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por asistencia día-, la cual no alcanza para cubrir los costos, que son fijos, de tal manera que Hernán se tuvo que convertir en el campeón de la bicicleta", recalca Jorge Castro, quien dice que ya en esos tiempos el déficit era cercano a los $2.000 millones.

En 1998 el municipio vendió la ex Cárcel Pública por $1.700 millones al Ministerio de Bienes Nacionales; en 2003, el recinto ferial Yolanda-Barón por $1.200 millones a la Compañía Sudamericana de Vapores; en 2004, el Estadio Valparaíso, el Parque Alejo Barrios y el Velódromo Roberto Parra, por $2.400 millones a Chiledeportes. Mismo año en que el exdiputado entonces UDI, Gonzalo Ibáñezi, denunció una deuda municipal de alrededor de $12 mil millones.

En una entrevista realizada por esos días, en 2004, este diario le preguntó qué nota se pondría como administrador. "Si sólo se midiera la situación por la que se está pasando, no sería una nota buena. Pero yo estoy muy tranquilo y mi tranquilidad apunta a que si tenemos insuficiencias de carácter económico en el municipio es porque hemos mantenido una línea de inversión que no hemos cambiado", respondió.

"Lo que debemos es lo que hemos gastado en mantener todos los colegios de Valparaíso funcionando, por no haber despedido personal y ser la comuna con la red más larga y extensa de consultorios del país", complementó el fallecido exalcalde, quien para entonces cumplía dos años con "by pass" gástrico para bajar de peso y declaraba que "sufrí más de gordo que con esta operación".

Una figura controversial

La gestión de Pinto ha sido objeto también de estudios académicos. Un capítulo sobre la naturaleza de su liderazgo integra el libro "Clientelismo Político en Chile. Historia presente de una costumbre política 1992-2012", de Aníbal Pérez Contreras, doctor en Historia e investigador asociado a ICSO, Universidad Diego Portales.

"La figura de Pinto es muy controversial. Mientras para algunos sería el causante de la debacle del Puerto, para otros representó un buen alcalde, pues recuerdan su carisma y presencia, reclamando ello a otros políticos", señala el autor. "El pintismo fue un estilo de trabajo político centrado en el terreno, es decir en la presencia y mediación de demandas hacia los vecinos en el contexto de urbanización de los cerros porteños".

Expone igualmente que "en términos territoriales, su estrategia de penetración estuvo pensada en base a la presencia y cercanía del edil con los vecinos. Para ello la estructura municipal heredada de la dictadura le fue muy pertinente, toda vez que permitía enlazar el territorio con la institucionalidad canalizando las demandas, ya sea personalmente con el alcalde o vía Dirección de Desarrollo Comunitario (Dideco). Esta sección fue clave en la vinculación del territorio, inaugurando pequeños concursos de competencia entre los vecinos para subsidios en la solución de problemas locales enmarcados en un proceso de urbanización de los cerros porteños".

La "máquina de Pinto" o "red pintista", recuerdan muchos políticos, se activaba especialmente en las elecciones. El desaparecido jefe comunal siempre rechazó que sus miembros fueran pagados. Año 2004: "Con 70 kilos más de los que tengo ahora, era un alcalde que estaba metido en todos los rincones de Valparaíso. Al principio bajaba sentado, ahora hay escalas para poder hacerlo en casi todas partes de la ciudad. Esta red de los pintistas la formé con sudor y cansancio, llegando a sus hogares, buscando soluciones, trabajando 12, 14 y hasta 16 horas diarias. Ahí están los voluntarios de Pinto o el ejército de Pinto".

Las denuncias y su última elección

Sin duda el episodio más devastador de su carrera fue el de las denuncias que lo involucraron en una arista del bullado caso Spiniak de abuso de menores, de cuya prescripción apeló junto con solicitar que se siguiera investigando hasta lograr el sobreseimiento definitivo, en un fallo que dictó la Corte de Apelaciones de Santiago el 11 de marzo de 2008 y que se fundó en la causal N°1 del artículo 408 del Código de Procedimiento Penal: "Cuando, en el sumario, no aparezcan presunciones de que se haya verificado el hecho que dio motivo a formar la causa".

