"La mirada propuesta en 2014 fue acertada pero chocó contra un sistema de feudos aislados y sin articulación"
"Los porteños conviven diariamente dentro de la tensión" del riesgo, advierte el arquitecto y magíster en Gestión de Proyectos, Víctor Orellana, y quien formó parte del equipo coordinador de la reconstrucción post terremoto del Ministerio de Obras Públicas (MOP) mientras que entre los años 2014 y 2018 se desempeñó como subdirector nacional de la Onemi.
Abocado actualmente a trabajar en temas de reconstrucción post desastre como consultor para la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA) y el Banco Mundial, Orellana, vicepresidente de las fundaciones Alto Río y Proyecta Memoria, apela a una reconstrucción integral para Valparaíso.
- Violentos incendios han devastado populosos barrios de Valparaíso en 2013 (Placeres-Rodelillo), 2014 (megaincendio), 2017 (Puertas Negras) y 2019 (Rocuant-San Roque). ¿Significa que no se ha aprendido nada?
- La ocurrencia de incendios, y de desastres en general, está muy ligada a la formación de Valparaíso. Esto no es nuevo para nadie. Valparaíso es una ciudad espontánea que se ha desarrollado en una permanente tensión entre el lugar natural y sus habitantes, quienes para constituir un espacio habitable han tenido que lidiar permanentemente con el borde costero por un lado y la con la interfase con el bosque por el otro. Todo esto atravesado por un sistema de quebradas. Los porteños conviven diariamente dentro de esta tensión, han aprendido a vivir con ello. Hacer un lugar habitable significa reconocer y aprender a convivir con el riesgo que eso conlleva. Esto no significa naturalizar el desastre, sino asumirlo como una condición frente a la cual hay que adaptarse para conocerla y enfrentarla.
- ¿Cuáles son a su juicio las principales lecciones que deberíamos haber aprendido?
-Primero, que no hay lugar en el mundo exento del riesgo de sufrir un desastre. Es ineludible y se debe convivir con ello. Segundo, que los desastres están muy ligados al modelo de desarrollo que hemos construido como sociedad. Los desastres son fallas de un sistema que permanentemente nos pasa la cuenta por nuestras malas decisiones. Lamentablemente esa cuenta la pagan siempre los más vulnerables. Mientras no mejoremos las condiciones en que viven millones de chilenos expuestos diariamente al riesgo, seguiremos viendo escenas lamentables como la recién sucedida. Hemos aprendido que los desastres no son naturales, sino sociales y políticos.
- ¿Y lo errores en el manejo de esos desastres que no se han erradicado y que hay que superar?
- Sería injusto apuntar a una persona u organización como responsable por lo sucedido. Es un tema de alta complejidad y con muchas aristas. Nadie quiere que se provoque un desastre, pero hay acciones u omisiones que indirectamente crean riesgo y generan las condiciones para un desastre. La pobreza, la desigualdad, el mal uso del territorio y el daño al medio ambiente son algunos gatilladores a los que se debe poner fin si queremos que no hayan más desastres.
- El plan de segurización de los 42 ejes de quebradas de Valparaíso quedó con su estudio hecho, pero sin recursos para ejecutarlo. El exdelegado de Bachelet para la reconstrucción dijo que "la reconversión integral de las quebradas es un esfuerzo que debemos hacer si queremos que Valparaíso siga siendo habitable en los cerros".
- La reconstrucción de Valparaíso es algo que debe verse de manera integral. No cabe duda. Esto es un desafío para un modelo de gestión pública disperso y desarticulado para hacerse cargo de esta mirada integradora. En ese sentido la mirada propuesta en 2014 fue acertada pero chocó contra un sistema de feudos aislados que no tienen mandato ni incentivos para trabajar articuladamente. La permanente improvisación en el modo de gestionar la reconstrucción que hemos venido haciendo históricamente es prueba de ello. Hemos transformado la reconstrucción en un tema de cifras separadas, perdiendo el objetivo final de recuperar pero también de renovar, porque no hemos construido la capacidad para hacerse cargo de ello.
- Distintas autoridades han sido categóricas en que sólo se reconstruirá en zonas seguras. ¿Está de acuerdo, en circunstancias que muchas viviendas quemadas están en terrenos irregulares?
-Plantear eso es desconocer y no asumir una realidad del porte de un país. Particularmente para Valparaíso, significa invisibilizar a miles de personas que viven diariamente expuestas al riesgo, que miran el desarrollo desde muy lejos y que solamente vemos cuando se destruye el lugar que habitan. No es sólo un tema de vivienda, es cómo entregamos condiciones para que las personas vivan seguras y con dignidad. Es un tema que atraviesa el medio ambiente, la infraestructura, la vivienda, la economía local, la preparación comunitaria y la reconstrucción emocional. Si fuésemos capaces de articular todas estas aristas en un proceso de reconstrucción integrado y con foco en las personas no estaríamos pensando en sacar a esa gente de un lugar con el cual mantienen una identidad y un sentido de pertenencia.
- Como experto en manejo de desastres, ¿cuál es su proyección sobre la situación de riesgo Valparaíso en el corto y mediano plazo?
-Hay una discusión grande sobre el futuro de Valparaíso, su vocación y su aporte al país. Creo que es importante que en esa discusión no se omita la arista del riesgo de desastres (de cualquier tipo). Es un tema demasiado importante y que puede ser muy definitorio de los escenarios futuros. Valparaíso es importante no sólo para sus habitantes, sino también para la región, el país y el resto del mundo. El impacto de un gran desastre en Valparaíso se debe medir, incluso, más allá de nuestra frontera y no se debe abstraer, pero tampoco debe minar el empuje que diariamente hacen muchas personas para sacarlo adelante.
- ¿Qué lineamientos generales del plan de reconstrucción 2010 del MOP en que usted participó cree que deberían aplicarse en Valparaíso.
- Cada proceso de reconstrucción es distinto. Rescato la manera en que rápidamente se fijaron prioridades alcanzables y claras para alinear los esfuerzos de todos. El MOP es una organización que trabaja permanentemente en emergencias y tiene una capacidad y mecanismo institucionales para ello. No obstante, cómo aprendizaje creo que se pudo haber hecho más en la articulación, empujando al resto del Estado a avanzar hacia una mirada más integradora y con un foco más social. Más allá de los números y el hormigón.
"No hay lugar en el mundo exento del riesgo de sufrir desastres que están ligados al modelo de desarrollo que hemos construido. Los desastres son fallas de un sistema que pasa la cuenta por nuestras malas decisiones"
"Hacer un lugar habitable significa reconocer y aprender a convivir con el riesgo que eso conlleva. Esto no significa naturalizar el desastre, sino asumirlo como una condición a la que hay que adaptarse"