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ENTREVISTA. Maximiliano Duarte, abogado e investigador de la Fundación Piensa:

"Estamos en el extremo de la reelección indefinida, pero sería un error prohibir las reelecciones"

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Paola Passig

En medio de un debate marcado por la pandemia sanitaria y las reformas sociales, limitar la reelección de alcaldes y parlamentarios comienza a tomar forma en el Congreso. En este escenario, el abogado e investigador de la Fundación Piensa, Maximiliano Duarte, elaboró un estudio donde analiza las ventajas de una y otra opción, estableciendo que un periodo de 12 años es un periodo razonable para una reelección.

- ¿Por qué limitar la reelección iguala las oportunidades entre candidatos?

- Las estadísticas muestran que más del 75% de los candidatos que van a la reelección logra su objetivo. La razón de ello no se debe necesariamente a una notable gestión de la autoridad reelecta, sino a otros factores, como el grado de exposición mediática o el despliegue de asesores en terreno. El ejercicio de un cargo de elección popular supone, de cierta forma, una campaña electoral permanente. Este fenómeno se denomina "efecto incumbente" y ha sido bien estudiado en otros países, principalmente en Estados Unidos. Un ejemplo. Durante los últimos días hemos sido testigos de una discusión política de bajo nivel. Se armó toda una polémica porque parlamentarios de Revolución Democrática llamaban "donación" al aporte que realizaban a su partido para destinarlo a campañas políticas. Desde la otra vereda, se acusó a algunos parlamentarios de Chile Vamos de recibir dinero de parte de empresarios en tiempos de elecciones. Ambas cosas son perfectamente normales y están ajustadas a la ley. La cuestión es que esa disputa fue trasmitida durante horas, varias veces a la semana, en horario de alta audiencia y en los canales con mayor visualización. Recuerdo a un diputado del Frente Amplio indignado con sus colegas de derecha porque estos tendrían mayor ventaja electoral. A ese mismo diputado lo vi al menos en tres canales distintos. Yo me pregunto, ¿sabrán los políticos el precio que tendría que pagar una persona para figurar durante horas en el matinal con mayor audiencia del país? Me atrevo a afirmar que ese tiempo de exposición televisiva vale más que cualquier aporte recibido por algún parlamentario de izquierda o derecha durante la última campaña electoral. Es más, también puedo afirmar que todos los políticos que han tenido alta exposición mediática aumentaron considerablemente su posibilidad de ser reelectos. Aquí el tema no es entre izquierda o derecha, es entre candidatos incumbentes y candidatos desafiantes. Una de las formas de disminuir la ventaja de los incumbentes es precisamente el límite a la reelección.

- En el estudio se señala que uno de los beneficios de los límites a la reelección es que puede impedir actos de corrupción y clientelismo.

- Efectivamente, ese es uno de los beneficios que la literatura ha esgrimido para justificar los límites a la reelección. Este argumento se utiliza con frecuencia para limitar los mandatos de alcaldes y gobernadores. Yo no sería tan categórico en afirmar que los límites a la elección atacan directamente ese flagelo; sin embargo, estoy de acuerdo en que este puede servir como antídoto preventivo, principalmente en el caso de las municipalidades, que son pequeños reinos donde la corrupción acecha constantemente. Me parece muy positivo que el proyecto que se va a discutir limite la reelección de alcaldes. Por un lado, recoge parcialmente la propuesta que en su momento realizó la Comisión Engel para prevenir actos de corrupción municipal. Y segundo, de esta forma se armoniza el sistema de reelección de autoridades ejecutivas en todos los niveles, ya que no era coherente que tanto el presidente como los futuros gobernadores regionales tuviesen límites a la reelección y los alcaldes no.

- Si alguien es bueno en su trabajo, ¿no es injusto acotarlo a un determinado número de años?

