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ENTREVISTA. Patricio Donoso, presidente de la Cámara de la Construcción:

"No se están activando nuevas obras y, sin obras, no hay empresas constructoras"

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-¿Hay alguna estimación de cuánto ha afectado al sector de la construcción estos meses?

-¿La situación sanitaria agrava todo esto?

"La construcción es el reflejo o termómetro de la economía. Reacciona y sobrereacciona a los ciclos económicos: cuando la economía crece, el sector de la construcción la empuja, pero cuando la economía se paraliza, el sector de la construcción se ve muy afectado"

"Lo que más cuesta en una empresa, sobre todo en la nuestra, que es intensiva en el trabajo presencial, es formar equipos de trabajo"

"Tenemos una proyección para este año 2020 de una pérdida de 75 mil puestos de trabajo en nuestro sector. La industria hasta el año pasado generaba alrededor de 730 mil o 750 mil puestos de trabajo". "Aquí es importante que, siguiendo las indicaciones del protocolo, cada uno tenga el criterio y la capacidad de establecer las conductas necesarias para mantenerse protegido". "Nosotros esto lo veníamos siguiendo desde antes de octubre del año pasado: la necesidad de volver a centrar la relación laboral en la persona".

Patricio Tapia

redaccion@mediosregionales.cl

La actividad de la construcción es un índice bastante revelador de la situación económica de Chile y el gremio ha estado viviendo momentos complicados desde al menos el estallido de la crisis social de octubre del año pasado. La pandemia del nuevo coronavirus y sus efectos no han hecho sino profundizar ese mal momento, pues las medidas restrictivas de la autoridad han dificultado o impedido las labores en un sector que supone, por antonomasia, el trabajo presencial, ya que no es tan fácil el teletrabajo constructor. Además, la conjugación de ambas crisis (social y sanitaria), ha perjudicado los proyectos de inversión en infraestructura al afectar las expectativas de las personas, lo que lleva a pésimas proyecciones para este año en cuanto a la actividad y el desempleo sectorial.

Así lo cree Patricio Donoso, presidente de la Cámara Chilena de la Construcción, quien pese a las malas noticias también se muestra optimista frente a lo que considera el gran desafío actual: volver a una mayor actividad y un mayor trabajo, adaptándose a las restricciones impuestas por razones sanitarias.

-Los últimos seis meses han sido complejos. ¿Cuál es su balance del semestre en el aspecto laboral de la construcción?

-Sin duda estamos viviendo una situación difícil, que como sector de la construcción tal vez ya nos habíamos olvidado un poco. Hasta antes del 18 de octubre nuestro sector era uno que estaba aportando, empujando el desarrollo de la economía del país, y por lo tanto también el desarrollo social, tomando en cuenta el perfil de los trabajadores de la construcción y además la cantidad de ellos. Cada día previo a esa fecha, el sector aumentaba sus capacidades y aumentaba su oferta laboral y eso nos llenaba de orgullo y satisfacción. De octubre a la fecha eso cambió. La construcción es el reflejo o termómetro de la economía. Reacciona y sobrereacciona a los ciclos económicos: cuando la economía crece, el sector de la construcción la empuja, pero cuando la economía se paraliza, el sector de la construcción se ve muy afectado, básicamente porque la economía funciona en base a las expectativas y las expectativas de las personas han cambiado en un horizonte de mediano y largo plazo más incierto, paralizando sus decisiones de compra y consumo, paralizando también los proyectos de inversión e infraestructura. Así que estamos en un nuevo escenario y tenemos que hacer todo lo posible por revertirlo.

-Desde los meses de noviembre a la fecha hemos aumentado y lamentablemente liderado los avisos de término de contrato que tienen, sin duda, una relación con la tasa de desempleo, pero aún no tenemos el dato sectorial, porque ese es un indicador que tiene su rezago. Ese es un indicador que ya nos causa preocupación. El otro indicador que nos preocupa mucho es el inicio de nuevas obras. Lo que pasó desde octubre en adelante es que se continuaron desarrollando las obras que estaban en ejecución, pero lo que se detuvo fue el inicio de nuevas obras. Entonces, a medida que se iban terminando las obras no se generaba una continuidad, lo que siempre había ocurrido hasta antes de octubre. Si comparamos los inicios de obras de edificación para el gran Santiago, como una muestra representativa, para los meses de enero, febrero y marzo de este año, con el mismo período del año anterior, tenemos una caída de un 86% en los nuevos inicios de obra. Es una demostración concreta, objetiva, de que no se están activando nuevas obras. Y sin obras, no hay empresas. Las empresas constructoras viven en la medida que tienen obras.

