imponen los que gritan más fuerte"
"Valparaíso no le pertenece ni a Sharp, ni a Castro ni tampoco a Pinto. Valparaíso le pertenece, primero, a los porteños; segundo, a todo Chile y, tercero, a la humanidad. Requiere cariño, menos ideología y más sentido común"