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Las medialunas sísmicas que rodean área tectónica trabada

Por distintos caminos, los investigadores llegan a la misma conclusión: entre Los Vilos y San Antonio, la parte superficial de la zona de contacto entre las placas Sudamericana y de Nazca no se destraba desde 1730 y acumula tensión suficiente para generar un gran sismo.
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La cultura sísmica chilena hizo click en el terremoto magnitud 7 del Mar Egeo, ocurrido el viernes 30 de octubre. ¿Por qué un sismo de ese tamaño provocaba hasta la semana que termina más de un centenar de muertes, sobre un millar de heridos y el colapso de decenas de edificios entre cuyos escombros los rescatistas seguían hasta última hora intentando ubicar gente con vida?

Fue un terremoto mucho más chico, por ejemplo, que el sismo magnitud 7,6 de Chiloé, que el 25 de diciembre de 2016 hizo que los niños detuvieran un rato el estreno de sus juguetes nuevos. Cero víctimas fatales, cero heridos, cortes de luz en dos comunas. Sí hubo muchos chilotes y un ministro de Obras Públicas indignados porque en el tramo de la Ruta 5 Sur que une Castro y Quellón sufrió graves daños un puente que tenía apenas unos meses de uso.

Valparaíso 1985, magnitud 8, fue un movimiento telúrico 32 veces más grande que el ocurrido en el Mar Egeo; el desastroso 27 F alcanzó 8,8 y liberó 500 veces más energía, mientras el gigante 9,5 de Valdivia del año 1960 lo superó 5.600 veces, revela un sofisticado programa del geógrafo Marco Cisternas, doctor en Ciencias Ambientales, profesor del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso (PUCV) e investigador del Núcleo Milenio Cyclo, orientado a poder explicar los mecanismos responsables de los grandes terremotos.

La destrucción que generó el fenómeno del Mar Egeo, que afectó principalmente a Grecia y Turquía, responde a la superficialidad de su origen, no más de 10 km de profundidad, lo que equivale a decir que las ondas sísmicas se generaron casi desde la superficie, causando grandes daños en infraestructura y construcciones. "Ese fue el problema que tuvieron en Turquía. Lo mismo ocurrió en Haití en 2010, cuando murieron 300 mil personas", menciona el experto.

Los terremotos "clásicos chilenos", en cambio, se generan a más profundidad, en la zona de interplaca, donde se produce la subducción -proceso de hundimiento de la placa tectónica de Nazca bajo la placa Sudamericana-, entre 10 y 40 km de profundidad, esta última equivalente a la distancia entre Valparaíso y Limache, pero hacia el interior de la tierra. Los terremotos grandes de Chile, como el 27F, usualmente rompen todo este rango; sin embargo, hay algunos que son "más profundos", cerca de los 40 km y otros que son "más superficiales", cerca de los 10 km.

Magnitud y zonas de ruptura

En la identificación de la profundidad de los segmentos de rupturas generadoras de terremotos, en especial de la zona central, han estado centrados algunos de los estudios más recientes hechos por científicos y nuevos centros de investigación. Entre ellos los especializados en sismología, geología y geofísica, que han crecido en número, expertos e implementación, sobre todo después del 27 F, que en opinión de Cisternas cambió la mentalidad de los chilenos, las autoridades, las universidades y los organismos del Estado.

"Nosotros estamos preocupados por la zona comprendida entre Los Vilos y San Antonio porque a través de la historia escrita y de la geología costera hemos llegado a la conclusión de que la parte superior de la zona de contacto interplacas, alrededor de los 10 km de profundidad, no se ha destrabado", refiere, detallando que el estudio de los terremotos antiguos ocurridos en Valparaíso permite determinar que sólo el gigante de 1730 -magnitud 9.2, generador de un destructivo tsunami- rompió toda la zona interplaca, entre 10 y 40 km. "Pensamos que los eventos de 1822, 1906 y 1985 han sido terremotos que ocurrieron sólo en la parte profunda".

Cisternas y su equipo postulan entonces que la parte superficial de esa zona no se ha despegado desde 1730, hace casi tres siglos. "En ese tiempo ha estado acumulando una tensión que nosotros pensamos que es suficiente para provocar un terremoto de magnitud mayor a 8 y muy tsunamigénico", ya que ese segmento de la zona interplaca está debajo del mar, a diferencia de la zona profunda, que está bajo el continente, por lo cual la ruptura no mueve agua sino tierra. En cambio, una ruptura superficial, sólo mueve agua y así genera tsunamis destructivos.

En otras palabras, "Cuando se despega la parte superior de la zona de contacto, las olas que se generan son más grandes que cuando se destraba la parte inferior. Pensamos que en 1822, 1906 y 1985 no hubo tsunamis grandes porque se despegó sólo la parte profunda de la interplaca", agrega.

Rosa Zamora Cabrera

reportajes@mercuriovalpo.cl