-Esta crisis ya con el aspecto sanitario, no solamente afecta el inicio de obras, sino que las medidas sanitarias también paralizan su ejecución e impacta toda la industria y a todo el sector productivo.

-¿Serán útiles los créditos para ellas que ha proyectado el gobierno a través del Fogape?

-Todas las medidas que sean en pos de mantener activa nuestra capacidad productiva, sean las medidas proempleo o el acceso a financiamiento (ya tenemos la ley, ya tenemos un reglamento, faltan algunos trámites administrativos), que esperamos pronto se empiece a implementar.

-Por la propia naturaleza de sus labores, en el sector de la construcción existen contratos a plazo fijo y contratos por obra. ¿Qué porcentaje aproximado de los contratos son temporales frente a los contratos indefinidos?

-Efectivamente por la naturaleza de nuestro sector, que tiene faenas determinadas, tenemos distintos tipos de contrato. Lo mayoritario, son contratos por obra o faena. El porcentaje varía dependiendo del tipo de obra de infraestructura que se tiene: hay algunas que duran años y hay otras que son más de corto plazo. De manera que depende del tipo de obra de edificación tenemos mayor porcentaje de contratos por obra o faena y las obras de infraestructura de más largo plazo, muy relacionadas con la minería, por ejemplo, la mayoría pasa a régimen de contrato indefinido.

-¿Y opera en el caso de los contratos temporales el mecanismo de la suspensión del vínculo laboral? ¿Tiene alguna información de cuántas empresas se han acogido a este mecanismo?

-La información que han entregado los organismos relacionados con esta materia, el Ministerio del Trabajo y la Dirección del Trabajo, todavía no diferencian por sector. Lo que sí tenemos es la inquietud de las empresas, que están preocupadas por esta posibilidad, que ven como una alternativa que puede facilitar este proceso mientras dure la emergencia sanitaria.

-¿Cuál es la situación de desempleo de la construcción hoy y cómo ve el futuro cercano?

-Nosotros tenemos una proyección para este año 2020 de una pérdida de 75 mil puestos de trabajo en nuestro sector. La industria hasta el año pasado generaba alrededor de 730 mil o 750 mil puestos de trabajo y creemos que producto de la combinación de las crisis mencionadas se puede generar una pérdida de esa magnitud: 75 mil puestos de trabajo netos (eso no considera el traspaso de trabajo dependiente a un trabajo de cuenta propia). Esta situación nos preocupa y nos duele, pues lo que más cuesta en una empresa, sobre todo en la nuestra, que es intensiva en el trabajo presencial, es formar equipos de trabajo, por lo que tener que terminar esos equipos es una muy mala noticia.

-¿Existe la amenaza de la quiebra para las empresas y cuánto tiempo puede una empresa constructora estar paralizada?

-La amenaza existe para las empresas de nuestro sector y para otros sectores también. En nuestro sector en particular, si se proyecta este nivel de paralización en el inicio de nuevas obras, esto repercutirá en que va a haber empresas que no van a tener trabajo que realizar. ¿Cuánto pueden durar las empresas? Depende de las capacidades y los recursos que tengan cada una de las empresas y eso no depende del tamaño de la empresa, sino que depende de las condiciones que tenía al momento de activarse esta crisis sanitaria y la paralización del desarrollo de las obras. Aquí puede haber empresas de pequeña, mediana o gran magnitud que van a enfrentar situaciones complejas e incluso la quiebra. Por eso es importante contar con otro tipo de recursos, si se acaban los recursos propios, para intentar salir adelante, como son la ley proempleo o el financiamiento de empresas a través de la ley Fogape.

-La Cámara destina cada año recursos para actividades de orden social. ¿Lo hará este año?

-Por supuesto. El ímpetu social de la Cámara está desde el origen y considera una parte importante de nuestra acción y recursos. Este año no solamente nos dedicaremos como siempre a esa acción, sino que la vamos a intensificar, porque entendemos que es una crisis que va a afectar a nuestros trabajadores y por lo tanto es un momento en que tendremos que redoblar nuestros esfuerzos.

-Como efecto de las demandas del estallido social usted destacó que se hacía necesaria la "humanización" en las relaciones entre empleadores y trabajadores. ¿Considera que esto es aún más apremiante ahora con la crisis sanitaria y económica?

