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ENTREVISTA. Iván Flores (DC), presidente de la Cámara de Diputados:

"El sistema de seguridad del Congreso está por debajo del estándar que debería tener esta institución"

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Paola Passig

"Estoy por el Apruebo y creo que hay que darle hoy la opción a la ciudadanía a través de la Convención Constitucional", sostiene el presidente de la Cámara de Diputados, Iván Flores (DC), en la antesala de dejar el cargo. Sin embargo, en política todo puede pasar. Y si bien hoy, miércoles, la bancada decé deberá decidir si la próxima testera la encabezará Gabriel Silber o Víctor Torres, hay quienes creen que la mejor opción es que continúe Flores, ya que se considera que ha dado garantías a todos.

- ¿Cuáles son las luces y sombras que marcaron su gestión?

- Cuando partí en esto, que casi fue por accidente, lo hice con muchas expectativas, donde lo esencial era acercar la Cámara a la ciudadanía para que entendiera nuestro trabajo. También establecer que las vueltas largas no le sirven a los gobiernos cortos y que no había tiempo para mesas o comisiones previas, de manera que los proyectos debían llegar directamente al Congreso y que fuera aquí dónde se diera el debate. Y si bien tenía una serie de proyectos en mente, no se concretaron porque había que responder a las demandas del estallido social. Intentamos estar a la altura de las respuestas que demanda la ciudadanía y creo que la Cámara hizo la pega. Despachamos todos los proyectos que ingresaron y tuvieron un buen debate.

- ¿Algo que sobresalga?

- Fuimos nosotros, el presidente del Senado y de la Cámara, los que impulsamos el proceso constituyente cuando el 29 de octubre nos reunimos con los presidentes de las comisiones de Constitución de ambas ramas y partimos. Llamamos a los partidos y se generó el acuerdo el 15 de noviembre, que dio el vamos a un proceso que se está ensuciando con la campaña del terror impulsada por la derecha más dura y donde se busca instalar la idea de que los violentistas son parte del Apruebo.

- ¿Alguna sombra?

- Quedaron muchas cosas en el tintero, como no haber podido llegar a un acuerdo con el Gobierno para recuperar el Palacio Huneeus de cara al proceso constituyente, porque tenemos tiempos acotados. Al menos dejamos el camino avanzado. Lo otro que quedó pendiente fue la segunda parte del encuentro con los pueblos originarios que hicimos en junio con los dirigentes del Trawun de Temucuicui, en el Salón de Honor, y que se iba a hacer en San Pedro de Atacama justo el fin de semana del estallido social. Se tuvo que suspender y quedó pendiente para la próxima mesa.

- Si esta semana, por A, B, C motivo, no se aprueba la paridad en la comisión mixta, ¿quedará como una deuda legislativa y política?

- Sí, y sería muy complicado de explicar que ante lo que ha significado este levantamiento social en la búsqueda de visibilización que las mujeres han venido planteando, el Congreso les niegue la posibilidad de tener paridad de género. Aquí hay que ser claros. O estás o no estás.

- ¿Ve factible su aprobación?

- No sólo tengo fe de aquello ocurra, sino que hoy en día no hay otra posibilidad. Hay que asegurar estos espacios para las mujeres, para los pueblos originarios, para los discapacitados, que son el 20%, y los independientes. El Senado rechazó todo esto y por eso estamos en mixta y espero que los senadores se den cuenta de que Chile es un país distinto y que no va a aceptar que los espacios de las mujeres sean de acuerdo a los resultados, sino que este proceso hay que propiciar una situación distinta. Abrir espacios. Los senadores que se oponen a la paridad están en un camino absolutamente equivocado.

- Lo concreto es que ya partió el proceso constituyente. Hay preocupación por el exceso de polarización entre los sectores del apruebo y el rechazo.

- Sin duda que sorprende. Y aunque creo que el apruebo va a ganar por lejos, hay una campaña del terror que es potenciada por actos vandálicos que no tienen que ver con el sentimiento de la gente que necesita cambios. Pero los actos vandálicos, que corresponden a grupos anárquicos y también a grupos delincuenciales, le están haciendo un flaco favor a quienes le estamos tratando de explicar a la gente que un cambio constitucional a través de una asamblea constituyente va a permitir tener una carta legitimada. Porque si bien la constitución del 80 ya no es la de Pinochet -porque ha tenido 300 modificaciones- le falta camino por andar. Este acto, que deberíamos enfrentar con alegría, se ha ensuciado con violencia, que es la mejor propaganda para el Rechazo. La campaña del terror está prendiendo y quienes estamos por el acuerdo vamos a tener que desplegarnos mucho más. Y ojo, se nos pasó, y no le pusimos límite al financiamiento de la campaña del Apruebo y el Rechazo. Y como no hay un candidato, la ley no puede darle dinero a los partidos. Entonces, no hay financiamiento y estamos viendo una campaña financiera brutal para el Rechazo. En cambio, la del Apruebo es bastante más modesta y de a pie.

