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Comercio de Reñaca en su peor momento: subsiste gracias al turista local y residentes

CIUDAD. Dueños de restaurantes precisaron que los clientes locales de la región son de gran ayuda ante las bajas ventas y escaso flujo de visitantes.
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José Rojas Pizarro

Reñaca parece exhausta, pasiva, desierta. Al parecer retrata otro escenario muy distinto a lo que vivió en veranos de antaño. Panoramas míticos donde los visitantes se concentraban en el borde costero impidiendo el acceso vehicular y peatonal. Veranos en los cuales la playa era intransitable, donde locatarios y dueños de restaurantes no daban abasto.

Sin embargo, hoy la puesta en escena de la playa de Reñaca es muy distinta. Un dilema. La falta de público, las bajas ventas y el poco flujo de turistas es una tragedia para los locales de comida y negocios establecidos en la costa.

Bajo este escenario, según confesaron distintos comerciantes del sector, sobreviven gracias a la misma población que habita en el atractivo balneario, así como también gracias a la gente que proviene de la misma Región de Valparaíso. Sergio Navea, dueño del restaurante "Mediterráneo", sostuvo que "todos los fines de semana llegan los comensales metropolitanos que escapan del cemento capitalino".

El comerciante, además, asumió que el verano fue complejo no sólo para su negocio, sino que para todos en el borde costero. "La poca afluencia de veraneantes al sector desmoralizó no sólo a los pequeños negocios, sino a los que también tenemos historia y tradición en la zona", recalcó Navea, quien corroboró la ausencia de trasandinos.

Febrero no repuntó

Juan Pablo Barrientos, dueño de Reñaca Surf Shop, también lamentó el poco flujo de extranjeros en el sector de Reñaca. Según el emprendedor, fue una época estival compleja y de negativas cifras.

Recalcó que "los primeros días de enero fue positivo para mi negocio, a pesar de lo que sucedió a nivel país y en el sector costero durante noviembre pasado. El verano empezó bien, pero lo que es febrero está muy bajo. Aquí llegaban más de 50 mil turistas, aproximadamente, a las playas de Reñaca. Hoy el paisaje es distinto. Febrero no repuntó".

Esta compleja situación fue compartida por el personal de atención de los locales que hay en el borde costero de Reñaca, tales como Reñaca Artesanía, Hot ice, Parrilladas Borgoño y Granizo's, quienes remarcaron que "durante este verano el número de visitantes fue muy poco a lo que esperaba el comercio en general. Febrero no repuntó y el estallido social recomenzará para marzo, el verano ya acabó".

En el restaurante "Los Pomairinos", bajo la administración de Clodomira Garrido, se informó a este Diario que "el restaurante ha alcanzado a sobrevivir por el turista local que llega el fin de semana. Por ejemplo, los santiaguinos son los únicos que se atreven a llegar hasta aquí. Me parece que también la situación hotelera fue menor de lo que esperábamos, no soy dueña de ningún hotel, pero esto nos involucra también a nosotros, ya que eran muchos los visitantes que arrendaban una pieza o se hospedaban en un hotel y llegaban a comer hasta aquí, incluso se acercaban a tomar once".

El festival no ayuda

Javier Véliz, chef del restaurante "La Bruna", lamentó el verano en el litoral costero de Reñaca. Su local, a inicios de noviembre, sufrió graves destrozos en sus dependencias. Un grupo de encapuchados ingresó, destruyendo todo a su paso y poniendo en riesgo a clientes y trabajadores.

"El Festival de Viña, junto con toda su parrilla programática, entregaban el puntapié inicial a una de las mejores semanas en materia económica para el comercio establecido no sólo de Viña del Mar, sino que también de Reñaca. Lamentablemente, este positivo escenario quedó atrás tras el inicio del estallido social, el 19 de octubre, y por lo que sucedió aquí, con los tiros de bala que percutó John Cobin y que alcanzaron a un manifestante", relató Véliz.

Para Sergio Navea, propietario del restaurante el "Mediterráneo", la temporada estival ya finalizó. Consignó que "el Festival de la Canción reportaba algunos ingresos, ya que toda la región o visitantes de otras partes se acercaban al borde costero desde Valparaíso hasta Concón… hoy el panorama es distinto, no creo que influya mucho en las ventas".

"La poca afluencia de veraneantes desmoralizó no sólo a los pequeños negocios, sino a los que también tenemos historia y tradición en la zona".

Sergio Navea, Restaurante Mediterráneo