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ENTREVISTA. Daniel Núñez (PC), presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados:

"Campaña del terror, el coronavirus y problemas externos generan complejo escenario económico"

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Paola Passig

Un Estado más fuerte y una nueva reforma tributaria son, a juicio del presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara, Daniel Núñez (PC), una salida para el bajo desempeño de la economía nacional. Y es que si ya había cifras preocupantes que habían encendido las alarmas, el impacto del coronavirus y la crisis del petróleo lo agravan en una magnitud que está por verse.

- ¿Qué explica que nuestra economía esté pasando por un momento complejo?

- Hay un factor de incertidumbre en la economía chilena, generado por las protestas sociales, pero el Gobierno ha utilizado en forma permanente este argumento para agudizar la incertidumbre. Entonces, cuando se combinan problemas políticos, más un Gobierno que quiere usar el factor económico como elemento de amenaza para generar orden social en forma artificial, aumenta la incertidumbre y las expectativas en los actores económicos. Si a eso agregamos un factor externo, como es el coronavirus, se genera un escenario complejo para la economía. Comparto la mirada de distintos economistas que señalan que nuestra economía, en este escenario, difícilmente va a llegar al 1% y que se requieren medidas contracíclicas que pudieran generar una mayor reactivación. Eso es un dato real. No obstante, esto requiere que el Ejecutivo deje de lado la campaña del terror, porque eso también ha generado un desincentivo, agravando los problemas económicos internos y externos.

- ¿Qué efecto tiene en el país?

- Menores ingresos tributarios proyectados por La Moneda y algún impacto en el empleo, no sabemos de qué envergadura porque el empleo informal ha amortiguado la menor cantidad de empleo formal. Todo esto refleja que debe haber una actitud más proactiva del Gobierno para resolver los problemas y que, en mi opinión, pasa por una mayor inversión del Gobierno y por un discurso que no utilice el miedo como un elemento de ordenamiento en la sociedad, sino que más bien priorice la solución del conflicto político. Sin embargo, imágenes como las que hemos visto de carabineros pegándole a un adulto mayor exacerban el conflicto y no ayudan al mejoramiento de la economía.

- Pero La Moneda insiste en que el decrecimiento obedece al estallido social.

- Tengo una lectura un poco más compleja respecto a la situación de la economía chilena, porque independiente de que haya coyunturas que produzcan algún efecto, y en mi opinión los efectos del estallido social han sido más acotados de lo que se preveía, el fondo es que tenemos un modelo que está mostrando signos de agotamiento en sus variables principales. Por tanto, creo que el problema es que esta economía, altamente dependiente de productos primarios de bajo valor agregado, como es la minería, el sector forestal y el pesquero, ya no da para más y hay que pensar un cambio más estructural. Y en eso las actuales autoridades están omitidas del debate.

- Si hay menores ingresos, ¿cómo se financiará la agenda social anunciada, donde casi hay unanimidad de que es insuficiente? Sin embargo, desde el Ejecutivo se ha señalado que no hay más fondos.

- Creo que el ministro Briones le vendió una ilusión a los senadores de oposición que en forma ingenua cayeron presas de esa ilusión. Cuando partió el debate de aprobar la actual reforma tributaria se dijo que iba a venir una segunda reforma más profunda y que los temas más complejos, que no se iban a poder abordar ahora, quedaban para esa segunda reforma. Al parecer, esa segunda reforma tributaria se depreció y se transformó en una comisión que va a evaluar qué sistemas de franquicias hay que eliminar. Creo que el peor error que puede cometer la oposición es asumir el discurso de La Moneda de que no hay más recursos y que no se requiere una nueva reforma tributaria, ya que es evidente que con el financiamiento actual el Estado no va a poder responder a la gran cantidad de demandas que se han acumulado. En ese sentido, es compromiso nuestro decirle a la ciudadanía que se requiere una reforma tributaria más profunda, de una envergadura similar a la que se hizo en el gobierno de la expresidenta Bachelet, que alcanzó cerca de 3,1 del PIB, y sobre esa premisa ver cuál es la mejor forma de impulsarla. Puede ser revisando la situación de los royaltys vinculados a la explotación de los recursos naturales o abriendo un debate muy técnico respecto de los impuestos a las ganancias de capital o a los superricos. O, sencillamente, terminando con el sistema semiintegrado y generando una desintegración total. Hay bastantes opciones para aumentar la carga impositiva y creo que eso es un deber del próximo gobierno, porque es obvio que Sebastián Piñera no quiere tocar los intereses de los grandes grupos económicos de los cuales él es parte.

- Hay grandes empresarios que sí han señalado estar dispuestos a gastar más...

- Lamentablemente, creo que hay mucho cinismo en las declaraciones de los grandes empresarios. Cuando la coyuntura arrecia dicen que están dispuestos a meterse la mano al bolsillo y cuando los debates entran al Congreso nos vienen a decir todos males y perjuicios que provoca cargar con más impuestos a los dueños de las grandes empresas. Entonces, veo mucho cinismo y desde ese punto de vista no tengo grandes expectativas de que los grandes empresarios aflojen en esa materia. Veo más bien que aquí hay un debate democrático donde ellos deben acatar lo que la sociedad chilena decida democráticamente. Esperar su buena voluntad es una quimera que hasta ahora no ha ocurrido.

- El argumento del equipo económico del Ejecutivo y del oficialismo es que aumentar los impuestos ahuyenta la inversión.

- Es un argumento reiterativo y que majaderamente repetía el exministro Felipe Larraín. Con ese argumento trató de convencernos de que había que reintegrar el sistema tributario y fue su propio Gobierno el que se dio cuenta de la inviabilidad de ellos. Aquí hay un tema objetivo: Chile, con un sistema semiintegrado, tiene una carga tributaria más baja que países de la OCDE de similar nivel de desarrollo. Por lo tanto, para alcanzar el mismo nivel de desarrollo es necesario fortalecer el Estado. Bastantes economistas heterodoxos, que uno no puede calificar de izquierdistas ni marxistas, están en esa línea. No hay posibilidad para un país que alcanza un nivel interesante de crecimiento económico, de poder superar esta trampa del estancamiento medio o llegar a ser un país desarrollado si no tiene un Estado más fuerte que pueda impulsar políticas públicas. Por ejemplo, en materia de ciencia y tecnología, desarrollo de las pymes. Y el Estado chileno está extremadamente débil, en parte por la falta de atribuciones que espero se resuelva con la nueva Constitución, pero también porque su financiamiento es muy pequeño y precario respecto a las necesidades que tiene. Para que Chile sea un país desarrollado debe tener un modelo basado en la innovación, conocimiento científico. Por ejemplo, en la economía digital el Estado debe ser un actor clave. No se trata de que la economía dependa del Estado, sino que éste sea una palanca que permita salir del modelo rentista que nos tiene encapsulados.

"Que el Gobierno deje de utilizar el miedo como un elemento de ordenamiento en la sociedad, sino que más bien priorice la solución del conflicto político".