- El Gobierno anunció que en materia de agenda social ya se puso todo sobre la mesa porque no hay más recursos.

- Sabemos que el país está en un escenario complejo y que los recursos financieros no son infinitos. Estos recursos tienen que ver con las recaudaciones. Si la economía mundial está ralentizada, en consecuencia la economía nacional también. Eso sumado a los efectos de la crisis sociopolítica genera un cuadro difícil, pero siempre es posible dar más hasta llegar a un límite de responsabilidad fiscal usando los fondos de emergencia. Entonces, tenemos un escenario de menor recaudación; por lo tanto, hay que dinamizar la economía, pero también se necesita una nueva reforma tributaria porque la que hicimos no tocó ni un pelo a los más ricos ni a las megautilidades de las grandes empresas. Para variar, es la clase media la que está resistiendo esta mayor exigencia tributaria, pero esta reforma hay que hacerla con la Sofofa, la CPC, con los gremios.

- En el oficialismo el senador Andrés Allamand ha criticado el desempeño de ministro Blumel en materia de seguridad y el Frente Amplio anunció una acusación constitucional por no sacar al general Rozas de Carabineros. ¿Cómo evalúa su gestión?

- Desde ser muy complicado ser ministro del Interior en este tiempo. Sus tareas son la coordinación del gabinete de ministros y la seguridad y el orden publico. Claramente, la gran mayoría de los chilenos reclamamos la falta de tranquilidad. Lo que yo he visto es que habiéndolo sacado de un trabajo completamente distinto, ha intentado ponerse a tono. Pero también entendemos que Carabineros tiene sus propios procedimientos que no apuntan a los tiempos que vivimos y este estallido pilló a la institución con menos del 5% de su gente preparada para esa función, sacando personal que no estaba preparado. Eso le cae al ministro, pero no necesariamente es culpa de él. Por eso no estoy de acuerdo con la acusación constitucional; no podemos seguir así nomás haciendo acusaciones constitucionales porque creemos que algo no está bien hecho. Ahora, creo que el Gobierno en general está al debe. Hay problemas de conducción política, de liderazgo, tenemos un Presidente que de tanto en tanto intenta decir alguna cosa fuera de libreto y la embarra. Pero creo que no hay mérito para una acusación contra Blumel.

Puntos oscuros

- Se han establecido medidas para mejorar la seguridad del Congreso. ¿Cómo avanza eso?

- Con franqueza, el sistema de seguridad del Congreso está lejos por debajo del estándar que una institución tan sensible como ésta debería tener. Nunca se ha requerido mayor nivel de cuidado tanto de la infraestructura como de los funcionarios y parlamentarios. No obstante, por algunos hechos que han ocurrido al interior del edificio pedí informes, que fueron dos, y en ambos se mostraban debilidades que deben ser corregidas. Sin ninguna duda, los políticos estamos más expuestos no sólo a la incomprensión, sino que a una evaluación ciudadana que dista mucho del esfuerzo que estamos haciendo. Y como hay de todo en la viña del señor, uno nunca puede pensar que no va existir la posibilidad de un atentado. Por eso hay que tomar providencias.

- ¿Las debilidades detectadas son muy complejas?

- No las puedo decir, forman parte del diagnóstico que se hizo, donde se establece que hay puntos débiles, puntos oscuros dentro del edificio, que permiten o podrían permitir que ocurran agresiones al interior del edificio. Particularmente, en el segundo informe, que discutimos con la Comisión de Régimen interno, hay que complementar de aquí hacia adelante, porque las instituciones deben tener un resguardo mínimo. Un no llega y se mete a la oficina del gerente de una empresa o de un subsecretario así nomás. Hay filtros y controles de acceso, y los nuestros son bastante laxos. Somos uno de los Parlamentos más transparentes del mundo y de los pocos que permite el ingreso de personas no sólo al hemiciclo, sino que a la mayoría de las oficinas y pasillos del edificio. Y si bien siempre hemos tenido una política de acercamiento a la ciudadanía, los tiempos nos obligan por la seguridad de todos, a evitar conflictos. Estoy hablando de conatos o peleas entre grupos distintos de visitas u otro tipo de agresiones que ya han ocurrido. Por eso necesitamos trabajar tranquilos e implementar medidas de seguridad distintas.

