Informarse
Agustín Squella Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales
No están tratando de asustar desde ambos lados: los partidarios del "Apruebo" con que si no gana esta alternativa el país volverá a incendiarse; y los del "Rechazo" con que en las actuales condiciones no es posible aprobar la marcha hacia una nueva Constitución. Por supuesto que estos últimos son más desmesurados y estridentes que los primeros, llegando al abuso de comparar 2020 con la realidad que teníamos meses antes de septiembre de 1973, y rasgando vestiduras porque el plebiscito del 26 de abril se hará bajo la presión de la calle, que es el nombre despectivo que ellos dan a los millones de personas que se han manifestado pacíficamente a lo largo de todo el país desde hace meses. ¿Cómo no recordar los augurios apocalípticos para el país y la familia que hizo ese mismo sector cuando el plebiscito de 1988, cuando el triunfo de Aylwin, cuando la victoria de Lagos, cuando la elección de Bachelet, y cuando se aprobaron la ley de divorcio y la de igualdad de hijos nacidos dentro y fuera del matrimonio?
Ante tantos interesados en asustarnos, en que pasemos de una justificada preocupación al miedo, y de este al pánico, no queda más que mantenernos serenos y sin pisar el palito, sabiendo que ya bien entrado el siglo XXI la sociedad chilena tiene la madurez suficiente, después de más de 200 años de vida independiente, para darse por primera vez una Constitución que sea democrática tanto en su origen como en sus contenidos. Oponerse a ello equivale a un mal disimulado rechazo a la soberanía popular y a poner en duda la sensatez de los chilenos.
Pero también hay que informarse. Febrero pasará como una bala, y el 1 de marzo estaremos a menos de dos meses del plebiscito. Se están efectuando muchos conversatorios constitucionales -en casas, en poblaciones, en sindicatos, en colegios, en universidades- y hay que asistir a ellos. Asistir y preguntar hasta formarse una opinión personal, reflexiva, y que no sea solo producto del miedo o de la opinión que prevalece en la tribu política a la que se pertenece y de la que no se quiere salir para escuchar voces discrepantes.
La red es también una buena manera de informarse. ¿Qué es una Constitución? ¿Cuáles son las materias que regula? ¿Qué importancia tiene dentro del ordenamiento jurídico de un país? ¿Qué presencia tienen en ella los derechos fundamentales? ¿Cómo se gestan, modifican o cambian las Constituciones? Basta poner en Google "Constitución" y se conseguirán buenas respuestas sobre esas y otras preguntas.
Tenemos el deber de informarnos de cara al 26 de abril, sin esperar a que otros lleguen hasta nuestras casas para hacerlo. Las votaciones propias de una democracia deben ser siempre informadas, e informadas respecto de todas las alternativas en juego, evitando quedarse encerrado cada cual en la guarida donde se escuchan solo las voces de la propia tribu.