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ENTREVISTA. Álvaro Barrientos Montero, el fenómeno de You Tube que tiene cocinando a medio Chile:

"No puedo creer que una hoja de acelga tenga un millón de visualizaciones"

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Hay cosas que no dejan de sorprender a Álvaro Barrientos. Como aquella asesora del hogar que le escribió desde Suecia para comentarle que, gracias a su receta de empanadas de pino dejó su trabajo en la casa donde estaba contratada, abrió un emprendimiento y ahora hasta les da empleo a otras personas para difundir las bondades de esa sabrosa masa rellena.

"La pandemia nos ha mostrado muchas caras que yo nunca pensé y una de ellas es, precisamente, eso de que, además de querer aprender a cocinar y recordar, muchos lo vean como una posibilidad de reinvención laboral. Un señor que me sigue me contó que dejó el banco y hoy vende pan amasado. Así, han pasado cosas increíbles", comenta este cocinero que, en un plazo de tres años, y muy especialmente en esta cuarentena, tiene a medio Chile replicando las preparaciones de su cocina "sin secretos", como recalca en los videos que semanalmente entrega en su canal de YouTube "Álvaro Barrientos Montero".

Tanto ha sido el éxito que sus seguidores se dispararon a 760 mil, sin contar los millones de reproducciones que han tenido los más de 150 platos que ya forman parte de su catálogo. "Prepara esto con las cosas que tienes en casa", es una de las frases que adoran sus seguidores y que ya lo elevan al plano de un rockstar de la cocina chilena casera, donde explica en forma muy pedagógica el paso a paso de los platos, sin dejar de sonreír y emocionarse, por ejemplo, cuando termina exultante probando el resultado final delante de las cámaras. "Siempre me gustó enseñar, y cuando con mi señora partimos inocentemente preparando recetas para la familia en Facebook, como la cebolla en escabeche o mayonesa casera nunca, imaginamos el impacto que esto podría tener", afirma este profesional de 45 años.

-¿A qué atribuyes el éxito de tu canal?

-Que se trata de una cocina honesta, sin pirotecnia. El espacio donde trabajo no es un set de televisión, es la cocina de mi casa donde comemos todos los días con mi familia. Para hacer un charquicán no puedo maquillarme, debo darle valor al producto que hago, cocinar en fácil, en tiempo real, con recetas infalibles y sin secretos, como lo declaro. Acá es un equipo chico donde mi señora y yo ponemos el trípode, las cámaras y Daniel (Muñoz) después nos edita todo impecable. El hecho de que sea en la casa no significa trabajo, las cosas las saco del refrigerador y todo lo que preparamos después lo comemos. Por lo tanto, lo disfrutamos. Esa cotidianidad que se traspasa a la pantalla es la clave del éxito.

-La sencillez, en definitiva.

-Claro, porque yo le cocino a todo público. Si ves mis programas, te darás cuenta que no me presento como chef, digo simplemente que te voy a enseñar a cocinar. Ni siquiera digo lo que he hecho, los lugares donde he trabajado. Quiero estar lo más lejos de la figura del chef que tiende a confundir a la gente que quiere cocinar. Quiero que se sienta cerca del oficio, nada complejo ni distante.

-Tu puesta en escena es muy imitable, tienes varios tics…

-Sí, mis hijos imitan cómo hablo, las frases que uso, gente que nos sigue también. Solo estoy esperando que en uno de estos días lo haga Kramer y completamos el círculo, jajajá.

-¿Cuál ha sido la preparación que más te sorprendió por su impacto mediático?

-De lo que más pegó recuerdo perfecto una tartaleta de acelgas. No puedo creer que una hoja de acelga tenga más de un millón de visualizaciones. Un millón de visitas tiene Paloma Mami, artistas de ese nivel. Ni hablar los capítulos del pan amasado o las marraquetas, Fuimos los primeros en enseñarlo paso a paso. ¿Te puedes imaginar que un tutorial para afilar un cuchillo tenga dos millones de visitas? Una locura. Lo otro muy extraño fue que me contactó una reputada chef francesa que le pareció muy interesante esta comida "exótica" que yo preparo y me invitó a su país a mostrarla. Exótico una carbonada, imagínate.

