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Hija de empresario asesinado relata las últimas horas de su padre antes de sufrir ataque

POLICIAL. Familia presentará querella. Mientras, el Ministerio Público y la PDI confirmaron que siguen diligencias. Implicados estarían identificados.
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Katherine Escalona M.

Profundos momentos de dolor y una sensación que aún dificulta entender lo que pasó esa fatídica mañana del pasado lunes es lo que hoy vive la familia de Alejandro Correa Correa, empresario de 60 años que fue acribillado con dos disparos letales realizados a quemarropa, uno de ellos en su cabeza, frente a su vivienda de Bosques de Montemar, en Concón.

Una de sus tres hijas, Valentina Correa, de 31 años, directora de la Fundación para la Confianza, relató a este Diario las horas previas al ataque contra su padre, quien le había manifestado que tenía preocupación y estaba viendo si activaba o no acciones legales por la usurpación de un terreno que tenía en el camino Calichero, kilómetro 100, a la altura de la Ruta 60 CH, en Quilpué.

Valentina confirmó que el día del brutal asesinato, tanto su madre como su hermana mayor estaban en la vivienda. "Ambas estaban en la casa. Cuando se escuchan los disparos mi hermana mayor sale y vio a mi papá en el suelo, se arrodilla y lo sostiene. Después sale mi madre y comenzaron a gritar, a pedir una ambulancia. Ambas lo vieron en la calle, afortunadamente poco rato porque había una ronda de Carabineros pasando y rápidamente tomaron ellos el control de la situación".

Agregó que dos horas antes de que esto ocurriera, a las ocho de la mañana, fue un hombre a preguntar por su padre. "A las ocho de la mañana tocó el timbre un hombre. Mi papá contestó y el tipo le dijo: 'hola, ¿Alejandro Correa?'. Sí, le dijo mi papá, y él le dijo: 'Necesito hablar con usted'. Mi papá respondió 'es muy temprano, disculpe, ¿puede venir a las diez?' y el tipo dijo que sí".

Valentina recalcó que luego de terminada esa breve conversación "mi papá le dijo a mi hermana que era raro que llamaran tan temprano y mi hermana le preguntó quién era. Mi papá le dijo que no sabía, pero que tenía acento extranjero, lo que le llamó la atención".

Según comentó, su padre no conocía al sujeto, quien, aparentemente, y de acuerdo a las imágenes de las cámaras de seguridad del perímetro, habría sido la misma persona que buscó a Alejandro Correa esa mañana y que volvió a las 10 horas, pero determinado y decidido a matarlo frente a su vivienda.

La familia era su pasión

Alejandro Correa Correa, nacido en Santiago, era ingeniero comercial y, de acuerdo a lo informado por su hija, "tomó la opción de venirse a Viña del Mar por la elección de tener una vida más tranquila". Hace 31 años llegaron a la Región de Valparaíso y hace 24 años que viven en la casa en Bosques de Montemar, donde su vida siempre fue tranquila y hogareña.

"Mi padre era un hombre muy espiritual, practicante de meditación, no de un rito en particular, pero era un hombre que meditaba todos los días. De pocos amigos, pero muy buenos amigos. Su pasión siempre fue su familia, almorzó toda la vida con nosotros mientras era gerente comercial de Verschae (...). Un hombre extremadamente sencillo, humilde, generoso, de familia y muy buen consejero, y efectivamente muy hábil y muy creativo para los negocios", aseveró Valentina.

Determinado a compartir más tiempo con su familia, Alejandro Correa jubiló antes de los 60 años y su gran motor era su nieto de un año que vive en Italia. Añoraba compartir más tiempo con él. "Nació mi sobrino hace un año y ese era su máximo norte, acompañarlo". dijo su hija.

Querella y denuncia

Valentina reconoció que "no logramos entender de ninguna manera qué pasó", recalcando que "no sabemos de qué hilo tirar. Yo entiendo que apresuradamente uno dirige la mirada a los terrenos, porque mi papá había puesto esta denuncia", pero aclaró que en ningún minuto manifestó a la familia si hubo o no algún tipo de amenaza en su contra.

