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ENTREVISTA. Francisco vidal, vicepresidente del PPD:

"Que vayamos a cuatro comandos demuestra nuestra falta de claridad política"

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Se mueve con igual soltura en los "pasillos del poder" que en los medios de comunicación, pero según dice Francisco Vidal, la enseñanza es una parte fundamental de su vida. Fue ministro del Interior, Defensa y también Secretario General de Gobierno, ha escrito columnas en diarios y actualmente es invitado frecuente a distintos programas de televisión. Profesor de historia y político, ha sido un colaborador de importancia en los gobiernos de la Concertación y de la Nueva Mayoría.

Hoy es vicepresidente del Partido por la Democracia (PPD) y aunque recién terminó unas breves vacaciones, ha estado enfocado en el proceso constituyente, del lado de la opción "Apruebo" para el plebiscito de abril, porque quiere una nueva Constitución.

-Estamos casi en marzo. ¿Cree, como algunos han vaticinado, que recrudecerán las protestas?

-Yo creo que vamos a tener unas jornadas muy grandes de movilizaciones. Tengo la convicción de que el Día Internacional de la Mujer va a ser el punto más fuerte de la movilización y el desafío de las fuerzas opositoras, de los que convocan a esas movilizaciones, es tener claridad política en el sentido de que la movilización sea bienvenida siempre y cuando sea masiva y pacífica. Pero si la movilización se traduce en violencia, eso solo ayuda a la derecha o a aquella parte de la derecha que quiere asociar el "Apruebo" con la violencia, sector que se juega a la ingobernabilidad para que no ocurra el plebiscito; o bien, si ocurre, y se gana el "Apruebo", decir que es un triunfo ilegítimo porque se hizo en un marco de violencia callejera.

-¿Piensa que ha sido suficientemente claro el rechazo a la violencia en su sector?

-Cada día es más evidente, porque cada día hay más claridad política, respecto de que la violencia desatada, esa violencia que se expresa en el saqueo o incendios, no ayuda al objetivo principal. Y el objetivo principal es llegar al 26 de abril en plena tranquilidad y ganar abrumadoramente el "Apruebo" y la Convención Constituyente. Ahora, hay sectores, confundidos en mi opinión, y completamente perdidos políticamente, que creen que la agitación por la agitación que incluya violencia implica adhesión al "Apruebo". Creo que es al revés: mi opinión es que lo poco que ha crecido el "Rechazo" tiene que ver con esta vinculación por parte de esa derecha que rechaza y que asocia el "Apruebo" a la violencia.

-Por otro lado está la violencia en los estadios que ha adquirido nuevas dimensiones: la posible relación de las barras bravas con la destrucción de estaciones del Metro y los espectáculos masivos que se avecinan…

-Sí, pero ese es un fenómeno que viene de mucho antes, que expresa también el clima social del país, pero es un capítulo en sí mismo. Yo creo que la única forma de parar la violencia al interior de los estadios es pegándoles donde les duele a los clubes que en alguna medida hacen la vista gorda a las barras bravas. ¿Y dónde les duele? En el billete. La pérdida de puntos, la condición que sean partidos sin público en la galería, ese tipo de medidas, van a ser las únicas que van a hacer que reaccionen para erradicar ellos mismos la violencia en las barras bravas.

-¿Mantiene su idea de aprobar el cambio constitucional? Porque hay quienes han cambiado de opinión desde noviembre.

-Los únicos que han cambiado de opinión han sido una parte de la derecha. Lo que sucede es que yo creo que la derecha aquella noche del 15 de noviembre se sentó y firmó por la manifestación de 3 días antes. Lo que firmaron se llama "Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución". A los diez días, lo que habían firmado de la Nueva Constitución se les olvidó y están llamando al "Rechazo". Bueno, pero es una incoherencia más de la derecha, lo que no es novedad en Chile. La estrategia de la derecha, por lo demás, es muy burda. Tiene tres elementos. Uno, es decir lo que recién señalé: "Apruebo" es violencia. Dos, otro sector de la derecha habla de "rechazar con reformas". Tres, es menor, pero también existe, "rechazo para mantener la Constitución de Lagos y no estoy defendiendo la Constitución de Pinochet". A la segunda argumentación, no le cree nadie. Si alguien de la derecha viene a decir que hay que rechazar porque ahora sí están dispuestos a las reformas que han estado negando por décadas, sería muy ingenuo quien creyera eso. Ejemplos: ganamos la titularidad sindical en el Congreso por amplia mayoría y la derecha la llevó al Tribunal Constitucional, y perdimos. Luego ganamos en el Congreso por amplia mayoría un Sernac que defienda a los consumidores y la derecha, con el auspicio de la Cámara Nacional de Comercio, la llevó al Tribunal Constitucional, y perdimos. La derecha se demoró 15 años en renunciar sus senadores designados, porque ya no le convenían por la forma de designación. Y se demoró 25 años en acceder en parte (porque la UDI votó en contra) a modificar el sistema binominal. La derecha hasta el día de hoy no da los quórums para suprimir los supra-quórums y a la derecha le gusta este Tribunal Constitucional con la actual composición, la actual designación y las actuales atribuciones. Entonces, en cuanto al segundo argumento, rechacemos para hacer reformas ahora, la evidencia es que llevamos 30 años tratando de abrir los candados que dejó Jaime Guzmán y hemos abierto apenas dos de ellos solamente.