-¿Quiénes son la Normita y la Raquel que siempre mencionas en tus videos?

-La Normita es mi madre, inspiradora en su lucha por ganarle a la vida. Ella se separó con tres hijos y nos sacó adelante no sé cómo. Yo la aplaudo y comprendo su fortaleza. Después está la Raquel, mi bisabuela que estaba todo el día cocinando y de la que adquirí el amor por este oficio. Tengo en mi cabeza muy nítida su buena mano, sus exquisitos pucheros, su arroz con choritos, los tallarines con salsa de tomates y papas, el uso del apio para conseguir sabor, y así tantas cosas. La gente de ese tiempo entendía la comida como una forma de entregar placer. La Raquel entendía la comida como el principio de la civilización: disfrutar, aclanarse, el hecho de servir al otro. Y ojo que su cocina era su territorio, su espacio sagrado donde no entraba nadie. Pero sí, me hizo mucho cariño con la comida. En cada cosa que preparo busco esos olores y sazones.

Secreto del sánguche

-Tu registro gastronómico también abraza el universo sanguchero, con tu emprendimiento Fuente Chilena y tu libro "Sandwichería tradicional chilena". ¿Qué te propusiste con ambas cosas?

-Simplemente poner en valor lo que más disfruto. Estudié en un internado y me hacían cariño llevándome al Munich, la Fuente Alemana. Cuando fui chef de LAN descubrí que afuera no se comen los sánguches como acá y siempre supe que tendría un local que se llamaría Fuente Chilena. El sánguche es nuestra bandera. Yo a un extranjero que visita Chile, lo primero que hago es llevarlo a comer a una buena sanguchería para que vea lo que ocurre ahí, que es único y que habría que estudiarlo sociológicamente.

-¿Cuál es tu emparedado favorito?

-El de lengua especial con ají verde. Maravilloso.

-¿Qué ingredientes hacen especial el sánguche chileno?

-La palta y la mayonesa casera. Ambos son potenciadores de sabor, tienen una textura en boca increíble y son de aromas neutros. La cremosidad de la mayo lleva el producto a otro nivel.

-¿Y el pan?

-Es el escudo, la cara visual, la primera oportunidad para dar una buena impresión. Nos dejamos seducir por estos nuevos panes, dulzones y sofisticados, pero son una moda que después cansa. En cambio la marraqueta y el amasado nunca se acaban.

-¿Tu libro exalta todo eso?

-Sí, claro. Lo hice como un ensayo y sueño que algún día en mí país, en los colegios, les enseñen a los niños a cocinar, como un ramo más. Cocinar te hace bien, te hace feliz. Yo le doy el carácter de templo a las sangucherías chilenas. ¿O Tú te imaginas que la Fuente Alemana deje de existir? Eso no puede pasar.

-¿Veremos algún día el sánguche Álvaro Barrientos?

-No, para nada, eso sería muy pretencioso. Por ahí hay algunos que los siento como míos, como el de fricandela o el de albóndiga. Con eso ya me doy por pagado.

"No me presento como chef, digo simplemente que te voy a enseñar a cocinar. Ni siquiera digo lo que he hecho, los lugares donde he trabajado. Quiero estar lo más lejos de la figura del chef, que tiende a confundir". "Siempre supe que tendría un local que se llamaría Fuente Chilena. El sánguche es nuestra bandera. Yo a un extranjero que visita Chile, lo primero que hago es llevarlo a comer a una buena sanguchería".

Álvaro Barrientos

Editorial Grijalbo

180 páginas

$23.000


"Sandwichería Tradicional Chilena"