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"Hay que recordar que este proceso se armó a raíz de la protesta social"

Parlamentaria confía en que ni la violencia ni la pandemia afecten los comicios del próximo fin de semana. Afirma que el margen por el que gane el Apruebo permitiría "un mejor piso" para el camino constituyente.
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La posibilidad de "terminar con la Constitución de Pinochet" y "avanzar en las transformaciones" instaladas por medio de diversas manifestaciones sociales. Esas son las principales motivaciones de la diputada por el Séptimo Distrito, Camila Rojas (Comunes), para apostar por el Apruebo el próximo 25 de octubre. Critica acciones judiciales como la interpuesta por el exdiputado Gonzalo Ibáñez en la Corte de Apelaciones de Valparaíso, ya que a su juicio sólo buscarían "dañar el proceso como tal". Sostiene que la oposición debe acordar criterios mínimos de cara a una posible convención, además de tratar de asegurar su presencia con dos tercios en la misma.

-¿Por qué considera el Apruebo la mejor opción de cara al plebiscito? ¿Confía en que sea la de mayor votación?

-Considero que es la mejor opción, al menos, por dos grandes motivos. El primero, tiene que ver con terminar con la Constitución de Pinochet, que hasta al día de hoy impide tener ciertos debates de manera democrática, e impide la representación de posturas o posiciones políticas que pueden tener amplio apoyo ciudadano, que incluso pueden ganar en el Congreso, pero que están afectas a llegar al Tribunal Constitucional y que la excusa sea defender los principios de una Constitución que, como digo, fue hecha en dictadura, más allá de las reformas que ha tenido. (…) En segundo lugar, creo que es fundamental entender el plebiscito como una cuestión más grande que sólo lo que va a pasar el 25 de octubre. Entender el proceso constituyente como algo que ha comenzado a gestarse hace aproximadamente una década en Chile, con movilizaciones de distintos sectores, y considero que todas esas luchas están condensadas en la opción del Apruebo, en la necesidad de cambiar la Constitución (…). Y sí, confío en que será la opción que gane y espero que haya dos condiciones: que vaya mucha gente a votar y que la opción gane por una mayoría abrumadora.

-Recientemente se instaló un debate sobre la legitimidad del proceso ante una eventual baja participación. ¿Carecería de legitimidad si concurre menos del 50% del padrón a votar?

-No creo que se carezca de legitimidad en términos del número de personas que asiste a votar. En ese sentido, la última elección presidencial en Chile tuvo una abstención muy grande y, sin embargo, el proceso fue legítimo, con las reglas del juego que existían. Sí creo que la cantidad de personas que se despliegue a votar y la diferencia respecto de por cuánto gane el Apruebo, son condiciones que permiten o no un mejor piso para el proceso constituyente como tal, es decir, significaría que el proceso va a ser mucho más favorable a las transformaciones.

-¿Cree que la reaparición de protestas violentas puede afectar el ambiente de tranquilidad y seguridad deseable para un plebiscito constitucional?

-Creo que es fundamental tener presente en todo momento que este proceso que se armó fue a raíz de la protesta social. Sin ella no hubiese habido acuerdo y tampoco hubiese habido plebiscito. Entonces, el proceso constituyente como tal no existiría si no fuera a raíz de la protesta social. Dicho eso, lo que espero y para lo cual estamos trabajando, es para que el proceso constituyente encauce los malestares que se han expresado de distintos modos desde el 18-O. Me encantaría que no existieran actos delictuales en el marco de las movilizaciones, pero pienso que esa es una declaración de intenciones que no se hace cargo de lo que hemos estado viviendo y, por lo tanto, que acá hay que buscar salidas políticas más que declarar intenciones.

-La Corte de Valparaíso declaró inadmisible un recurso del exdiputado Gonzalo Ibáñez para suspender el plebiscito. ¿Están dadas las condiciones sanitarias para llevarlo a cabo?

