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ENTREVISTA. Jorge Navarrete, abogado y columnista analiza escenario político tras estallido social:

"Piñera hace meses que es un símbolo de cómo la solución está en manos del problema"

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Paola Passig

"Que alguien diga que previó la magnitud e intensidad del proceso que estamos transitando es una deshonestidad política, profesional y personal", sostiene el abogado y columnista Jorge Navarrete al evaluar si el estallido social era predecible, señalando sí que "muchos anticipamos algunas de sus causas o alertamos sobre un descontento más profundo del que políticos, académicos u otros columnistas concedían". En esa línea, Navarrete recalca que "nunca hay que perder la oportunidad de quedarse callado, más cuando se trata de reinterpretar lo que se dijo o hizo en forma previa".

-¿Pero cuál es la impresión que tiene del estallido social? Muchos creen que en marzo recrudecerá la violencia.

-De las pocas cosas que tenemos certeza, es que este proceso será largo y lento. De esa forma, este año estará marcado por algunos episodios críticos que debemos sortear con éxito para continuar el camino trazado. Lo importante es que, en lo grueso, avancemos hacia un proceso de pacificación, para los cual no sólo son importantes las 10 elecciones de los próximos dos años, sino también en que el Congreso apruebe la agenda social que se han planteado. Marzo será difícil, pero también lo será abril y los meses que se sigan.

-¿Tiene alguna aprensión en cuanto a sí el plebiscito corre algún riesgo?

-Es posible que tengamos algunos episodios críticos de violencia los días previos al plebiscito, pero tengo la impresión de que la gran mayoría de las personas y fuerzas políticas -incluso las que no suscribieron el acuerdo- comprenden la importancia de esa elección. Siempre he creído que es bueno quitarle piedras de las manos a los ciudadanos y reemplazarlas por lápices. Habrá grupos minoritarios que intentarán boicotear el proceso, pero no dudo a que éste se realizará con una masiva participación de los ciudadanos.

-En un movimiento en el que hay ausencia de liderazgos fuertes. ¿Eso es caldo de cultivo para la irrupción de populismos y eso explica, por ejemplo, la reaparición de Parisi?

-La política partidista e institucional está pasando por uno de sus peores momentos, y de eso no cabe ninguna duda. Sin embargo, creo que hay una mayor conciencia de la importancia de del debate público, de la necesidad de vigorizarlo y darle más densidad. En ese tránsito, es posible que afloren liderazgos populistas o, lo que es lo mismo, personas que construyen su figuración sobre la base de disparar contra la política y sus instituciones. En Chile hemos puesto poca atención a la "opinión pública" y sí mucho a la "opinión publicada". Los populismos, de cualquier color, afloran con más posibilidad cuando los ciudadanos nos retiramos del espacio público, dejando en manos de pocos decisiones que nos conciernen a todos.

-En medio de la crisis han resurgido las críticas al sistema presidencial, especialmente desde el Congreso. ¿Comparte la opinión de Carlos Hunneus de que el problema no es el presidencialismo imperante, sino que el problema es la forma de ser del Presidente Piñera?

-Piñera hace meses es un símbolo de cómo la solución está en manos del problema, pero evidentemente hay temas de la arquitectura institucional que creo debemos revisar. Una de ellas, no la única y quizás tampoco la más importante, es mirar el régimen de gobierno y evaluar la posibilidad de transitar a un modelo semipresidencial, donde nos aseguremos que quien gobierna tenga la mayoría y, si eso no ocurre, podamos echar mano, de manera no traumática, a procedimientos para cambiar anticipadamente a nuestros gobernantes.

-Muchos apostaban a que la crisis podría bajar de intensidad con el anuncio de realizar una nueva constitución, pero no ha sido así. ¿Cómo se sale de eso? ¿Hay una fórmula?

-Cuando uno tiene sólo un martillo, cree que todos sus problemas son clavos. Pero la complejidad del problema anticipaba que no había balas de plata para sortear la crisis. No hay definición más importante en la historia de una comunidad política que la respuesta a la pregunta de qué bienes, en qué cantidad y calidad, estamos dispuestos a garantizarle a todos los ciudadanos. Para hacer carne esa respuesta no sólo debemos reformar la Constitución, sino también el Estado y varias de las leyes que hoy se están discutiendo.

-¿La apuesta del gobierno de buscar una salida a través de una agenda de seguridad con ley antisaqueos y antiencapuhados ayuda o implica apagar el incendio con bencina?

-En Chile hay muchas personas, demasiadas tal vez, que creen que el orden público es incompatible con la protección de los Derechos Fundamentales. Eso nos lleva a dos polos: por una parte, aquellos que privilegiando la seguridad minimizan los derechos civiles y políticos; y, por la otra, los que perciben como ilegítima cualquier acción represiva por parte de los agentes estatales. Es vital consensuar que no es tolerable que las fuerzas policiales dejen tuertos a los manifestantes, como tampoco que éstos pretendan no ser sancionados cuando destruyen lo ajeno o ponen en riesgo las fuerzas policiales. El gobierno sólo entiende un ángulo del problema y, de cara a la legitimidad, hay que abordar ambos de manera simultánea.

-La última encuesta CEP es lapidaria con el mundo político. Partidos, instituciones, gobierno, Piñera, Congreso salen con nota roja. Todo esto forma la estructura a través de la cual se realizan los cambios. ¿Qué tan complejo es que estén tan deslegitimiadas para liderar todo este proceso?

-América Latina es un buen ejemplo de cómo las peores tragedias y los más tristes experimentos fueron siempre antecedidos de un proceso de deslegitimización política e institucional. Y justamente por lo mismo, debemos apuntalar a nuestras alicaídas instituciones con masivos procesos electorales que viabilicen los cambios políticos, económicos y sociales. Esta vez deben ser los representados quienes salgan a decidir qué sociedad queremos, aunque a ratos eso sea contra nuestros representantes.

-¿Cree que esta crisis político social puede derrumbar el modelo neoliberal o sólo será una agiornamiento aunque un poco más profundo?

-Soy un reformista -burgués y legalista, agregarían mis críticos- por lo que creo más en las transformaciones que en las refundaciones. Pero será la profundidad y legitimidad de las primeras lo que evite el advenimiento de las segundas. Chile no volverá a ser el de antes del 18 de octubre, y en buena hora que así sea. Pero para que sea mejor, y no peor, es que debemos cuidar el proceso de cambios.

-¿Qué le parece que Hamilton y María Olivia Monkeberg irrumpan con un partido para darle espacio a los independientes de cara el proceso constituyente?

-Como tengo una gran opinión de ambos, me extrañó que lo hicieran disparando contra la política, que se autodefinieran como independientes adportas de justamente perder tal calidad, o que llamaran instrumental a un movimiento que claramente pretende instalarse de manera más permanente. En todo caso, les deseo suerte, ya que, como le ha ocurrido tantas otras veces a otros, más allá de la percepción que tengan sobre si mismos, deberán enfrentar y ganar elecciones.

"Chile no volverá a ser el de antes del 18 de octubre, y en buena hora que así sea. Pero para que sea mejor, y no peor, es que debemos cuidar el proceso de cambios".

"Cuando uno tiene sólo un martillo, cree que todos sus problemas son clavos. Pero la complejidad del problema anticipaba que no había balas de plata para sortear la crisis".