-Así es. Nosotros esto lo veníamos siguiendo desde antes de octubre del año pasado: la necesidad de volver a centrar la relación laboral en la persona. Habíamos hecho diversas actividades e incluso una convocatoria a nivel de industria en agosto de 2019 para generar espacios de conversación y enfrentar juntos esos desafíos. El resultado de ese ejercicio más todo lo que afloró producto de la crisis social reflejaba que uno de los principales factores a mejorar es que teníamos que volver a sentirnos personas, que tenemos redes de apoyo en caso de dificultades, que la frialdad de la modernidad no puede pasar por sobre establecer relaciones humanas. En la situación que estamos enfrentando hoy el desafío como país es aún mayor: una crisis o emergencia que nos involucra a todos. Estos son los momentos que ponen a prueba la fortaleza de los países y estoy convencido que la principal fortaleza nuestra es la capacidad y calidad humana de los chilenos.

-Al comienzo de la crisis epidémica, la Cámara recomendó paralizar obras que no garantizaran las condiciones sanitarias. ¿Es posible tener continuidad productiva y respetar la seguridad de las personas?

-Absolutamente. Nosotros, desde que se declaró el ingreso de la pandemia al país, lo primero que hicimos, junto con las autoridades competentes, fue buscar cuáles eran las mejores prácticas para poder enfrentar la situación. Recurrimos también a la experiencia internacional, donde ya habían tenido que hacer frente a la enfermedad. La conclusión es que aquí, rápidamente (y creo que, como sociedad, en buena parte lo hemos practicado) tenemos que cambiar nuestros estándares: hay que cambiar las prácticas, las formas de desenvolverse tanto en la vida personal como en la profesional. Es por eso que construimos un protocolo sanitario para ser empleado en las obras de construcción. Lo hemos entregado a las distintas autoridades para que lo revisen y lo complementen, cosa que ya realizó el Ministerio de Salud. Estamos preocupados ahora que ese protocolo se aplique, certifique y fiscalice en todas las obras de Chile. Creemos que es posible complementar el cuidado de las personas con la posibilidad de desarrollar un trabajo.

-¿Qué opinión le merece una manifestación de trabajadores que hace poco denunciaba un foco de contagio en una construcción de Providencia?

-Es una demostración más de lo importante que es implementar un protocolo sanitario en las obras que garantice la salud de las personas. Este protocolo debe ser conocido y validado por todos los actores de la industria, especialmente por nuestros trabajadores, para darles tranquilidad y seguridad de que están debidamente protegidos.

-¿Ve factible una reactivación relativamente pronta, mediante una "nueva normalidad" o un "retorno seguro"?

-Esa es la prueba que tenemos como país. En la medida de que seamos capaces de mantener controlados los contagios en la evolución de la emergencia sanitaria, y al mismo tiempo retomar gradualmente, con buenos estándares que protejan la integridad de las personas, eso va a ser posible. Es un trabajo que debemos construir día a día, unidos como país y con un objetivo común. Ahí está el gran desafío.

-¿Hay recomendaciones específicas para volver al trabajo en la construcción?

-Primero, cumplir el protocolo, tomando todos los resguardos y condiciones de seguridad que el protocolo indica. Hay que tener un especial cuidado con las personas que tiene el perfil de riesgo para que se mantengan en sus lugares de protección. Y respecto de las personas que puedan salir a trabajar, que cumplamos con las distintas medidas. Aquí es importante que, siguiendo las indicaciones del protocolo, cada uno tenga el criterio y la capacidad de establecer las conductas necesarias para mantenerse protegido.

-¿Qué opina de los túneles sanitizadores?

-Nosotros aún no los recomendamos. Pero en la medida que el Ministerio de Salud, que es la entidad encargada de dar las directrices sanitarias, lo valide y lo promueva, puede que sea una medida a considerar. Pero todas estas medidas, dado que pueden afectar la salud de las personas, tienen que estar debidamente validadas antes de ser implementadas.

-En una columna reciente mencionaba que no se podía volver al estado de alteración del orden público previo a la pandemia después de ella, porque el daño sería inmenso.

-Sí, lo que pasa es que el impacto en nuestra industria no nace con la emergencia sanitaria, sino que parte de la crisis social de octubre. El impacto de esa crisis puede ser manifestación de distintas demandas que como sociedad tenemos que ser capaces de enfrentar, pero al mismo tiempo, generan un nivel de incertidumbre que hace que las personas congelen sus decisiones de compra o de inversión, lo que provoca a su vez que nuestra industria y la economía se paralice. Esta crisis es profunda y no va a terminar cuando pase la emergencia sanitaria. Tendremos que enfrentar entonces las situaciones de orden público que no estaban resueltas.

cedida

la semana pasada una obra de construción en la comuna de providencia, en la región metropolitana, fue revisada por un brote de coronavirus.

FRANCISCO CASTILLO /AGENCIAUNO