- ¿Se contempla evacuaciones?

- El sistema que tenemos no nos permite tener líneas de escape seguras. En todas partes existen líneas seguras en caso de incendios u atentados, pero nosotros hemos sido un poco laxos, hay que reconocerlo, y es un tema que hay que resolver.

- ¿Cómo ha sido legislar en tiempos de guerra o con un Congreso sitiado?

- Es difícil, pero no es un estado de guerra, aunque sí una condición crítica, porque más allá de los gritos que uno los entiende, hay personas que hemos estado mucho más cerca del movimiento social que otros y entendemos la razones y la rabia, aunque no compartimos la violencia, pero hay que legislar independientemente del escenario que nos toca vivir. Pero es difícil saber que afuera hay una marcha de dos mil personas que están tratando de ingresar; duele sentirse parte del problema cuando lo que hemos intentado es ser parte de la solución.

- ¿Le parece injusto que el Congreso sea el centro del problema?

- Sí, porque francamente para quienes estamos aquí y quienes nos visitan, que son 10 mil personas al año -entre académicos, empresarios, etc.-, nos señalan "cómo la corren ustedes" entre comisiones, sala, reuniones, interpelaciones, etc. Bueno, esa gente se va con una visión distinta a la que tiene el ciudadano. Por eso tenemos un sistema de visita para que la gente venga a ver cómo trabajamos y no piensen que sólo tomamos café. Aquí trabajamos más de 15 horas, los fines de semana, etc. Hay una subvaloración de lo que hacemos y quizás el mea culpa sea que no hemos sabido comunicarlo.

"El sistema de seguridad del Congreso está lejos por debajo del estándar que una institución tan sensible como ésta debería tener. Dos informes mostraban debilidades que deben ser corregidas".

"Sería muy complicado de explicar que, ante lo que ha significado este levantamiento social en la búsqueda de visibilización que las mujeres han venido planteando, el Congreso no apruebe paridad de género". "Es difícil saber que afuera hay una marcha de dos mil personas que están tratando de ingresar; duele sentirse parte del problema cuando lo que hemos intentado es ser parte de la solución".

ENTREVISTA. Iván Flores (DC), presidente de la Cámara de Diputados:

"El sistema de seguridad del Congreso está por debajo del estándar que debería tener esta institución"

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Paola Passig

"Estoy por el Apruebo y creo que hay que darle hoy la opción a la ciudadanía a través de la Convención Constitucional", sostiene el presidente de la Cámara de Diputados, Iván Flores (DC), en la antesala de dejar el cargo. Sin embargo, en política todo puede pasar. Y si bien hoy, miércoles, la bancada decé deberá decidir si la próxima testera la encabezará Gabriel Silber o Víctor Torres, hay quienes creen que la mejor opción es que continúe Flores, ya que se considera que ha dado garantías a todos.

- ¿Cuáles son las luces y sombras que marcaron su gestión?

- Cuando partí en esto, que casi fue por accidente, lo hice con muchas expectativas, donde lo esencial era acercar la Cámara a la ciudadanía para que entendiera nuestro trabajo. También establecer que las vueltas largas no le sirven a los gobiernos cortos y que no había tiempo para mesas o comisiones previas, de manera que los proyectos debían llegar directamente al Congreso y que fuera aquí dónde se diera el debate. Y si bien tenía una serie de proyectos en mente, no se concretaron porque había que responder a las demandas del estallido social. Intentamos estar a la altura de las respuestas que demanda la ciudadanía y creo que la Cámara hizo la pega. Despachamos todos los proyectos que ingresaron y tuvieron un buen debate.

- ¿Algo que sobresalga?

- Fuimos nosotros, el presidente del Senado y de la Cámara, los que impulsamos el proceso constituyente cuando el 29 de octubre nos reunimos con los presidentes de las comisiones de Constitución de ambas ramas y partimos. Llamamos a los partidos y se generó el acuerdo el 15 de noviembre, que dio el vamos a un proceso que se está ensuciando con la campaña del terror impulsada por la derecha más dura y donde se busca instalar la idea de que los violentistas son parte del Apruebo.

- ¿Alguna sombra?