-¿Y cómo cree que ha sido el planteamiento de la oposición respecto del plebiscito?, ¿todos "reman para el mismo lado"?

-Bueno, nos ha faltado más claridad política. De hecho, que vayamos a tener como partidarios del "Apruebo" a cuatro comandos para una cosa tan sencilla como decir "Apruebo" o "Rechazo" demuestra nuestra falta, como oposición, de esa claridad. Porque lo obvio es coincidir en el objetivo estratégico, que es ganar el plebiscito y tener una nueva Constitución y una Asamblea Constituyente.

-¿Aparte del plebiscito, tiene alguna autocrítica respecto de su sector? Porque el favor popular parece haber abandonado al Gobierno, pero también a la oposición.

-Obvio. Yo, la autocrítica que me hago, porque soy vicepresidente de un partido, es que no fuimos capaces de entendernos entre nosotros y hacer sintonía con la mayoría ciudadana que lo único que quería y nos pide a gritos es unidad. Pero resulta que nosotros le respondemos a esa mayoría ciudadana con cuatro comandos para el "Apruebo". Por eso estamos donde estamos. Finalmente, yo creo que la mayoría abrumadora va a votar por el "Apruebo". Pero esa misma mayoría que vota por el "Apruebo" nos evalúa muy mal. Los partidos están en un 2%, el Congreso en un 3%, la ex Nueva Mayoría en menos de un 10%. Esa es una crisis que acompaña este proceso.

-¿Hay una postura única del PPD respecto del plebiscito de abril?

-Completamente. No conozco a nadie, no solo militante PPD, no conozco a nadie, que sea adherente o simpatizante, que diga que va a votar por el "Rechazo".

-¿Y respecto a la configuración de la Convención: que se elijan todos sus miembros o que la integren también parlamentarios?

-Yo creo que, sin exagerar, el 99% de la oposición hoy día está por la Convención Constituyente y no Mixta. Puede haber un margen, pero muy menor, de gente que va a votar "Apruebo" y Convención Mixta. Esa es la gran diferencia que tenemos entre nosotros y la derecha. Porque si bien el 90% de la Derecha va a votar "Rechazo", ese 10% que se expresa en la mayoría en Evópoli, en una minoría en Renovación Nacional y en Joaquín Lavín, el candidato de la derecha, es muestra de una división. Nosotros, en ese sentido, todos estamos por la nueva Constitución.

-¿Cuál es su evaluación del Gobierno después de más de cuatro meses desde la crisis?, ¿qué opinión tiene de los esfuerzos que ha hecho en materia de agenda legislativa, por ejemplo?

-Yo creo que el Gobierno está en el suelo. En primer término, cuando se tiene 5, 6, 8, 10% de aprobación, es todo difícil. Solo recuerdo a los lectores que Michelle Bachelet después del caso Caval llegó a su mínimo, que era 18%; y ese era un Gobierno muy complicado: es cosa de imaginar un Gobierno y un Presidente con menos del 10%. En segundo lugar, la respuesta del Gobierno en materia de agenda social, es un avance muy parcial. Ejemplos concretos. Uno: la reforma del Pilar Solidario, que se hizo y reajustó en un 50% la pensión básica y el aporte previsional solidario, ¿qué era lo políticamente correcto y en mayor sintonía con los ciudadanos? Era hacerlo de una vez. Pues bien, el Gobierno lo hizo parcelado, dependiendo de la edad. Segundo ejemplo: en vez de subir el salario mínimo, mandan el famoso proyecto de ingreso garantizado que aún no es ley y que queda en el margen y además se cruza con el sueldo mínimo, que en marzo crece a 320 mil pesos. Son todas medidas parciales. ¿Por qué son medidas parciales? Porque el Gobierno, por su convicción ideológica, no puede, no es que no quiera, no puede, ideológicamente, llevar a cabo la agenda social como corresponde, lo que implica, a lo menos, cuatro o cinco puntos más del actual aporte tributario. Si el Presidente hiciera eso, se le levanta la mitad de su coalición. Yo creo que está entrampado, hace un esfuerzo por salir adelante, por responder a la demanda social, pero son respuestas parciales. Y eso explica que en las encuestas la gente diga en 56% que va a seguir movilizándose, en 70% que las medidas tomadas por el Gobierno son insuficientes y que a lo que aspira definitivamente es a un Estado distinto, a un modelo distinto. Dicho en positivo: a un Estado Social de derechos, a lo menos en los ámbitos de salud, educación, previsión y laboral. Esto implica necesariamente, para ser responsable fiscalmente, un aumento de la carga tributaria. Lo digo de otra manera: la reforma tributaria original del Gobierno no tiene nada que ver con la que salió. El cambio se debió a la movilización social. Pero cuando el propio candidato más importante de la derecha, Joaquín Lavín, te dice en un programa de televisión, que para enfrentar la crisis ahora se requieren cinco mil millones de dólares y la reforma tributaria del gobierno, apoyada por nosotros, porque algo es algo, recauda dos mil millones de dólares, eso lo dice todo.