-Pienso que tomando todos los resguardos, y con eso me refiero a la distancia física, uso de mascarillas, lavado de manos, sí están las condiciones. Y creo además que la acción del exdiputado Ibáñez se enmarca en una serie de acciones de quienes están preocupados por erosionar y ponerle límites al proceso constituyente por cualquier medio, y uno de esos, por supuesto, es el Poder Judicial. En ese sentido, no creo que la preocupación primera de estas acciones sea por las condiciones sanitarias, sino por dañar el proceso como tal.

-¿Comparte las observaciones del ministro secretario general de la Presidencia, Cristián Monckeberg, según las cuales "hay ausencia de contenidos en la franja electoral"?

- Creo que sí hay contenidos en la franja, por lo tanto, no comparto lo dicho por el Secretario General de la Presidencia. Personalmente, me generan problemas algunos contenidos desplegados, como los que aluden a figuras mitológicas como el diablo o que usan símbolos de las Fuerzas Armadas, llamando a su insubordinación, como se ha visto en la franja del Rechazo; y a su vez, más que la falta de contenidos, lo que sí podría ser algo que ocurre, es la fragmentación en la franja misma: que por un lado muestra diversidad, pero que también nos habla de una problema político que tenemos que enfrentar de cara al futuro.

-En caso del triunfo del Apruebo, ¿ve en la oposición la unidad suficiente para acordar candidatos para la convención y contar con la mayor cantidad de nombres en el proceso?

-Creo que es un asunto complejo, pero a su vez, pienso que no hay que hacer una proyección lineal de lo que se viene en ese sentido. En la medida en que haya consenso sobre una crítica a los últimos 30 años, sobre lo que ha pasado en Chile y que a raíz de eso se pueda desprender un programa común, con ciertos mínimos y principios de ampliación de la democracia, de consagración de derechos sociales, de bienestar para la ciudadanía como cuestiones básicas, pienso que si esos acuerdos están, por supuesto que la unidad es posible. Pero si no, es difícil poder abordar el asunto simplemente en unirnos sin propósito. Además, tener los dos tercios sin acuerdo sería un problema, no nos serviría. Entonces, de algún modo, hay que equilibrar, por un lado, reducir a la derecha a una expresión mínima o que sea representativa de lo que significa nivel país y a su vez, lo que no es la derecha, tenga ciertos acuerdos para poder avanzar.

-¿Concuerda con quienes plantean que se han cifrado demasiadas expectativas en torno a una nueva Constitución, como si fuera la solución a todos los problemas?

-Lo combino un poco con la discusión sobre la franja, pensando en que a veces hay ciertas partes de la franja donde pareciera que la nueva Constitución va a solucionar todos los problemas de Chile y que fuese casi una opción mágica. No lo creo así y es importante poner como criterio político que no es eso lo que queremos, que se solucionen de un momento a otro todos los problemas de Chile, pero sí queremos romper con los impedimentos que nos ha impuesto durante mucho tiempo la Constitución del '80 y con la negación de la posibilidad de hacer transformaciones (…). Por lo tanto, no es una solución mágica, sino por el contrario, es una salida que nos va a permitir tener mejores condiciones para todo lo que venga después, porque esto no culmina el día que se termina de escribir la Constitución nueva o el día que la ratificamos, sino que nos va a abrir posibilidades venideras y espero, en definitiva, que genere las mejores condiciones para el debate democrático que ha estado negado durante mucho tiempo y en muchos temas en Chile.

-Si el plebiscito arroja respaldo mayoritario a una nueva Constitución, ¿qué elementos fundamentales debería contener?

-Mencionaba algunos principios que me parecen fundamentales para que guíen, orienten, sean hoja de ruta de la discusión. La ampliación de la democracia, con la consagración de derechos sociales, poner el bienestar en centro, me parece que son elementos importantes y que generan condiciones para los debates democráticos futuros. 2