En una entrevista con Domingo de Reportajes, 27 de julio de 2012, puntualizó: "Yo no fui sobreseído por prescripción. Siempre me preocupa decirlo porque si hubiera sido de esa forma podría significar que los hechos fueron ciertos y en mi caso el sobreseimiento fue porque nunca existieron los hechos que se investigaron. Yo creo que siempre va estar latente, además siempre hay malintencionados que intentan usarlo. Yo hice todo lo que a una persona honorable le puede corresponder al respecto: me sometí a la investigación de la justicia, ofrecí mi colaboración más allá de lo que correspondía; me sometí a todos los exámenes médicos en circunstancias de que eso dependía de mi voluntad e impedí que se me aplicara la prescripción. Estuve tres o cuatro años en el juicio, dieron vuelta mi vida entera y finalmente hubo un fallo unánime respecto del tema. Yo tengo no sólo mi tranquilidad de conciencia personal, sino también haber hecho todo lo que estaba a mi alcance para que eso pudiera ser esclarecido".

Tres meses después de esa entrevista Hernán Pinto perdió las elecciones en que disputó la alcaldía porteña con Jorge Castro. Para poner su nombre en la papeleta, en enero de aquel año había derrotado en las primarias DC al exseremi Fernando Olmedo con el 83% de los votos, y luego, en las de la Concertación, a la exministra Paula Quintana, con el 54%. Fue su última elección. 2

"ÚLTIMO CACIQUE de la política porteña" Y "UN LÍDER NOTABLE que señalaba caminos"

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"Hernán tenía la cualidad de hacer partícipes a los concejales de los proyectos ciudad, era muy respetuoso", dice el exalcalde Jorge Castro. "Con él se van también la espontaneidad que lo caracterizaba, el don de la oratoria y de respetar y escuchar a todo el mundo, de modo que los vecinos se sentían considerados en su gestión como líder comunal".

Otro exalcalde de Valparaíso, Franciso Bartolucci, acota: "Fue un hombre muy afable, de muy buena disposición humana, que tuvo una trayectoria importante en su tiempo para la ciudad de Valparaíso, hay varias obras y trabajo con la comunidad que dejan testimonio de lo que fue su compromiso con Valparaíso. Desde luego, será parte de la historia de nuestra ciudad como uno de los alcaldes que más tiempo ha estado ejerciendo esa función".

El exintendente regional, Marco Antonio Núñez (PPD), ejerció el cargo durante el periodo de Pinto. "Desde la Municipalidad de Valparaíso, logró el mayor poder e influencia regional a principios de la década del 2.000. Contaba para su administración, con los recursos Intendencia Regional y negociaba con enorme fuerza. El Presidente Lagos nos reunió varias veces en Cerro Castillo para intentar resolver los conflictos. Fue el último cacique de la política porteña".

También coincidió con su gestión el exintendente Raúl Allard (DC), para quien fue "un líder notable que abría y señalaba caminos, no era un político que siguiera encuestas. Y con llegada fácil a toda la ciudadanía, se identificó con la ciudad y sus cerros como pocos lo logran en la política actual", sobre todo en una ciudad de tan difícil configuración, donde promovió cabildos participativos y a la cual "le dio la dimensión política necesaria para lograr el reconocimiento universal".

"Un día me dijo: 'Me quieren convertir a Valparaíso en un museo'. Porque Hernán, valorando como nadie nuestro patrimonio, creía al mismo tiempo en el destino portuario, comercial y empresarial, académico y cultural de nuestra ciudad-puerto", remarca, y recuerda también las reuniones en la alcaldía, donde se iban llenando dos baúles con la presentación a la UNESCO, tanto como los proyectos porteños que llegaban a postular a fondos regionales, "siempre bien priorizados, obras útiles, planificadas, que daban trabajo. 2