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La historia de las uniformadas que quisieron seguir los pasos de Prat estudiando Derecho

21 DE MAYO. Al igual que el principal héroe de Iquique, la teniente Ovalle se tituló esta semana como abogada y la cabo Espinoza ingresó en 2019 a la carrera.
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Cristián Rodríguez F.

Hace casi 150 años atrás, un joven Arturo Prat Chacón ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile para convertirse en abogado. Un aspecto que a la fecha continúan destacando en la Armada por la capacidad que tuvo el oficial para realizar ambas actividades al mismo tiempo, considerando que gran parte de la carrera la cursó a bordo de la "Esmeralda" y sólo una vez que tocó tierra solicitó que le pudieran hacer los exámenes para titularse en la ciudad de Valparaíso.

Una reconocida trayectoria que hoy, quince décadas después, sigue de cerca la teniente primero litoral, Camila Ovalle Lagos, quien esta semana se tituló en la Corte de Apelaciones de Valparaíso como abogada de la Universidad de Las Américas. Pero no sólo ella es la que le sigue los pasos al principal héroe naval: la cabo segundo escribiente, Belén Espinoza Parada, también ingresó el año pasado a la misma carrera en la Universidad Andrés Bello, y hoy, paradójicamente, se encuentra estudiando a distancia, tal como lo hizo Prat.

Dos historias que se enmarcan en una nueva, pero atípica, conmemoración de la gesta del 21 de mayo, que producto de la grave emergencia sanitaria por coronavirus que vive el país la Armada debió suspender los desfiles a lo largo del territorio y sólo realizarán una ceremonia íntima en el Monumento a Prat y a los Héroes de Iquique, en la Plaza Sotomayor.

Del mar a la academia

Al tener una infancia ligada al mar tras vivir en Caleta Tumbes, en Talcahuano, la cabo Espinoza decidió ingresar en 2011 a la Escuela de Grumetes y, actualmente, se desempeña como secretaria del secretario general de la Armada, contraalmirante Raúl Zamorano.

Pero no fue hasta 2013, cuando en medio de la demanda marítima que presentó Bolivia en contra de Chile, que Espinoza empezó a interiorizarse más en el mundo de las leyes.

"En el país hay muy pocos abogados que son especialistas en derecho internacional marítimo, y esa es una de las áreas que me interesó. Recién estoy en segundo año de la carrera, pero mi sueño es poder hacer un magíster en el extranjero sobre ese ámbito", relató ayer la funcionaria de la Armada.

La carrera, explicó la cabo Espinoza, se la costeó personalmente, con clases en horario nocturno después de su jornada laboral. "Uno cuando se jubila de la Armada aún es muy joven, por eso mi intención es ejercer como abogada a futuro. Si dentro de la institución surge la posibilidad, también es bienvenido. Pero ante todo soy marino y luego estudiante", comentó la uniformada, quien agregó que "ha sido para todos gratificante tener una secretaria que no sólo se preocupe de hacer bien su trabajo, sino que también de perfeccionarse".

Siguiendo el camino

Producto de la pandemia, la teniente Ovalle debió titularse en Valparaíso y no en la Corte Suprema, que es lo que se acostumbra hacer. Como segunda comandante de la lancha "Quintero", la oficial contó que "lo que me motivó a estudiar Derecho fue la inquietud de seguir formándome académicamente, marcado por un fuerte espíritu de superación personal y también profesional".

"Mi idea es continuar en la institución ahora que estoy titulada. Quiero contribuir al servicio de la Armada con los conocimientos jurídicos, unido a los que obtuve durante mi formación como oficial especialista en litoral y a la experiencia alcanzada en las diferentes reparticiones operativas y a bordo de las unidades marítimas", relató a este Diario.

La teniente Ovalle, además, ingresó a la Escuela Naval como parte de la primera generación de mujeres, en 2007, y cinco años después -tras regresar de su crucero de instrucción en el buque "Esmeralda"- decidió ingresar a estudiar Derecho en jornada vespertina.

"Los años en que combiné mi trabajo en la Armada con los estudios fueron de gran esfuerzo, compromiso, dedicación y perseverancia, enfocada siempre en llegar al término de esta etapa académica", comentó la oficial, quien destacó las facilidades que le entregaron.

"Afortunadamente conté con el apoyo de la institución para completar mis estudios. No es fácil tener que responder adecuadamente a mis obligaciones como oficial de marina y a las responsabilidades académicas, pero no es imposible. Al igual que yo, hay muchos otros miembros que también estudian durante su tiempo libre, y eso nos permite capacitarnos, perfeccionarnos y superarnos día a día", afirmó.