-Ya que menciona la televisión, ¿se siente cómodo en los matinales?

-Sí, me siento cómodo. Me entretengo, explico, informo. Me sale la veta de profesor.

-También señaló que estaba considerando la posibilidad de ser candidato a la Convención. ¿Ha tomado alguna decisión?

-Lo que pasa es que la prioridad personal y política mía es ganar el plebiscito. Todos los esfuerzos están ahí y, por tanto, en explicar durante el tiempo que queda, casi dos meses, por qué queremos una nueva Constitución, por qué le pedimos a la ciudadanía que vote el "Apruebo". Yo quiero una nueva Constitución que sea la de una república democrática, como lo es, pero también la de un Estado Social de derechos, como expliqué. El paso siguiente es ganar la Convención Constituyente. En ese paso siguiente, a lo menos mi partido, el PPD, que va a ir junto a los socialistas y los radicales en la lista constituyente, como se eligen 155 constituyentes, nosotros PPD debemos llevar unos 50 candidatos, pero hemos definido además que de los 50 candidatos, la mitad sean independientes. Entonces el universo de candidatos militantes en la Constituyente se restringe mucho. Y si nos aparecen buenos candidatos independientes, yo cedo el cupo de candidato. Y eso va a ocurrir con la mayoría de los dirigentes partidarios.

-El proceso constituyente, ¿ha cambiado el foco respecto de las opciones presidenciales?, ¿hay presidenciables en su sector?

-Bueno, hay presidenciables, de hecho, algunos explícitos. En mi partido, Heraldo Muñoz, no lo ha dicho pero es evidente que es un potente candidato, Ricardo Lagos Weber, Felipe Harboe, Jorge Tarud, ahí hay cuatro. En el Partido Socialista está José Miguel Insulza y Máximo Pacheco. En el Partido Radical está Carlos Maldonado. En la Democracia Cristiana, explícitamente, Ximena Rincón. En el Frente Amplio, claramente, Beatriz Sánchez. En el Partido Comunista, Daniel Jadue. Ahí ya hay varios nombres.

-Pero el apoyo en las encuestas parece no ser tan generoso…

-Sí, claro. Otra cosa es que marquen, por supuesto. Pero hay que sacar la cuenta de que el respaldo a los partidos, la confianza y credibilidad, es de 2%; el Parlamento es 3%. Criticamos mucho a Carabineros, muchas veces con razón por el tema de derechos humanos, pero en la última encuesta Carabineros tiene un 35% de confianza y credibilidad. Nosotros un 3%. La distancia entre los partidos y la ciudadanía es abrumadora. Y eso es culpa nuestra, no es culpa de la ciudadanía.

-¿Y cree que se pueda reducir esa distancia?

-Es una tarea por hacer. Dos hechos, simbólicos pero muy relevantes, de respuesta a la movilización social, fueron la reducción de la dieta parlamentaria y no más reelecciones indefinidas. La reducción de la dieta avanzó rápidamente en la Cámara de Diputados, está congelada en el Senado y leí una entrevista a varios senadores en que queda claro que esto será discutido en marzo. Es cosa de imaginar el impacto en la ciudadanía de una discusión en marzo en que se termine sin reducir la dieta. El segundo ejemplo: avanzó y está en el Senado el término de la reelección indefinida con efecto retroactivo, lo que implica que 12 de los actuales 43 senadores y 35 de los actuales 155 diputados no pueden presentarse más. Es cosa de imaginar que eso no resultara. Tendríamos no un 3% de credibilidad, sino habría que ir para abajo, un -4% o -8%, no sé si es posible estadísticamente.

-¿Qué impresión tiene de cómo se desarrollará el itinerario constituyente este año?

-Bueno, las elecciones de los convencionales constituyentes es el 25 de octubre junto con los concejales, alcaldes y gobernadores regionales. Va a ser un interesante debate político, va a ser una elección muy politizada y lo digo en un sentido positivo. Lo que pasa es que cuando, como yo creo, gane el "Apruebo", el paso siguiente es la campaña por los constituyentes. Y esa campaña, de manera obligada, le exige a cada lista de partido decirle a la gente qué es lo que quiere ese partido o lista para que voten por sus convencionales constituyentes de una nueva Constitución en Chile. Y yo por lo menos, en lo personal, tengo claro que el punto más importante de una nueva Constitución, junto con un nuevo diseño institucional, es en lo económico-social, un Estado Social de derechos. A eso me voy a jugar por completo.

"No fuimos capaces de entendernos entre nosotros y hacer sintonía con la mayoría ciudadana que lo único que quería y nos pide a gritos es unidad (...) Por eso estamos donde estamos".

"El Gobierno está en el suelo. Cuando se tiene 5, 6, 8, 10% de aprobación, es todo difícil. Solo recuerdo que Michelle Bachelet después del caso Caval llegó a su mínimo, que era 18%".

Patricio Tapia

redaccion@mediosregionales.cl

FRANCISCO FLORES SEGUEL/AGENCIAUNO