A propósito de la consulta ciudadana
Las respuestas recogidas en las papeletas dispuestas por las municipalidades de la zona pudieron ser insumos mucho más fiables. En algunos casos, como el de Valparaíso, la metodología de las preguntas fue ignorada olímpicamente para favorecer la clara posición asambleísta frente a una posible nueva Constitución,
Con una participación superior a las dos millones y medio de personas a nivel nacional -250 mil contabilizados sólo de manera electrónica en la Región de Valparaíso- la consulta ciudadana de la semana pasada seguramente no permite sacar cuentas concluyentes sobre la fiabilidad del ejercicio, no organizado ni resguardado por el Servel, y concentrado, en la mayoría de los casos, a través de plataformas digitales, con conocidos gazapos en elecciones anteriores, como fueron las de Ciudadanos, la propia UDI y el inicio de la consulta ciudadana en la populosa comuna capitalina de Maipú. De la misma forma, en un hecho advertido por el presidente de la Asociación Chilena de Municipalidades y alcalde de Puente Alto, Germán Codina, la falta de homologación en las formas y fondos de las preguntas en algunas comunas impedirán una tabulación correcta de las mismas. En algunos casos, como Valparaíso, la metodología de las preguntas fue ignorada olímpicamente para favorecer la clara posición asambleísta frente a una posible nueva Constitución, instaurada por el alcalde Sharp y sus cada vez más desprestigiados colaboradores.
Con todo, una comuna como Viña del Mar, cuyas autoridades hasta última hora estaban reacias a ejecutar la consulta, se convirtió sorpresivamente en la con mayor número de votantes del país, con más de 80 mil sufragios, en tanto Valparaíso remató en un más que respetable tercer lugar.
Al respecto, y si de algo sirven las señales, saltan a la vista posiciones como el amplio rechazo a la continuidad de los coches victoria en Viña del Mar o la destinación del presupuesto a la mejoría de la salud primaria en Quilpué, como se planteó en la papeleta supervisada por el alcalde Mauricio Viñambres, acaso uno de los que mejor supo leer esta votación, alejándola desde un inicio de los mezquinos intereses que pudieron verse en otras comunas.
Por lo mismo, los ejercicios de consultar sobre si el Puerto debe tributar en Valparaíso o se cuestione la posible instalación de una termoeléctrica en Limache, claramente escapan del ámbito consultivo municipal y ciudadano, por cuanto la institucionalidad -buena, regular o mala- existe y, claramente, no tiene nada que ver con la voluntad vecinal. Ya en el caso porteño la citada metodología había sido cuestionada por la propia Mesa Social y la marcada obsesión de la papeleta con una posible nueva Constitución (nueve de doce preguntas) claramente hizo perder una muy buena oportunidad para aclarar ciertas dudas -hasta lógica y necesarias- de los designios por los cuales debe apostar la ciudad. Una lástima.