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ENTREVISTA. Heinrich Von Baer, presidente Nacional Fundación Chile Descentralizado:

"No están los votos para postergar elección de gobernadores"

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Paola Passig

"Ni al gobierno ni a una parte de los senadores y diputados los hemos visto suficientemente comprometidos con esas leyes", reconoce Heinrich von Baer, presidente nacional de la Fundación Chile Descentralizado al evaluar el retraso que existe en el envío y tramitación de las ley corta y la de rentas regionales que le entregan más competencias y recursos a los gobernadores regionales. El también académico IDER-Universidad de La Frontera destaca la carta abierta que la Fundación le envío al Presidente Piñera para acelerar el proceso ya que existe demasiada incertidumbre.

-Hay una ofensiva transversal que busca postergar la elección de gobernadores regionales. ¿Existe un peligro real de que se concrete?

-Eso depende exclusivamente de la consecuencia del gobierno y de los senadores y diputados de honrar su compromiso contraído con la ciudadanía de las regiones al aprobar, por muy amplia mayoría, la reforma constitucional que instituye la elección democrática de los gobernadores regionales. Dado que revertir esta reforma requiere de un quórum muy alto (2/3), nosotros entendemos que no están los votos para postergar. Además de impresentable, esta orquestada maniobra es extemporánea porque a vuelta del receso ya deben inscribirse las candidaturas con sus programas, y es poco serio cambiar las reglas del juego cuando el proceso ya está en marcha.

-El diputado Melero reconoce que sería prudente analizar la postergación porque hacerla en medio de un proceso constituyente y con otras elecciones en desarrollo, la descentralización quedaría en segundo plano.

-La elección de nuestras primeras autoridades regionales se viene prometiendo, sin cumplir, durante algo más de 20 años, y ya hemos aprendido la lección: nunca es el momento. Cuando al país le iba bien, no era necesario, cuando está en problemas, no es posible. Ahora la nueva excusa es el proceso constituyente. Más que motivo para postergar la elección, es excelente oportunidad para potenciar y enriquecer ambos procesos aportando propuestas innovadores y de futuro para las candidaturas de los gobernadores regionales y de los convencionales constituyentes, como valioso insumo para la dinámica y los contenidos descentralizadores del proceso constituyente. Con todo, lo más importante es que la reciente crisis social y política del país como nunca ha puesto en evidencia la necesidad de acercar el poder de decisión a la ciudadanía, sobre todo en los asuntos que nos incumben directamente, con una bien articulada gobernanza local-regional, con más participación y mejor control democrático sobre los asuntos de interés público. Tampoco es aceptable, como algunos sostienen, esperar los resultados del proceso constituyente, para recién entonces saber si procede mantener la figura y elección de gobernadores regionales. Además de las incertidumbres de cada etapa de dicho proceso (plebiscitos de entrada y salida; contenidos que aprobará la convención constituyente), seguir esa lógica significa el riesgo de elegir gobernadores regionales recién en el año 2026 o 2030, con lo que se cumplirían tres décadas de acumulada desconfianza en la voluntad de los gobiernos y parlamentarios de turno para descentralizar Chile y desarrollar sus regiones.

-Melero reconoce que hay incomodidad con esta elección en todos los parlamentarios pero que muchos no lo reconocen porque es políticamente incorrecto.

-No creo que de todos (nunca es justo generalizar), pero sí de muchos. Ese es el principal problema por el cual durante décadas se ha venido eludiendo el cumplimiento del compromiso electoral de ambas coaliciones políticas: el temor a la emergencia de nuevos líderes políticos (es lo que las regiones más necesitamos) y el temor que la densidad electoral y el peso política de los futuros gobernadores regionales, y a quienes en segunda vuelta no resultasen electos que representarían una severa amenaza a los incumbentes, la que desaparecería si la elección fuese simultánea a la parlamentaria y presidencial de noviembre de 2021.

