"Sharp es un alcalde cuya reelección vamos a apoyar aunque no siga siendo un militante"
Para el Frente Amplio (FA), estar en el Congreso ha sido de dulce y agraz. Dulce cuando logran avanzar y amargo cuando reciben la crítica pública. "Es presionante, porque tenemos muchas expectativas puestas sobre nosotros", reconoce la presidenta de Convergencia Social (CS), Gael Yeomans, al evaluar el momento que vive la coalición que, asegura, ha demostrado que puede hacer política desde otras esferas, correr más el cerco e, incluso, repensar el modelo económico.
"El estallido nos está poniendo a prueba a todos y nos motiva a estar en una permanente revaluación de los pasos que damos, pero uno siempre tiene que tener voluntad a conversar porque de eso se trata la política", advierte la diputada.
- Tras la crisis que generó el acuerdo constitucional y ahora la votación del proyecto antisaqueos, ¿cómo están las relaciones al interior del FA?
- Hemos vivido momentos difíciles. Y en medio de la movilización ha habido un gran cuestionamiento respecto a cómo nosotros queremos hacer política y tratar de responder, desde la política, a las demandas sociales. Para nosotros, que venimos del mundo social, siempre hay un cuestionamiento en el sentido de si en ese espacio se van a resolver o no esas necesidades y en qué medida se escucha o no a los movimientos sociales. Entonces, nuestro rol de intermediación siempre fue complejo. Eso hoy día nos hace reflexionar respecto de nuestro rol y todos los partidos que integran el FA, tanto los que están evaluando su continuidad como los que seguirán, están reflejando ese debate. O sea, desde dónde hacemos política: desde la institucionalidad y las transformaciones que hay que hacer para responder a la apertura que se está abriendo desde la movilización para los cambios, o desde afuera, lo que también es legítimo.
- Se le critica al FA que haya transado y caído en el mismo juego de la política tradicional. ¿Ha sido así?
- No comparto ese juicio. Primero, hay que evaluar todo lo que ha hecho el FA. Y como parlamentarios, hemos impulsado una agenda de transformaciones importante. No hay dudas que fuimos los primeros en impulsar la rebaja de la dieta parlamentaria, apoyamos las 40 horas y lo mismo en materia de pensiones, sueldo mínimo y todo lo que diga con necesidades sociales. No hay duda de que siempre hemos estado donde el pueblo pide transformaciones. Por eso mismo hemos recibido cuestionamientos de la institucionalidad y de los partidos políticos. Eso no quita que nosotros renunciemos a trabajar para que esas transformaciones se concreten. Ese es el tema de fondo y para que haya transformaciones es necesario estar acá, es necesario presentar proyectos de ley y se necesitan votos. Por eso hemos estado negociando con otros actores porque entendemos que con los 20 diputados del FA no nos alcanza para hacer esas transformaciones.
- ¿Cómo se explica la votación de la ley antisaqueos?
- Fue un error doloroso para nuestra coalición, porque en ningún caso quisimos criminalizar la movilización social. Y quienes votamos el proyecto en general, o sea, la idea de legislar, lo hicimos pensando que había que distinguir entre las movilizaciones y los saqueos. Y la idea central de la propuesta tenía que ver con tipificar el delito de saqueo. A eso le dimos la aprobación en general, pero el resto del proyecto, que busca criminalizar la movilización, lo votamos en contra. Entonces, con nuestro voto no criminalizamos al movimiento en el debate en particular porque lo votamos casi todo en contra, pero sí cometimos un error en general. El resto de la oposición también votó en contra esos artículos que terminaron siendo aprobados con los votos de siempre. Esa fue la derrota, pero ahora el Senado está resarciendo al partir desde una hoja en blanco y donde se busca penar los saqueos, pero no criminalizar la protesta social. De hecho, las indicaciones que presentó el senador Latorre se debatieron en el FA en coordinación con otros bloques políticos.
- ¿Pedir perdón no agrava el error?
- Tiene un valor reconocer en política cuando uno se equivoca.
- ¿Y cómo está la convivencia al interior de Convergencia Social tras la crisis que generó el acuerdo constitucional?
