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Glaciares aportan hasta 73% del caudal del Aconcagua

De ese orden es la contribución que realizan en años secos, en conjunto con las aguas subterráneas, según lo determinó un estudio en que participaron científicos de cuatro casas de estudios, liderados por investigador de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.
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Los glaciares ocupan menos del 2% de la superficie de la cuenca del río Aconcagua y junto a las aguas subterráneas llegan a aportar entre el 66% y 73% del caudal total en años secos. Por lo tanto, es crucial protegerlos -y no solo a ellos-, porque en ese espacio generan más de 30 veces el volumen de agua del Lago Peñuelas en su máxima capacidad.

Construir represas para esa cantidad de agua que embalsan naturalmente costaría no menos de US$ 5.800 millones, considerando un costo de embalsamiento de US$ 2,00 por metro cúbico, que es el valor promedio de construcción del m3 para embalses de riego en cotas bajas.

Así lo plantean en entrevista aparte los científicos Sebastián Andrés Crespo, profesor del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) e investigador del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR2), y Francisco Fernandoy, docente de Geología de la Universidad Nacional Andrés Bello (UNAB) de Viña del Mar, a propósito del proyecto de ley de glaciares que se tramita en el Parlamento.

Los investigadores, doctores en Ciencias Aplicadas y Geociencias, respectivamente, integran el equipo que estudió la contribución de los glaciares al nacimiento del río Aconcagua, junto a la doctora Celine Lavergne, de la Universidad de Playa Ancha, con la colaboración de los doctores Ariel Muñoz, de Geografía PUCV; Leandro Cara, del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales, y el alumno de Geografía de la PUCV Simón Olfos-Vargas.

Investigación pionera

¿De dónde viene el río Aconcagua? ¿Cuál es su origen y su actual régimen de alimentación? Son algunas de las interrogantes que despeja esta investigación dirigida por Sebastián Crespo, que es pionera en cuantificar el aporte de los glaciares, glaciares rocosos, nieve y aguas subterráneas a ese curso fluvial, lo que es clave para el diseño de estrategias de adaptación al cambio climático.

"Los glaciares en la cuenca del río Aconcagua han reducido su superficie en los últimos 30 años en más de un 30%, lo que es bastante drástico", señala el jefe de la investigación, quien refiere la forma en que consiguieron determinar la contribución hídrica de las fuentes de agua que se recargan en los ambientes glaciales y periglaciales, además del aporte de la nieve. "Esto se logra con la identificación de la composición química natural de estas fuentes de agua, con determinaciones de composiciones isotópicas y de química de iones. Con esa información, usamos modelos estadísticos avanzados y logramos determinar el aporte de cada una de las fuentes de agua en las distintas estaciones del año", explica.

Procedencia de los aportes

El tema es complejo: las imágenes satelitales muestran coberturas de nieve o hielo, pero no dicen si el agua de los ríos andinos proviene del derretimiento de la nieve o del hielo, o de aguas subterráneas.

Con metodología basada en trazadores naturales, los investigadores pudieron encontrar correlaciones entre las distintas fuentes y la química de sus aguas, y a partir de allí inferir su aporte relativo al río. Concluyeron que los glaciares llegan a aportar hasta un 34% en las cabeceras de la cuenca en verano, y un 16% a 22% aguas abajo. Además existen los glaciares rocosos que hacen un gran aporte de agua, hasta 30% en la cuenca alta en un año seco como éste.

"Asimismo, pudimos corroborar lo que un par de trabajos previos habían indicado en referencia a que las aguas subterráneas que se extraen en el valle de San Felipe y Putaendo se recargan en la cordillera. Descubrimos que para años secos, como el actual, la contribución distinta a la nieve, como son los glaciares y aguas subterráneas, alcanza entre un 66% a 73%, a excepción de la primavera que es cuando se derrite la nieve. Aun así, en primavera, el aporte de estas fuentes llega al 51%", detalla el doctor Crespo.

¿Y en el verano, cuando no tenemos lluvias ni nieve? "En la cabecera de la cuenca, los glaciares aportan más de un 30% en este periodo y los glaciares rocosos más de 23%, alcanzando incluso 30% de aporte en otoño. El agua subterránea entrega un 20% del recurso hídrico. La nieve contribuye con un 24% a 26%. Si sumamos todo el aporte de las otras fuentes, que no son nieve, llega a un 67%", son algunos de los datos más impresionantes.

Hacia una planificación hídrica

"La nieve en un año normal alcanza para satisfacer la demanda de la sociedad, pero en un año seco, no es suficiente para cubrir la demanda social, que no es sólo para consumo humano doméstico, también lo es para la agricultura, actividades industriales y otros", plantea Crespo, quien enfatiza que saber cuánto entregan esas "cajas de ahorro" que son los glaciares "permite planificar y administrar el recurso hídrico, lo que demuestra que su aporte no es marginal en un año seco y nos motiva a pensar en la efectiva sanción de la ley de cuidado de los glaciares", señala Crespo.

Advierte además que en la Región de Valparaíso, no hay ningún glaciar protegido. "Los glaciares de la cuenca de Putaendo y del Río Juncal están siendo amenazados. Son los reservorios de agua del futuro. Hay una reducción de los glaciares de la región superior al 30% durante los últimos 30 años. Constituyen verdaderos bancos de agua de primera calidad y son reservas estratégicas que necesitamos para las futuras generaciones", reitera.

En el actual escenario de megasequía y las proyecciones del cambio climático en la región, los glaciares rocosos pasan a tener un papel muy importante, enfatiza el investigador, ya que al encontrarse aislados de la atmósfera por una gruesa capa de rocas, no se verían tan afectados ante los incrementos de la temperatura atmosférica proyectados.

Como conclusión, los investigadores plantean que los glaciares son muy importantes por su efecto modulador de los caudales y como contribución hídrica, pero también es necesario proteger los ambientes donde se desarrollan, pues en la zona donde están ubicados se recargan muchas de las aguas subterráneas que abastecen a los valles del río Aconcagua. Para un ciclo de megasequía, se percibe que la nieve no es su principal contribución hídrica. 2


laguna del inca y vegas del nacimiento, y sus componentes de nieve y glaciar

Con esta investigación se pudo descifrar asimismo los componentes de algunos de los más emblemáticos cuerpos de agua altoandinos que existen en la región. La metodología descrita permitió a los investigadores determinar que la Laguna del Inca está compuesta en un 76% por nieve y en un 14% de aporte glaciar y para el caso de las Vegas del Nacimiento del Parque Andino Juncal, se componen en un 46% de aporte glaciar y en un 12% por nieve, y en un 30% por glaciares rocosos.

en Las últimas tres décadas, los glaciares en la cuenca del río Aconcagua han reducido su superficie en más de un 30%. Y entregan más de lo que reciben al sistema hidrológico.

PUCV/Reportajes de Domingo

reportajes@mercuriovalpo.cl