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Los resguardos para cuidar al último campeón de Everton del 50

FÚTBOL. El exportero, único sobreviviente de los primeros títulos de los oro y cielo, mantiene una estricta cuarentena y cuidado en la casa de una de sus hijas en Puerto Montt.
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A sus 91 años, Carlos Espinoza es una de las últimas grandes leyendas vivientes de Everton. El exarquero, campeón con los oro y cielo en 1950 y 1952, es el único que permanece en pie de un plantel que se encargó de bajar las dos primeras estrellas en la historia del cuadro viñamarino.

Un sobreviviente de otra época, Espinoza es un batallador incansable que mantiene vivo el recuerdo de una de las etapas más gloriosas del mundo auriazul, un periodo que a veces parece permanecer olvidado, pero que seguramente seguirá brillando inalterable, con luz propia, pese al paso inexorable del tiempo.

Hoy Espinoza, como muchos ex viejos cracks evertonianos, se encuentra dentro de esa población de mayor riesgo que día a día debe hacer frente a la pandemia del coronavirus.

En Puerto Montt, donde vive con su hija Miriam, sagradamente una vez a la semana iba a un consultorio a realizar terapias de fonoaudiología, kinesiología y terapia ocupacional. Era parte de su rutina luego del accidente cerebrovascular que sufrió a fines del 2018 y que lo obligó a pasar el Año Nuevo en el hospital.

Si bien Espinoza nunca pudo recuperar totalmente la capacidad de expresarse, sí comprende absolutamente todo y mejoró en términos de movilidad luego de sufrir complicaciones en el lado derecho del cuerpo.

Pero para evitar contraer el virus que hoy tiene en jaque a buena parte del planeta, el exarquero sigue una estricta cuarentena. Hace dos semanas que no asiste a terapia y parte de sus ejercicios ha debido empezar a realizarlos en casa.

"Bajamos y subimos escaleras aprovechando que vivimos en un edificio, pero con los resguardos correspondientes al tema que estamos viviendo eso sí", cuenta su hija Miriam, agregando que "intentamos seguir haciendo las rutinas más o menos dentro de la normalidad que se puede, pero mi papá ha estado bastante bien".

Ella, como tantos otros, producto de la crisis sanitaria por estos días se encuentra permanentemente en su departamento dado que la compañía de seguros en la que trabaja cerró su oficina para dar la opción de trabajar en forma remota.

"Eso, afortunadamente, me dio la posibilidad de quedarme en la casa, y como la señora que lo cuidaba también estaba un poco resfriada, se fue a hacer su cuarentena", explica.

Miriam Espinoza cuenta que en un principio salía al supermercado para comprar, pero ya lleva una semana sin salir. "Es difícil, pero me preocupé de tener todo para aguantar unas dos semanas, que fue lo que en un principio se esperaba, pero se ha ido alargando este tema", dice con cierto grado de preocupación.

Como muchos, ella ha tomado nota de las recomendaciones para evitar el contagio. Atiende a su padre con mascarilla y toma todas las precauciones en términos de higiene, ya sea desde el lavado de manos e incluso a dejar los zapatos fuera de la casa, una medida obligatoria para cualquiera que entre. Allí se toman todas las precauciones posibles, por exagerado que pueda parecer para algunos.

"Me daba un poquito de miedo, porque al principio mi papá tenía bastantes problemas bronquiales. De hecho, por eso se fue a Villa Alemana cuando era niño por un asma que tenía, pero hasta aquí ha pasado bastante airoso esta situación", confiesa Miriam Espinoza, quizá se muestra hasta sorprendida por la fortaleza de su padre.

"Ha estado bastante bien, está muy bien su sistema inmunológico. Yo estuve con faringitis y mi papá nada. Tiene una buena alimentación y su sistema ha sido bastante bueno siempre", añade.

Sin embargo, también asume que dada la edad de su padre se hace imprescindible extremar los cuidados. Mientras, él intenta sobrellevar todo como si fuera una prueba más de la vida.

"Un nieto el otro día le preguntó si le asustaba todo esto, y él dijo que no lo tomaba mucho en cuenta", relata Miriam, asegurando que "él sabe lo que está pasando, pero no le ponemos tanta noticia para que vaya de a poco".

A sus 91 años, Espinoza parece no temerle al futuro. Es la paz interior que da una vida larga, es comprender que nada es para siempre.

Con un libro oro y cielo bajo el brazo

Ávido lector, el accidente cerebrovascular sufrido a fines del 2018 también le dejó ciertas secuelas a Carlos Espinoza para poder concentrarse por largo rato, aunque como explica su hija Miriam, "su cabeza está súper clarita. Entiende todo, si la dificultad es solo para expresarse". Ya no lee la prensa ni libros como antes, pero sí mantiene uno siempre bajo el brazo y junto al velador. "Era muy buen lector, pero no tanto ahora. Un hincha le mandó la última vez hace como un mes un libro del Everton, y ese lo anda trayendo siempre. Le gusta mucho", cuenta su hija sobre una pasión que sigue latiendo.

"Está muy bien su sistema inmunológico. Yo estuve con faringitis y mi papá nada".

Miriam Espinoza, Hija de Carlos Espinoza

91 años de edad tiene Carlos Espinoza. El exarquero cumplirá 92 el próximo 21 de abril.

2018 A fines de ese año tuvo que hospitalizarse producto de un accidente cerebrovascular.

2 los títulos que consiguó Espinoza junto a cracks como René Meléndez, máximo ídolo oro y cielo.

2 semanas cumplirá Carlos Espinoza en cuarentena, salvo pequeñas salidas a casas de sus hijos.