- Entiendo el punto, pero creo que esa lógica tiene al menos dos problemas. El primero es suponer que un candidato que ganó la elección lo hizo porque es bueno. La elección no es, necesariamente, un indicador de buena gestión. Hay alcaldes que han ganado varias elecciones pese a una gestión presupuestaria deficiente o cuestionamientos a la probidad, y a su vez, hay alcaldes buenos que pierden la reelección. Las encuestas políticas que lanzamos todos los años desde la Fundación Piensa permiten deducir que los parlamentarios que se caracterizan por ir al choque y generar polémica son más conocidos que aquellos que se dedican a trabajar silenciosamente, y son precisamente los primeros los que tienen mayores posibilidades de ganar una reelección, aunque los últimos tengan mejores estadísticas en proyectos de ley presentados, actos de fiscalización o porcentaje de asistencia. El grado de conocimiento es quizás el factor más decisivo en una elección, ya que en época electoral rige en todo su esplendor el dicho de que "más vale diablo conocido que santo por conocer", o que "en política toda publicidad es buena". Esto explica también por qué está tan arraigada en los partidos la mala costumbre de buscar personajes de televisión para que sean sus candidatos. La reelección indefinida distorsiona el sistema democrático porque genera desigualdad de oportunidades en el acceso a cargos de elección popular. La alternancia en el poder es un valor que debe ser ponderado al momento de diseñar un sistema de reelección. Si entendiéramos que los límites a la reelección son injustos porque castigan a los buenos, entonces ¿por qué limitamos la elección presidencial?

- ¿Por qué en su estudio indica que la irretroactividad y la movilidad distrital serían factores de riesgo en la discusión de esta ley?

- Porque son elementos que de estar presentes configurarían una especie de letra chica. En el caso de los parlamentarios, la movilidad distrital significa que los límites a la reelección sólo operarían en aquel distrito donde los congresistas ejercían previamente sus funciones. Vale decir, un diputado que ejerce su cargo en representación del Distrito 6 durante 12 años, que es el tope máximo que contempla el proyecto, puede simplemente emigrar al Distrito 7 y seguir ejerciendo su cargo por 12 años más. En el fondo, no habría una verdadera limitación a la reelección. Por su parte, la irretroactividad de la ley significa que el próximo periodo parlamentario sería considerado como el primero para su cómputo. Este elemento opera como una especie de vacancia legal, en el sentido de que la ley recién comenzaría a regir el año 2033 para los diputados. Entre estos dos elementos considero que es peor la movilidad distrital, ya que hace estéril la reforma. La irretroactividad, en cambio, retarda su entrada en vigencia, pero no la hace ineficaz.

- RN busca desempolvar el acuerdo con la DC que busca rebajar el número de parlamentarios y que se aprobó en general en la Comisión de Constitución en el Congreso. ¿De qué manera puede ayudar a mejorar la representatividad?

- Es una muy buena pregunta para RN (ríe). Puedo equivocarme, pero mi impresión es que ese proyecto no busca mejorar la representatividad partidista, sino evitar que algunos candidatos salgan electos con un porcentaje ínfimo de votos, tal como ocurrió en la última elección parlamentaria, donde hubo parlamentarios que resultaron electos con menos del 2% de las preferencias.

- ¿Por qué Piensa considera que 12 años es un tiempo razonable de reelecciones?

- Porque también es cierto que existen argumentos convincentes para permitir las reelecciones. Estas generan incentivos para que las personas inicien una carrera política, permite generar una cultura de rendición de cuentas entre representantes y representados y fomenta la elaboración de propuestas con una mirada de mediano y largo plazo. Hoy estamos en el extremo de la reelección indefinida de alcaldes y parlamentarios. Sería un error caer en el otro extremo de prohibir las reelecciones. Para nosotros, lo ideal es encontrar una solución que permita ponderar de mejor manera los beneficios y las desventajas. En ese sentido, los 12 años de tope que se han propuesto para diputados y alcaldes nos parece una buena alternativa. Puede que los 16 años para senadores sea excesivo; sin embargo, es un avance que igualmente valoramos.

"Las encuestas políticas que lanzamos todos los años desde la Fundación Piensa permiten deducir que los parlamentarios que se caracterizan por ir al choque y generar polémica son más conocidos que aquellos que se dedican a trabajar silenciosamente, y son precisamente los primeros los que tienen mayores posibilidades de ganar una reelección".