"El día 14 de mayo mi papá presentó una denuncia en la Fiscalía, en la cual hacía referencia exclusivamente a la ocupación ilegal de parte de su terreno que tiene en Quilpué. Lo que él relata es que había movimientos de tierra, que estaban haciendo calles irregulares y que había 30 personas, pero en la descripción de esa denuncia no relata ninguna amenaza de muerte", explicó Valentina Correa, añadiendo que para tener acceso a la investigación la familia presentará una querella criminal.

"Sabemos por medios que hoy (ayer) hubo información de que parece que habían identificado al posible asesino, pero esa información de forma oficial no nos ha llegado. Por eso estamos viendo con qué abogado vamos a presentar una querella como familia. De esa manera esperamos tener información, porque de momento nos estamos basando en lo que nos va informando la brigada y también el abogado de la Intendencia", acotó.

Intensas diligencias

De acuerdo a lo informado por el jefe de la Prefectura Provincial de Valparaíso de la PDI, prefecto José Araneda, siguen las diligencias para dar con el paradero de los implicados y al menos uno, quien habría disparado, estaría identificado.

"Se están realizando diversas diligencias que apuntan principalmente a determinar la dinámica exacta de los hechos, la identificación y posterior detención de los implicados", dijo el jefe policial, quien explicó, además, que existen antecedentes "que nos permiten dirigir la investigación a una persona determinada que, prontamente, quizás, podríamos tener noticias respecto a su actual situación o una posible detención".

El fiscal Stefan Kramar destacó que "en conjunto con la Brigada de Homicidios (BH) de la Policía de Investigaciones se ha realizado una serie de diligencias, (...) solicitándose, incluso, órdenes judiciales, algunas de ellas favorables, para la identificación y ubicación de los responsables de este ilícito. El Ministerio Público continuará realizando todas las diligencias tendientes a lograr, en definitiva, poner a disposición del tribunal de justicia a los autores de este ilícito".

"Era un hombre extremadamente sencillo, humilde, generoso, de familia y muy buen consejero".

Valentina Correa, Hija de la víctima

Sacerdote de parroquia del cerro Larraín es investigado por presunto abuso sexual

IGLESIA. Se trata del padre Sergio Ríos, quien es indagado por la Fiscalía de Rancagua en caso que involucra a un menor.
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Suspendido de sus funciones se encuentra el sacerdote Sergio Ríos Cordero, párroco de la iglesia Nuestra Señora del Pilar, ubicada en el cerro Larraín de Valparaíso, a raíz de una investigación que la Fiscalía de Rancagua lleva en su contra por el presunto abuso sexual de un menor en el año 2010.

Se trata de un caso que habría ocurrido en la comuna de Requinoa, cuando Ríos ostentaba el cargo de director ejecutivo de los Centros Comunitarios y Oratorios Murialdinos (Cecom), que trabaja con menores de entre 4 y 13 años, todos en condición de riesgo y vulnerabilidad social.

Por esta razón, y tras tomar conocimiento de esta situación el padre provincial Mario Aldegani, la Congregación de San José, Josefinos de Murialdos, inició una investigación previa conforme a lo establecido en el Código del Derecho Canónico y el Protocolo de la Conferencia Episcopal de Chile, indagación que se encuentra a cargo del superior local de la congregación en Valparaíso, padre Carlos Barra Cuevas, y el abogado Pablo Torrejón Estay.

"Como medida cautelar se ha dispuesto la prohibición de la celebración pública de las eucaristías, ya sea de manera presencial o través de medios electrónicos, como asimismo la publicación en redes sociales. Además, se ha suspendido al mencionado presbítero de sus labores de párroco, todas medidas esencialmente provisorias para el éxito de la investigación", consigna el comunicado emitido por la sede provincial de la congregación, ubicada en Buenos Aires, Argentina, el 15 de mayo pasado.

Ante este caso, el obispo administrador apostólico de Valparaíso, Pedro Ossandón, afirmó a este Diario que la congregación "dio aviso oportunamente al Obispado de Valparaíso acerca del inicio de la investigación previa en relación a este caso" y nombró a un reemplazante "perteneciente a los mismos religiosos".

El prelado enfatizó que "se han cumplido todas las obligaciones legales que exigen tanto el derecho civil como el eclesiástico", explicando, a su vez, que "las congregaciones religiosas son las que asumen la responsabilidad de realizar de manera autónoma sus propios procesos jurídicos, pues dependen de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica de la Santa Sede".