- Quedaron muchas cosas en el tintero, como no haber podido llegar a un acuerdo con el Gobierno para recuperar el Palacio Huneeus de cara al proceso constituyente, porque tenemos tiempos acotados. Al menos dejamos el camino avanzado. Lo otro que quedó pendiente fue la segunda parte del encuentro con los pueblos originarios que hicimos en junio con los dirigentes del Trawun de Temucuicui, en el Salón de Honor, y que se iba a hacer en San Pedro de Atacama justo el fin de semana del estallido social. Se tuvo que suspender y quedó pendiente para la próxima mesa.

- Si esta semana, por A, B, C motivo, no se aprueba la paridad en la comisión mixta, ¿quedará como una deuda legislativa y política?

- Sí, y sería muy complicado de explicar que ante lo que ha significado este levantamiento social en la búsqueda de visibilización que las mujeres han venido planteando, el Congreso les niegue la posibilidad de tener paridad de género. Aquí hay que ser claros. O estás o no estás.

- ¿Ve factible su aprobación?

- No sólo tengo fe de aquello ocurra, sino que hoy en día no hay otra posibilidad. Hay que asegurar estos espacios para las mujeres, para los pueblos originarios, para los discapacitados, que son el 20%, y los independientes. El Senado rechazó todo esto y por eso estamos en mixta y espero que los senadores se den cuenta de que Chile es un país distinto y que no va a aceptar que los espacios de las mujeres sean de acuerdo a los resultados, sino que este proceso hay que propiciar una situación distinta. Abrir espacios. Los senadores que se oponen a la paridad están en un camino absolutamente equivocado.

- Lo concreto es que ya partió el proceso constituyente. Hay preocupación por el exceso de polarización entre los sectores del apruebo y el rechazo.

- Sin duda que sorprende. Y aunque creo que el apruebo va a ganar por lejos, hay una campaña del terror que es potenciada por actos vandálicos que no tienen que ver con el sentimiento de la gente que necesita cambios. Pero los actos vandálicos, que corresponden a grupos anárquicos y también a grupos delincuenciales, le están haciendo un flaco favor a quienes le estamos tratando de explicar a la gente que un cambio constitucional a través de una asamblea constituyente va a permitir tener una carta legitimada. Porque si bien la constitución del 80 ya no es la de Pinochet -porque ha tenido 300 modificaciones- le falta camino por andar. Este acto, que deberíamos enfrentar con alegría, se ha ensuciado con violencia, que es la mejor propaganda para el Rechazo. La campaña del terror está prendiendo y quienes estamos por el acuerdo vamos a tener que desplegarnos mucho más. Y ojo, se nos pasó, y no le pusimos límite al financiamiento de la campaña del Apruebo y el Rechazo. Y como no hay un candidato, la ley no puede darle dinero a los partidos. Entonces, no hay financiamiento y estamos viendo una campaña financiera brutal para el Rechazo. En cambio, la del Apruebo es bastante más modesta y de a pie.

- El Gobierno anunció que en materia de agenda social ya se puso todo sobre la mesa porque no hay más recursos.

- Sabemos que el país está en un escenario complejo y que los recursos financieros no son infinitos. Estos recursos tienen que ver con las recaudaciones. Si la economía mundial está ralentizada, en consecuencia la economía nacional también. Eso sumado a los efectos de la crisis sociopolítica genera un cuadro difícil, pero siempre es posible dar más hasta llegar a un límite de responsabilidad fiscal usando los fondos de emergencia. Entonces, tenemos un escenario de menor recaudación; por lo tanto, hay que dinamizar la economía, pero también se necesita una nueva reforma tributaria porque la que hicimos no tocó ni un pelo a los más ricos ni a las megautilidades de las grandes empresas. Para variar, es la clase media la que está resistiendo esta mayor exigencia tributaria, pero esta reforma hay que hacerla con la Sofofa, la CPC, con los gremios.

- En el oficialismo el senador Andrés Allamand ha criticado el desempeño de ministro Blumel en materia de seguridad y el Frente Amplio anunció una acusación constitucional por no sacar al general Rozas de Carabineros. ¿Cómo evalúa su gestión?

- Desde ser muy complicado ser ministro del Interior en este tiempo. Sus tareas son la coordinación del gabinete de ministros y la seguridad y el orden publico. Claramente, la gran mayoría de los chilenos reclamamos la falta de tranquilidad. Lo que yo he visto es que habiéndolo sacado de un trabajo completamente distinto, ha intentado ponerse a tono. Pero también entendemos que Carabineros tiene sus propios procedimientos que no apuntan a los tiempos que vivimos y este estallido pilló a la institución con menos del 5% de su gente preparada para esa función, sacando personal que no estaba preparado. Eso le cae al ministro, pero no necesariamente es culpa de él. Por eso no estoy de acuerdo con la acusación constitucional; no podemos seguir así nomás haciendo acusaciones constitucionales porque creemos que algo no está bien hecho. Ahora, creo que el Gobierno en general está al debe. Hay problemas de conducción política, de liderazgo, tenemos un Presidente que de tanto en tanto intenta decir alguna cosa fuera de libreto y la embarra. Pero creo que no hay mérito para una acusación contra Blumel.

