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ENTREVISTA. raúl soto, jefe de la bancada del PPD:

"El Gobierno no ha querido meterse la mano al bolsillo y poner toda la billetera fiscal sobre la mesa"

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Paola Passig

"Entraré a militar en el PPD", anunció el actual jefe de la bancada de esa tienda, Raúl Soto, quien hasta ahora se mantenía como independiente luego que el año pasado renunciara al PDC debido a la posición que adoptó la mayoría de los diputados falangistas de apoyar proyectos emblemáticos del Gobierno. "En los próximos días enviaré la carta al secretario general", agrega, resaltando la confianza que le entregaron sus compañeros al decidir que los dirija durante este año a pesar de ser un parlamentario nuevo y joven. "Estamos en completa coordinación entre nosotros, con nuestros senadores y con la mesa nacional. Estamos alineados en un trabajo conjunto. Hoy me siento un compañero más de la bancada PPD y sé que ellos me sienten así también", asegura.

- ¿Le tocará un año difícil?

- No es fácil asumir este desafío en un momento tan complejo para el país donde el rol de la oposición es tan relevante para que las directrices de la crisis sanitaria pueda llevarse de la mejor manera, con políticas de Estado y no con decisiones inconsultas como ha sido hasta ahora.

- ¿Su balance del manejo de la crisis es crítico?

- En general los resultados no han sido tan malos como se esperaba y de alguna manera el país todavía ha respondido de una manera más o menos eficiente y no hemos tenido el descontrol que ha habido en algunos países del mundo. Lo que me preocupa es que en las últimas semanas se observa un cambio de giro en el manejo de la pandemia en 180 grados. Estábamos avanzando, no tan rápido como me hubiera gustado a mí, en medidas preventivas como distanciamiento social, testeos y cuarentenas preventivas, que es lo único que se ha demostrado efectivo para aplanar a curva, pero ahora vemos un cambio con un gobierno que está tomando decisiones apresuradas, imprudentes e irresponsables y donde se está poniendo el foco en lo económico más que salvaguardar la vida humana. Son tres las decisiones que más no preocupan: el retorno paulatino de las niñas y niños a clases, que se atrasó para mayo, pero nos preocupa porque mayo y junio van a ser los meses del peak de la pandemia y por lo tanto es el peor momento; segundo, el regreso gradual de los funcionarios públicos pero esa gradualidad no nos asegura que van a estar las condiciones sanitarias en los lugares del trabajo y en el país; y tercero, la decisión de autorizar la apertura del gran comercio y, por ende, los malls.

- ¿Qué le preocupa?

- Hay como una insistencia y un llamado de volver a lo que llaman "una nueva normalidad" lo que me parece francamente peligroso. Vemos en el Presidente un verdadero negacionismo al control sanitario de la pandemia. La señal que está dando el Gobierno con estos anuncios es "siga con su vida normal" y la gente está reaccionando a este llamado y se está relajando. Entonces empezará a ir a los malls, a mandar a los niños al colegio, y los funcionarios públicos comenzarán a trabajar y todo eso terminará disparando la curva. En este escenario es que invitaría al Gobierno a ser mucho más cauto y que esperara a ver cómo se comporta el virus en las próximas semanas. O sea, evaluar a fines de junio si están las condiciones para el retorno a la normalidad y que esta decisión se tome por factores científicos y no económicos.

- ¿Cree que el apresuramiento puede ser fatal?

- Es que no se puede poner la economía por sobre la salud de las personas y por eso esas medidas deben revaluarlas. El Gobierno debe escuchar a los expertos y al mundo político, no puede pretender tomar decisiones unilaterales. Debe haber una autoridad que de certezas y que debe tener claro que si aumenta la curva por esas medidas, el Gobierno deberá asumir su responsabilidad política y que eso dará pie a acusaciones constitucionales.

- En el oficialismo se señala que lo que se busca es evitar protestas masivas como las que ha habido en Brasil, Argentina o México, donde la gente está saliendo a la calle en cuarentena pidiendo trabajar para no pasar hambre.

- La razón principal de por qué el Gobierno está en esta tesis del negacionismo es para cuidar los aspectos macroeconómicos. El Gobierno está recibiendo muchas presiones de los grupos económicos y eso lo está haciendo tomar malas decisiones. Pienso que el Gobierno no ha querido meterse la mano al bolsillo de verdad y poner toda la billetera fiscal sobre la mesa para responder a las necesidades económicas de las familias chilenas, muchas de clase media que están quedando fuera de los beneficios que se han anunciado. Aquí lo que debe haber es un plan económico robusto y no por goteras como ha sido hasta ahora de manera que los chilenos sepan que van a contar con los recursos para enfrentar estos tres o cuatro meses. El país tiene ahorros, tiene holgura fiscal, tiene bonos soberanos por 23 mil millones de dólares, tiene capacidad de endeudamiento; no hay mejor momento para echar mano de estos recursos que hoy cuando vivimos una crisis sanitaria de la cual no teníamos precedente. El momento de gastar es ahora. Entonces debe haber más distanciamiento y cuarentena acompañado de una mano amiga del Estado.

- Esta semana se instaló una polémica en el Tribunal Constitucional (TC), luego que su presidenta denunciara visos de corrupción. ¿Qué le parece que el TC, que ha sido tan cuestionado, esté hoy envuelto en esta polémica?

- Cualquier denuncia de corrupción hay que tomarla con seriedad y hacer las investigaciones que ayuden a esclarecer los hechos. Entendemos que el TC no es un órgano autónomo ni carente de influjos políticos, ya que ha sido muy cuestionado por el cuoteo político. Por eso, hay que ponderar lo que allí está ocurriendo, sin que eso signifique hacer una caza de brujas. Pero si hay antecedentes sólidos, hay que investigar a fondo.

- Como jefe de la bancada PPD y parte de la oposición, ¿se impugnará la mesa liderada por Diego Paulsen o se asumirá el error de que se cayera el acuerdo y perdieran la presidencia?

- Efectivamente, se produjo un tremendo error político de la oposición y no fuimos capaces de generar el contrapeso necesario en una democracia presidencialista como la que hay en Chile. Cada partido deben hacer su mea culpa y por eso invitaría a asumir esta responsabilidad, a hacer un buen diagnóstico y tratar de reconstruir o rearticular a la oposición para que en algún momento se pueda recuperar aquello.

-¿Entonces no descarta la censura?

- Creo que en este momento no hay espacio, pero no la descarto. Hay que seguir conversando y construir un acuerdo político que le de viabilidad.

-El diputado Víctor Torres, que era la carta que concitaba mayor transversalidad, pero que la DC no eligió como candidato, señala que debe establecerse un acuerdo sólido para impugnar y así no volver a hacer un papelón.

- Efectivamente, hay que construir esa viabilidad; sin embargo, todavía no se construye. Pero no tengo ansiedad respecto al tema.

- Lo otro es dejar que la mesa de Paulsen termine su mandato y articularse para el próximo año…

- No. No lo hemos evaluado, pero lo primero es que hacer los esfuerzos en la oposición para tratar de rearticularnos.

"Entendemos que el TC no es un órgano autónomo ni carente de influjos políticos, ya que ha sido muy cuestionado por el cuoteo político. Por eso, hay que ponderar lo que allí está ocurriendo, sin que eso signifique hacer una caza de brujas". "No se puede poner la economía por sobre la salud de las personas y por eso esas medidas deben revaluarlas. El Gobierno debe escuchar a los expertos y al mundo político, no puede pretender tomar decisiones unilaterales".