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Enap: trabajadores contratistas paralizaron obra por despidos

CONCÓN. Más de 800 funcionarios se manifestaron frente a la empresa. La estatal aseguró continuidad de servicios.
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Cansados por lo que, aseguran, ha sido una continuidad de despidos en Enap Refinería Aconcagua, más de 800 trabajadores subcontratados de la empresa se manifestaron ayer en su frontis para reclamar sus derechos ante el centenar de desvinculaciones que se han producido en los últimos meses.

La información fue confirmada por el presidente de la Federación de Trabajadores de Contratistas de Refinería Aconcagua (Fesintrab), Mauricio Rossel, quien aseveró que "estamos reclamando el derecho a la dignidad, el derecho a la igualdad y estamos también haciendo públicos los abusos que esta empresa ha tenido con muchos de nuestros trabajadores contratistas. Han disfrazado optimización para desvincular a los trabajadores contratistas y eso nos deja en muy mal pie, viendo que el mercado regional hoy día ya está afectado por la cesantía".

Ante esto, Rossel precisó que "estamos reclamando un derecho justo de los trabajadores contratistas que han aportado durante muchos años, se han entregado a esta empresa para sacar adelante lo que hacemos en producción y todo lo que tiene que ver con los derivados del petróleo".

Tras la manifestación, Enap aseguró que las operaciones continuaron. "Nuestros equipos han adoptado las medidas necesarias para garantizar la continuidad de nuestras operaciones y asegurar el suministro de combustible", recalcaron, junto con afirmar que la movilización "se refiere a las empresas que brindan servicios complementarios, no asociadas directamente a la operación y producción".

100 desvinculaciones de trabajadores subcontratados se han registrado en los últimos meses.

Falta de fiscalización al comercio ambulante: el drama abierto del Mercado Cardonal

VALPARAÍSO. Vendedores callejeros se han apropiado de las calles difucultando el acceso peatonal y las labores de los proveedores frutícolas.
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La guerra contra los vendedores callejeros es una guerra perdida. La campaña por erradicar el mercado sin patente comercial es una vieja pretensión de las autoridades porteñas. Un tema delicado que hoy no genera consenso ni hechos concretos en la ciudad puerto.

Pese estar prohibido en distintos cuerpos legales, quienes levantan los puestos de venta por las calles que delimitan al mercado se han apoderado de la calzada y los pasajes.

El cuadrante del Cardonal, en el Almendral, se ha visto congestionado por gran cantidad de mercadería en la vía pública. Es más, calle Yungay está atestada por detergentes, aerosoles y limpia pisos. Pero también venden alimentos perecibles, desde yogurt hasta bandejas de huevo.

Cualquier transeúnte que se aventure al mercado Cardonal por las compras de fin de mes será testigo de la caótica selva peatonal y de feriantes que invaden las cuadras cercanas al recinto.

El abandono

Un perfume aromatiza calle Uruguay. La fachada del Cardonal brota con distintos sabores, colores y formas que los clientes van encontrando para coronar sus emotivos gustos gastronómicos. La fruta, verduras y el choclo pastelero son favoritos. Desde los contenedores, con forma de pirámides, apilan el arándano, la frutilla, cerezas, mandarinas y los mangos. Los puestos de venta fuera en la calzada son un solsticio veraniego junto a la furia del limón con el grano de maíz. Contrarrestan, el crepuscular morrón rojo que venden los comerciantes en cajas de cartón sin patente comercial.

Bajo este escenario, la opinión respecto al comercio ambulante es de Alberto Montenegro, presidente de la Asociación Gremial de Locatarios del Mercado Cardonal, quien argumentó que "desde tiempos inmemoriales existen los vendedores ambulantes. Debemos dialogar con ellos para llegar a un acuerdo. Es un trabajo en conjunto. Tanto del municipio como de los locatarios, sumando a quienes venden temporalmente".

El dirigente agregó que "debemos llegar a una solución, pero a mi parecer, es una lástima, porque no hay incentivo alguno para una reunión. No sólo soy yo, sino que todos los comerciantes nos preguntamos por qué no hay un mayor control municipal".

Ante esto, cabe consignar que en julio del año pasado, los locatarios del Cardonal interpusieron un recurso de protección frente a quienes vendían en la calle, con el propósito de una fiscalización más ardua, pero producto del estallido social el recurso no logró materializarse.

"Juzgamos a las autoridades comunales, ya que promueven el comercio ambulante bajo la premisa que es gente que no tiene qué hacer para sobrevivir. Es verdad, pero, ¿los clientes consideran esto? Ninguna persona podrá responsabilizar a un comerciante ambulante si es insultado, menoscabado o resulta enfermo por lo que ha ingerido", recalcó el presidente del gremio.

Sin patente

Tienen conocimiento que no cuentan con permiso. Lo que venden es una pequeña cantidad que sale de los proveedores que abastecen el Cardonal. La trastienda es un carro de supermercado que traen consigo. La vitrina, una caja sobre otra, cubierta por el verde del cilantro, donde yace la mercadería exenta de tributo.

Ana María Castro, vendedora ambulante, lleva 18 años vendiendo mercadería en la esquina de Uruguay con Yungay, frente al mercado.

"Tengo 18 años vendiendo aquí en la calle. La gente del mercado es comprensible con nuestra situación. No hay represalias. Miedo hay con quienes violentan y saquean los negocios. Si antes era Carabineros quien podía sacarnos fuera del punto de venta, ahora son las marchas que asustan a cualquier comerciante, sea ambulante o no. A mí no me alcanza la jubilación, necesito vender algo. Estoy obligada, si me quitan esto me muero de hambre", lamentó la vendedora.

Su opinión fue compartida por las palabras de Etienne Belliard, vendedora ambulante haitiana. Cree que el diálogo con los locatarios del mercado es primordial para tomarse un espacio de la calle. Afirmó que de lo que hay que tener cuidado es con Carabineros, pero cuando pasó lo de las marchas y el estallido social la policía no apareció muy a menudo, no como lo hacia antes, aseguró.

"Aunque años atrás había que tener cuidado con Carabineros, hoy le temo más a las marchas. Cuando veo un pequeño grupo de capuchas me asusta mucho perder mi mercancía, a ellos no se les puede decir que no", acotó la comerciante extranjera.

Bajo este panorama, el diálogo frecuente entre locatarios y vendedores ambulantes es tan antiguo como el mercado. En este punto, el mayordomo y administrador del edificio del Cardonal, José Alvarado, señaló que "el comercio regular tiene un trato con los comerciantes callejeros desde hace tiempo. Lo que lamentamos es la poca comunicación con las autoridades como el alcalde. Ellos son dueños de la calle. Las autoridades deberían apoyarnos y entregarnos una respuesta. Más que nada cumplimos con un servicio público ".

"Lo que lamentamos es la poca comunicación con las autoridades como el alcalde. Ellos son dueños de la calle. Las autoridades deberían apoyarnos y entregarnos una respuesta".

José Alvarado, Mayordomo de eficio Cardonal

"Tengo 18 años vendiendo aquí en la calle. La gente del mercado es comprensible con nuestra situación. No hay represalias. Miedo hay con quienes violentan y saquean los negocios".

Ana María Castro, Vendedora ambulante