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"Hay manejo poco responsable de las expectativas" sobre nueva Constitución

Le preocupa que mucha gente crea que el cambio constitucional va a resolver rápidamente los problemas más acuciantes, porque eso puede generar grandes frustraciones. Cree que el principal desafío es que el proceso constituyente sea una vía institucional para terminar con los cuestionamientos a la legitimidad de la Constitución.
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En un Apruebo escéptico declara encontrarse el sociólogo, doctor en Filosofía y analista político, Max Colodro, porque observa que el proceso constituyente tiene muchas dificultades, "comenzando por el gran desafío de que un sector de la izquierda esté disponible para elaborar una nueva Constitución con una derecha que va a tener una representación muy importante en la convención constitucional", en concordancia con su peso electoral histórico, entre el 38% y sobre el 40% en comicios generales.

También admite su preocupación por lo que considera un manejo poco responsable por parte de la centroizquierda de las expectativas asociadas al proceso, lo que ha derivado en que muchas personas hayan terminado por creer que una nueva Constitución va a arreglar rápidamente los problemas sociales más acuciantes, en un escenario de grave crisis sanitaria, económica y social.

El profesor de la Escuela de Comunicaciones y Periodismo de la Universidad Adolfo Ibáñez, y director del Magíster en Comunicación Política y Asuntos Públicos de esa institución visualiza entre los principales desafíos del proceso constituyente "que sea una vía institucional para terminar con los cuestionamientos a la legitimidad de la Constitución", que permita "que seamos capaces de reencontrarnos para mirar el conjunto del sistema institucional y la manera en que genera la distribución democrática del poder", y a la vez pueda "aislar y dejar al margen a los sectores que quieren utilizar la violencia para imponer sus propios términos en la política nacional".

La constitución de lagos

- Usted ha señalado que el problema de fondo de la Constitución es su legitimidad. Se aprobó en un plebiscito con partidos políticos proscritos, Congreso clausurado, sin registros electorales. ¿El actual proceso eliminará ese estigma?

- Yo creo que el desafío con el que partió este proceso es el de ser capaces de generar las condiciones para que la inmensa mayoría de los actores políticos, desde la derecha a la izquierda, puedan sentirse parte del proceso y que están legitimando un nuevo ordenamiento constitucional. Pienso que eso no está para nada asegurado, y es el gran desafío que tiene hoy el sistema político, probablemente es una oportunidad histórica para hacerlo, pero va a depender mucho de la capacidad de los actores políticos de tener generosidad, de ser responsables ante la historia finalmente, para que este proceso pueda concluir en forma normal.

- "Chile cuenta desde ahora con una Constitución que ya no nos divide, sino que es un piso institucional compartido", señaló el Presidente Lagos tras la reforma de 2005. ¿No fue suficiente?

- Yo creo que fue suficiente y que es necesario que los sectores que apoyaban a Ricardo Lagos en ese momento, la centroizquierda, expliquen por qué consideraron que con las reformas de 2005 se había resuelto el problema de la legitimidad de la Constitución. Pero cinco años después, cuando la derecha pasa a ser gobierno, da un giro muy profundo, en cuanto a generar la idea de que la Constitución era ilegítima y que se requería un proceso constituyente.