"Uno cuando se jubila de la Armada aún es muy joven, por eso mi intención es ejercer como abogada a futuro".

Belén Espinoza Parada, Cabo segundo escribiente y, estudiante de derecho de UNAB

"No es fácil atender adecuadamente a las responsabilidades como oficial y a las académicas, pero no es imposible".

Camila Ovalle Lagos, Teniente primero litoral y abogada de la Univ. de Las Américas

Arturo Prat Chacón, el abogado

Presidente del Colegio de Abogados de Valparaíso A.G.
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Arturo Prat Chacón es uno de los héroes más importantes y significativos del país. Sin embargo, mucho se ha hablado del héroe de Iquique en torno a su vida como marino, esposo, padre, amigo, e incluso como agente secreto; mas poco se conoce de Arturo Prat como abogado.

Fue el primer oficial de la Marina chilena en recibirse de abogado. Tal hito quedó fechado en nuestra historia el 31 de julio de 1876, cuando tenía la edad de 28 años. Nuestro Colegio de la Orden atesora dentro de su Biblioteca una de las copias originales de la Memoria de grado del abogado-héroe, titulada Observaciones a la lei electoral vijente, donde hace un análisis crítico de la norma y práctica de la misma, afirmando que en relación al objetivo de la ley electoral debe "ser garantía eficaz de que el resultado de las urnas sea la fiel expresión de la voluntad nacional".

El título de abogado le fue otorgado por la Corte Suprema, presidida por don Manuel Montt, cuya solicitud y resolución también se encuentran en copia en un lugar preferente de nuestra sede gremial.

Si bien no hay certeza del origen de su vocación a la abogacía, lo claro es que nace en Valparaíso, seguramente influido por el hermano de su madre, don Jacinto Chacón Barrios. Su tío -y padrastro de Luis Uribe- fue un destacado abogado de la plaza, creador del Liceo de Hombres de Valparaíso, redactor de El Mercurio de Valparaíso y escritor de obras literarias, jurídicas y teológicas.

Como abogado instaló una oficina en Valparaíso junto a los colegas Julio Zenteno Barros y Juan Enrique Villegas, ejerciendo la profesión y sus funciones como ayudante de la Gobernación Marítima hasta el comienzo de la guerra. El primer juicio en que actuó Arturo Prat como abogado fue en la ciudad porteña, en contra de José Dolores Blanco, por desahucio de arriendo de la casa de propiedad de su familia de calle Independencia N° 52. Participó varias veces como defensor en materia castrense, como fue el caso de Ricardo Owen, ingeniero 2º de la "Covadonga", quien había sido acusado por el comandante de la nave de insultarlo, y en la que finalmente Prat logró su absolución. Pero su actuación más conocida fue la defensa ante el Consejo de Guerra de oficiales generales de su amigo el teniente Luis Uribe. Él fue acusado y sancionado por desobediencia e insultar a un superior (el contraalmirante Goñi), luego de contraer matrimonio en Inglaterra con una joven viuda sin autorización de la Marina. Prat -según da cuenta su minuta- negó la agresión de Uribe, oponiendo excepciones y alegando que los hechos no estaban dentro de la esfera de sus atribuciones y reclamando la ilegalidad del decreto de exoneración de Blest Gana. Su exitosa defensa fue muy comentada en la época y logró rebajar a sólo seis meses la sanción a Uribe.

Estas dos defensas representan una característica propia de Prat: asumir profesionalmente los asuntos confiados. Este aspecto, propio del deber ético de un abogado, es lo que quisiera resaltar. Arturo Prat Chacón representa un modelo para los abogados en su recto actuar, utilizando su inteligencia para obtener para su representado una sanción justa. Aún más, su esfuerzo y dedicación no se vieron menguados por el temor a las consecuencias de sus fuertes interpelaciones contra autoridades y superiores. Él cumplió fielmente con su juramento, sin importar las consecuencias personales que le pudieran acarrear por cumplir con su deber, anteponiendo los intereses de su cliente a los propios. Este deber ético, después de más de 140 años, sigue vigente para toda nuestra Orden, y sin duda el colega Prat lo encarnó hasta el extremo. Con justa razón debemos sentirnos orgullosos de ser custodios del legado del abogado-héroe, Arturo Prat Chacón.

Alejandro Gómez Cortés