Liberalismo
Carlos Larraín declaró recientemente: "Lo que estamos presenciando hoy es el fracaso del liberalismo". Dichas declaraciones resultan cuestionables, en cuanto lo que estamos viviendo en Chile pareciera no ser un fracaso del liberalismo, sino más bien un rotundo fracaso de la ausencia de este. Basta con observar los índices mundiales de libertades liberales, económicas y civiles para ver que Chile lleva años cayendo sistemáticamente en todos los rankings de libertades.
Chile hoy no aparece ni top diez en rankings de libertad económica y de libertades civiles. De hecho, el reclamo por más dignidad y menos abusos radica precisamente en que ni los políticos ni los empresarios han respetado los principios del liberalismo. Los principios que orientan al liberalismo son: la cooperación, la libertad de asociación, la meritocracia y la igualdad ante la ley, exactamente aquellos principios que las elites económicas y políticas del país parecieran haber socavado con sus malas prácticas.
Más que el fracaso del liberalismo, estamos ante un profundo fracaso de las elites -de la cual el exsenador es parte- de atenerse y respetar aquellos principios que lo sustentan.
Pablo Paniagua Prieto
Panacea
¿Y si nos saltamos el plebiscito y escribimos en la nueva Constitución que en Chile no exista el coronavirus y así nos evitamos más contagiados?
Marcelo González C.
Efectos secundarios
En el último tiempo, distintos grupos de la sociedad y personajes con tribuna pública intentan crear una imagen de "héroe" o "mártir" en las personas de la denominada "primera línea". Esto pese a que estos "héroes", semana a semana, se toman las calles, coartan el derecho al libre desplazamiento de las personas y encienden barricadas para causar temor y propiciar hechos de violencia.
Sin embargo, no sólo producen estos efectos negativos, las barricadas que genera y defiende la primera línea están compuestas principalmente de basura, escombros y neumáticos. Estos últimos al verse expuestos a combustión liberan sustancias como benzopirenos, dibenzoantracenos y metilnitrosamina que pueden ser cancerígenas, afectando ahora la salud de las personas.
Cómo sociedad no podemos permitir que este grupo de personas, además de coartar nuestras libertades, pongan en riesgo la salud de adultos y niños que se ven expuestos a estas sustancias. Y esto sin olvidar la contaminación que genera esta combustión para el medioambiente.
Es urgente que todos condenemos las acciones de la primera línea, para poner fin a la violencia.
Renata García D.
General Baquedano
Desde hace meses la estatua del General Baquedano en la plaza homónima (plaza Italia), en Santiago, ha sido objeto de toda falta de respeto. Es una ignominia nacional.
En Valparaíso, ante la afrenta sufrida por los héroes de Iquique, el comandante en jefe de la Armada, almirante Julio Leiva Molina, alzó su voz repudiando dichos actos que deshonran la patria y, ejerciendo su mando, decidió actuar.
Su llamado de atención significó que toda la familia naval y chilenos todos manifestaran su desagravio con concurridas manifestaciones en Valparaíso, Santiago y regiones.
¿Qué pasa en Santiago, en el Ejército y en su plana mayor ante el oprobio e infamia a un general que gestó el inicio de un Chile más grande y respetable?
Renzo Follegati Ghio
Extremos ideológicos
En una democracia sólida y robusta no debe existir la primera línea; por lo tanto, la pregunta que debemos hacernos es ¿cómo y por qué estalló en Chile y cada día pone a prueba a los servicios de seguridad del Estado?
Cuando existe ambivalencia en nuestras autoridades políticas se generan espacios para la germinación de violencia, desde el entendido que este fenómeno social está marcado por reivindicaciones justas y es producto del abuso de poder de los agentes del Estado, quienes por ley están llamados a "resguardar" el orden público en el país.
Sin embargo, la violencia sólo favorece a los extremos ideológicos que socavan y destruyen lo que la mayoría de los ciudadanos quieren construir, esto es un nuevo orden político, económico, social y cultural.
¿Es posible avanzar hacia un ordenamiento social para construir, en el caso del Apruebo en el plebiscito del 26 de abril, una nueva Constitución? Creo que estamos preparados para esto y debemos comprender que las crisis siempre son un peldaño para ello.
No debemos caer en el miedo al cambio ni aparecer vulnerables a los mensajes masivos de violencia y delincuencia que nos muestran los medios, sino que tenemos que dialogar, informarnos sobre los procesos y estar disponibles al debate público.
No podemos estar cautivos de la violencia, sino que es imperativo tomarnos los espacios para volver a la conversación y ejercer nuestro compromiso por un nuevo Chile. Sólo así derrotaremos a quienes quieren criminalizar el movimiento social y a quienes vandalizan la protesta, afectando la convivencia social.
Hugo Covarrubias Académico Carrera de Trabajador Social, Universidad Central