No afloja la pandemia y los números del empleo regional siguen al alza, marcando el récord nacional de un 14%. La persistencia del covid-19 obliga a mantener la cuarentena en Valparaíso y Viña del Mar, casi 800 mil habitantes, lo que frena y destruye numerosas fuentes de trabajo.

Entre el comercio y servicios de alojamiento y comidas el desempleo alcanza a 77,9%, cifra pavorosa, en gran medida expresión de la caída del turismo. La construcción acusa un descenso de 42,3%, reflejo también de la pandemia que dificulta las labores y que retrae la demanda inmobiliaria.

Estos fríos porcentajes significan que 210.758 personas han perdido sus fuentes de trabajo y recuperarlos es una difícil tarea dadas las condiciones actuales en el plano regional y nacional.

Así es, pues el Imacec (Índice Mensual de Actividad Económica) se contrajo en un 11,3%, mientras que Hacienda ajusta a la baja el crecimiento para el próximo año.

Panorama oscuro y lleno de dudas en que se amarran lo sanitario con lo político y lo económico. Y entre las dudas que golpean la actividad local están la celebración del Año Nuevo en el Mar, con su atractiva pirotecnia, la realización del Festival de la Canción de Viña del Mar y hasta el viejo Derby.

La reactivación regional se busca con inversión pública con un presupuesto que aumenta en 5,6% y proyectos que apuntan a crear empleo, anuncia el intendente, Jorge Martínez.

En cuanto al impacto positivo que podrían tener el subsidio al empleo y los posibles viajes interregionales, Rodrigo Valdés, académico de la Escuela de Negocios y Economía de la UCV, afirma que no serán muy notorios mientras se mantengan las cuarentenas en Valparaíso y Viña del Mar. Tiene razón, pues ambas comunas han puesto la mayoría de sus fichas en el turismo, víctima directa de la pandemia en el mundo, en Chile y en la Región.

Ricardo Guerra, presidente de la Asociación de Empresas de la V Región (Asiva), afirma que "el deterioro generalizado de la empresas a nivel regional seguirá aumentando mientras se mantenga la cuarentena. Ello, pese a que el sector manufacturero elevó su nivel de ocupación. Pero, agrega el dirigente, lo más preocupante es el inminente aumento de las personas en situación de vulnerabilidad que dejará la crisis, pues junto a los desempleados "existe un grupo de trabajadores que tienen sus empleos suspendidos", con incertidumbre en el retorno. Y ese es el punto, la incertidumbre, donde los esfuerzos por generar y mantener empleos deben ir de la mano de una política sanitaria que logre frenar la pandemia, esfuerzos centrados en las personas donde el fantasma del hambre es ya una realidad y la olla común una rutina. En suma, una batalla por la vida y por el empleo… y lo demás es música.

Necesitamos oxígeno para vivir. Muchas veces en estos meses dolorosos y complejos hemos tomado conciencia -escuchando relatos sobre luchas titánicas- acerca del valor del aire que nos parece simplemente natural. Cierto es que a los minutos de sufrir su ausencia -como todos los humanos lo hemos experimentado- sentimos la desesperación y la urgencia por escapar hacia la vida que se nos escapa. La estrategia de muchas naciones ha tenido como uno de los focos el contar con dispositivos que, precisamente, entreguen el "esencial elemento". Pero si a los humanos nos sucede, debe estar presente en toda actividad de nuestro transitar.

Así, podemos afirmar, como muchos lo dicen, que si la democracia es la siempre perfectible forma de organizar nuestra vida en comunidad, pacíficamente resolviendo nuestras diferencias, su oxígeno es la libertad de expresión. Sí, la libertad de emitir opiniones y asegurar las condiciones para el ejercicio libre de la prensa. Oxígeno para la democracia. Por tanto, como en un millón de ejemplos humanos, sabemos de su valor cuando se pierde. Por lo demás, siempre parece conveniente preguntarse si uno tiene asegurado el futuro. Más aún en un mundo tan interdependiente.

En las últimas semanas emerge en nuestro país un debate referido al concepto de negacionismo a partir de una indicación parlamentaria que se agregó a un proyecto que venía desde antes y cuyo foco era la incitación a la violencia. Es un asunto que merece el interés ciudadano, más allá de una mera tramitación en el Legislativo y del intercambio de opiniones entre juristas. La invitación es a indagar con apertura intelectual y espiritual sobre qué está en juego. Explorar acerca del texto y significado de lo que se entiende por negacionismo en esta situación concreta. Hace pocos días, José Miguel Vivanco, directivo de Human Rights Watch, declaró a la prensa su preocupación sobre esta situación, afirmando que "el proyecto de ley sobre negacionismo es incompatible con los estándares internacionales sobre libertad de expresión y probablemente hará muy poco para frenar expresiones ofensivas".

Esta cita de un nombre conocido por la sociedad chilena y de quien, asumo, no hay dudas sobre su papel en asuntos de derechos humanos, es inquietante. En estos días, ya cercanos a un plebiscito de tal envergadura y a realizarse en un clima particular, la libertad de expresión, sin miedos como sucede en países no lejanos, debe ser una columna irrenunciable sobre la cual dar vida a la democracia. Aunque puede parecer a algunos una imprudencia referirse al caso de otro país, no deja de ser notable que la primera enmienda del año 1791 de la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica se refiera a la libertad de expresión y a la libertad de prensa, entre otras.