-Unos de los argumentos es que no se ha ingresado la ley corta de competencias y la ley de rentas regiones. ¿Qué tan comprometido ha visto al gobierno en este tema aun cuando Piñera dijo que iba a ser el Presidente de las regiones?

-Ni al gobierno ni a una parte de los senadores y diputados los hemos visto suficientemente comprometidos con esas leyes. Si la persistente energía que han invertido en postergar la elección la hubieran dirigido a exigir y facilitar el avance de esas leyes, o a hacer indicaciones para mejorar las carencias que tanto reclaman como justificación para postergar, no estaríamos con las incertidumbres que aún marcan el proceso. Con todo, nos produce mucha esperanza observar que el nuevo ministro de Hacienda y el nuevo Subsecretario de Desarrollo Regional están haciendo un esfuerzo creíble para lograr el pronto envío y aprobación de ambos proyectos, anunciados para marzo. Ver para creer, pero se nota un nuevo aire, que esperamos no se transforme en nuevas postergaciones y las consiguientes frustraciones.

-Esteban Valenzuela señala que fue un error poner a la UDI en la Subdere porque es un partido que cree poco en la regionalización?

-Habría sido mejor designar en la conducción del proceso a un partido y a una autoridad de comprobada experiencia, trayectoria y convicción descentralizadora, debidamente empoderados y respaldados con una real voluntad de parte de todo el gobierno.

-¿Vio un avance entre Salaberry y Alvarado en la Subdere?

-Sin duda, el subsecretario Alvarado marca diferencia, facilitada por sus cuatro períodos como diputado por Chiloé, lo que junto a su convicción descentralizadora y experiencia política, le permiten direccionar el necesario reimpulso al proceso.

-¿Qué implica la postergación y por qué no aplazarla?

-En pleno Siglo XXI las regiones no podemos funcionar con la disfuncional y obsoleta figura institucional de los intendentes designados, que cambian con demasiada frecuencia, hecho muy lesivo para las oportunidades de desarrollo de las regiones. No representan los intereses de las comunidades regionales ante el poder central, sino que al revés. Además, se alteraría la lógica de tener dos ciclos electorales diferenciados: uno territorial (elecciones municipales y regionales, para debatir y articular los asuntos de interés más directo de la ciudadanía), y otro político nacional (elecciones presidenciales y parlamentarias). Por lo mismo, la primera elección de gobernadores regionales en nuestra historia republicana quedaría totalmente desplazada y opacada por la mayor visibilidad política y mediática del trofeo mayor del poder: la Presidencia de la República. Si se llegara a postergar esta tan esperada elección, sería un retroceso extremadamente grave para el proceso descentralizador iniciado.

-¿Se puede tener gobernadores sin competencias y sin recursos?

-Ese es otro mito que han instalado quienes no quieren descentralizar o no quieren la amenaza de los nuevos líderes regionales. Si bien las competencias y los recursos no son todos los que quisiéramos para esta primera etapa, son bastante más y mejores que las que reconocen los eternos agoreros de la postergación. A modo de ejemplo, el ordenamiento territorial de cada región, cuyos resultados van a ser vinculantes para todos los servicios públicos; la articulación de áreas metropolitanas, la creación de las nuevas divisiones; la superación de la pobreza multidimensional en las comunidades más vulnerables, la creación de "Regiones Inteligentes" como las estamos proponiendo para los programas de los gobernadores regionales, y la realización de estudios para solicitar nuevas competencias, diferenciadas según las realidades de cada región, van a demandar una dedicación muy intensa durante los primeros años de ejercicio en el cargo. Confiemos en que la anunciada ley corta para perfeccionar las competencias y la de financiamiento local-regional signifiquen apoyos adicionales para nuestros futuros líderes regionales.

"La elección de nuestras primeras autoridades regionales se viene prometiendo, sin cumplir, durante algo más de 20 años, y ya hemos aprendido la lección: nunca es el momento". "Si bien las competencias y los recursos no son todos los que quisiéramos para esta primera etapa, son bastante más y mejores que las que reconocen los eternos agoreros de la postergación".