Puntos oscuros

- Se han establecido medidas para mejorar la seguridad del Congreso. ¿Cómo avanza eso?

- Con franqueza, el sistema de seguridad del Congreso está lejos por debajo del estándar que una institución tan sensible como ésta debería tener. Nunca se ha requerido mayor nivel de cuidado tanto de la infraestructura como de los funcionarios y parlamentarios. No obstante, por algunos hechos que han ocurrido al interior del edificio pedí informes, que fueron dos, y en ambos se mostraban debilidades que deben ser corregidas. Sin ninguna duda, los políticos estamos más expuestos no sólo a la incomprensión, sino que a una evaluación ciudadana que dista mucho del esfuerzo que estamos haciendo. Y como hay de todo en la viña del señor, uno nunca puede pensar que no va existir la posibilidad de un atentado. Por eso hay que tomar providencias.

- ¿Las debilidades detectadas son muy complejas?

- No las puedo decir, forman parte del diagnóstico que se hizo, donde se establece que hay puntos débiles, puntos oscuros dentro del edificio, que permiten o podrían permitir que ocurran agresiones al interior del edificio. Particularmente, en el segundo informe, que discutimos con la Comisión de Régimen interno, hay que complementar de aquí hacia adelante, porque las instituciones deben tener un resguardo mínimo. Un no llega y se mete a la oficina del gerente de una empresa o de un subsecretario así nomás. Hay filtros y controles de acceso, y los nuestros son bastante laxos. Somos uno de los Parlamentos más transparentes del mundo y de los pocos que permite el ingreso de personas no sólo al hemiciclo, sino que a la mayoría de las oficinas y pasillos del edificio. Y si bien siempre hemos tenido una política de acercamiento a la ciudadanía, los tiempos nos obligan por la seguridad de todos, a evitar conflictos. Estoy hablando de conatos o peleas entre grupos distintos de visitas u otro tipo de agresiones que ya han ocurrido. Por eso necesitamos trabajar tranquilos e implementar medidas de seguridad distintas.

- ¿Se contempla evacuaciones?

- El sistema que tenemos no nos permite tener líneas de escape seguras. En todas partes existen líneas seguras en caso de incendios u atentados, pero nosotros hemos sido un poco laxos, hay que reconocerlo, y es un tema que hay que resolver.

- ¿Cómo ha sido legislar en tiempos de guerra o con un Congreso sitiado?

- Es difícil, pero no es un estado de guerra, aunque sí una condición crítica, porque más allá de los gritos que uno los entiende, hay personas que hemos estado mucho más cerca del movimiento social que otros y entendemos la razones y la rabia, aunque no compartimos la violencia, pero hay que legislar independientemente del escenario que nos toca vivir. Pero es difícil saber que afuera hay una marcha de dos mil personas que están tratando de ingresar; duele sentirse parte del problema cuando lo que hemos intentado es ser parte de la solución.

- ¿Le parece injusto que el Congreso sea el centro del problema?

- Sí, porque francamente para quienes estamos aquí y quienes nos visitan, que son 10 mil personas al año -entre académicos, empresarios, etc.-, nos señalan "cómo la corren ustedes" entre comisiones, sala, reuniones, interpelaciones, etc. Bueno, esa gente se va con una visión distinta a la que tiene el ciudadano. Por eso tenemos un sistema de visita para que la gente venga a ver cómo trabajamos y no piensen que sólo tomamos café. Aquí trabajamos más de 15 horas, los fines de semana, etc. Hay una subvaloración de lo que hacemos y quizás el mea culpa sea que no hemos sabido comunicarlo.

"El sistema de seguridad del Congreso está lejos por debajo del estándar que una institución tan sensible como ésta debería tener. Dos informes mostraban debilidades que deben ser corregidas".

"Sería muy complicado de explicar que, ante lo que ha significado este levantamiento social en la búsqueda de visibilización que las mujeres han venido planteando, el Congreso no apruebe paridad de género". "Es difícil saber que afuera hay una marcha de dos mil personas que están tratando de ingresar; duele sentirse parte del problema cuando lo que hemos intentado es ser parte de la solución".