- Los tiempos fueron muy rápidos para todas las organizaciones políticas y no dio lugar para un debate más profundo. Teníamos sí una definición previa: que hubiera un plebiscito y que una de las opciones fuera una asamblea constituyente, con todos sus miembros electos. Y eso se logró, pero quedaron grandes temas pendientes que se están revisando ahora en la comisión constituyente del Congreso. Esto tiene que ver con la paridad de género y la participación de los independientes y los pueblos originarios. Eso no se dio en el momento en que se suscribió el acuerdo por los tiempos y por eso no firmamos, pero sí queremos una nueva Constitución y seguiremos impulsando el proceso para que eso sea una realidad.
- ¿Afectó la renuncia de Sharp?
- Es doloroso cuando no logramos retener a un militante. Y en este caso se trata de un alcalde cuya reelección vamos a apoyar igual aunque Jorge no siga siendo militante nuestro. En eso no tenemos dudas. Pero sí me pareció que su renuncia fue apresurada. El llamado hoy a CS y al FA no es a dividir y fraccionar porque es lo colectivo lo que da la respuesta.
- Se ha señalado que Sharp venía cuestionando desde antes las decisiones de CS y que su salida daría cuenta de un conflicto interno permanente.
- Siempre hay diferencias y debates internos, pero no se puede pretender ganar por el sólo hecho de tener otra posición. La política también tiene que ver con persuasión y no se dio la oportunidad para dar ese debate, pero además CS no firmó el acuerdo como dijo el alcalde; entonces, creo que ahí hubo una disociación.
- ¿No le parece raro que los militantes de CS que renunciaron con Sharp fueran funcionarios de la Municipalidad de Valparaíso?
- Si son militantes, cada uno tiene el legítimo derecho de renunciar a un partido. No voy a cuestionar si eran funcionarios o no, eran militantes y a eso respondía la carta que enviaron.
- ¿No le preocupó al partido que la municipalidad porteña se transformara en una agencia de empleos para la tienda?
- Si uno tiene un proyecto alcaldicio lo va a defender con la militancia en todas partes. Nosotros también en nuestra diputaciones tenemos a compañeras y compañeros trabajando, lo mismo pasa en otras instituciones. Eso no quita que hay distintos cargos; hay cargos de confianza y otros de funcionario público. Sí me parece, y esto lo digo desde mi función parlamentaria, que hay muchas deudas con los funcionarios públicos en cuanto a cómo se puede hacer esa diferencia respecto de cargos de confianza o cuáles son funcionarios del Estado.
- Si se caen las acusaciones constitucionales contra el exministro del Interior, Andrés Chadwick, y el Presidente Sebastián Piñera, ¿el FA recurrirá a tribunales internacionales?
- Sí, porque no queremos que en Chile haya impunidad. Vamos a usar todos los mecanismos, ya sea en términos políticos, que es lo que estamos haciendo, como también en términos jurídicos para que haya una señal importante. Quienes asumieron cargos y tomaron decisiones y determinaron violaciones a los DD.HH., tienen que responder. No puede haber impunidad, porque la consecuencia es de que en Chile esto es aceptable y eso es inaceptable.
- En el caso de la acusación constitucional contra Piñera se cuestiona que sólo sea un punto político porque los votos estarían escasos, ya que se considera que su eventual salida haría aún más complejo el escenario.
- No, en ningún caso es un punto político. Creemos que es responsable de las violaciones a los DD.HH. y que sus decisiones tuvieron esas repercusiones.
- ¿Qué le diría a la gente que se siente traicionada por el FA?
- Aquí nadie tiene una receta de cómo hacer las cosas ni responder a las situaciones. El lazo que tenemos con las organizaciones sociales y la necesidad de hacer transformaciones sociales más profundas es algo que se juega en el día a día. Por eso debemos preservar la unidad cuando estamos frente a un proceso constituyente inédito y porque tenemos la responsabilidad de no hacer caer a la izquierda.
"Fue un error doloroso para nuestra coalición, porque en ningún caso quisimos criminalizar la movilización social. Y quienes votamos el proyecto en general lo hicimos pensando en que había que distinguir entre las movilizaciones y los saqueos, pero el resto del proyecto, que busca criminalizar la movilización, lo votamos en contra".
"Convergencia Social no firmó el acuerdo (constitucional) como dijo el alcalde (Sharp); entonces, creo que ahí hubo una disociación".