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Definiciones

- Respecto del plebiscito, ¿cómo aprecia el camino adoptado por el Gobierno, en torno a ser prescindente, aunque los ministros ya han dicho qué postura tienen?

- Me parece un error político muy profundo. Es no entender que estamos frente a la elección más importante de la historia republicana de Chile. Es primera vez que se le pregunta al pueblo soberano en un plebiscito democrático por una nueva Constitución que marcará nuestro destino colectivo en las próximas décadas. Es un error no tomar postura.

- Mirando hacia el proceso constituyente, están surgiendo reclamos del ámbito ciudadano respecto de que no hay las mismas garantías de hacerse electo integrante de la convención dentro que fuera de un partido. ¿Qué garantías deberían darse a los ciudadanos de participar? ¿Cómo se pueden materializar esas garantías?

- Soy de la idea que los partidos abramos nuestros instrumentos a los independientes. Debemos abrir nuestras listas a ciudadanos no militantes que compartan proyectos similares. En Revolución Democrática y en el Frente Amplio estamos empeñados en ese esfuerzo. Pero también los independientes pueden presentar sus listas de manera autónoma de los partidos juntando un número bajo de firmas, que en contexto de Pandemia se debe facilitar ese mecanismo de inscripción. Huenchumilla ha presentado recientemente un proyecto de ley en esa dirección y yo lo respaldo en el Senado.

- También ha surgido un debate respecto de los mínimos que debería tener la nueva constitución. El Presidente ya entregó su decálogo de qué debería contener. ¿Hay algo que rescatar o mantener de la actual constitución vigente?

- El decálogo de Piñera me imagino que será un insumo que llevarán a la deliberación democrática los partidarios de la derecha que quieren mantener el neoliberalismo en Chile (a pesar de que varios hoy se disfrazan de socialdemócratas). Una nueva Constitución escrita desde la hoja en blanco y sin trampas como la del 80' permite lograr acuerdos amplios, inclusivos y democráticos en una convención constitucional paritaria y con escaños reservados para pueblos originarios. Si hay algo que mantener de la actual Constitución, lo definirá democráticamente la futura convención constitucional, y el plebiscito de salida ratificatorio del proceso constituyente. Esa discusión está abierta y lo encuentro sano, terapéutico, dado el conflicto, las heridas y las crisis que tiene Chile.

- ¿Qué pasa con la autonomía del Banco Central?

- En mi opinión, el Banco Central autónomo juega un rol importante en la definición de la política monetaria del país, en la regulación de tasas, tipos de cambio, en el control de la inflación, que son variables relevantes a considerar. Sin embargo, esto no es toda la política económica de un país y no tiene que ser un dogma. La política monetaria es importante, no así el monetarismo propio de Milton Friedman y los Chicago boys. Lo que está en juego es el modelo de desarrollo, y eso no lo define el Banco Central. También está en juego en la actual crisis derivada de la pandemia, cómo aportan los súper ricos a la justicia social, al bien común y a la paz social. Eso se define a través de la política tributaria, y es una atribución del ejecutivo que se aprueba con mayoría simple en el parlamento.

- ¿Y la definición de propiedad privada, que el ministro Briones definió como fundamental?

- Esa es una discusión muy relevante. En mi opinión, la actual Constitución heredada de la dictadura protege de manera exagerada la propiedad privada. Chile debería reconocer una economía plural de mercado, es decir, que reconozca distintos tipos de propiedad: pública, estatal, comunitaria, cooperativa, y privada capitalista. Una economía mixta e híbrida orientada al bien común. Eso implica poner límites y regulaciones modernas a la propiedad privada. Es necesario volver a conversar sobre la función social y ecológica de la propiedad dados los desafíos que tenemos en el siglo XXI. También sobre el rol del Estado en la economía. Ese equilibrio existe en la mayoría de los países desarrollados y sus ordenamientos jurídicos. La pregunta por los bienes naturales comunes como el agua, los derechos sociales como la educación, salud, seguridad social, vivienda tienen que dejar de ser mercantilizados en Chile, de manera tan extrema, desregulada y abusiva, gracias a la "sagrada" propiedad privada. Esa es mi convicción.

- ¿Qué pasa con el presidencialismo, por ejemplo? ¿Usted prefiere tal cual está, o avanzar hacia otro tipo de régimen político?

- Chile tiene un presidencialismo extremo y centralista, propio del siglo XIX. En mi opinión deberíamos transitar hacia un sistema semi presidencial, unicameral, Estado Plurinacional y descentralizado. Una democracia que combine elementos representativos, participativos y directos de participación ciudadana, iniciativa popular de ley, mandatos revocatorios, límites a la reelección, y muy importante, probidad y transparencia en toda la administración del Estado, herramientas efectivas para luchar contra la corrupción para recuperar la confianza de la ciudadanía. Que los servidores públicos tengamos un salario con sentido de equidad en relación al salario mínimo y las condiciones materiales de vida de las grandes mayorías. Pero nuevamente, eso lo tendrá que definir la Convención Constitucional en la primera constitución democrática que tenga Chile en su historia. Esto si gana el Apruebo en el plebiscito del 25 de octubre.

"El Banco Central autónomo juega un rol importante en la definición de la política monetaria del país, en la regulación de tasas, tipos de cambio, en el control de la inflación. Sin embargo, esto no es toda la política económica de un país y no tiene que ser un dogma" "