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"terremoto lento" de abril de 2017 en valparaíso: más de 600 sismos en 8 días

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Más de 600 sismos se registraron en la Región de Valparaíso en ocho días, en abril de 2017, proceso definido como un "terremoto lento" por una investigación que fue publicada en la revista Geophysical Research Letters, donde participaron expertos del Centro Sismológico Nacional (CSN)

El primer temblor se produjo la noche del 22 de abril y fue de magnitud 4,8. Luego hubo una secuencia de movimientos telúricos -incluido un temblor de 5,9- que finalizó dos días después con un sismo principal de magnitud 6,9 que desplazó la placa en dos metros 23 cm, tras lo cual se produjeron réplicas que se extendieron por cerca de una semana.

Mediante datos obtenidos con los instrumentos de la red sismológica y geodésica (GNSS), que incluye el sistema GPS, los investigadores observaron que la sismicidad estuvo asociada a un movimiento lento de las placas, que aceleró en su fase final, cuando sucedió el terremoto principal.

"Esta secuencia fue caracterizada por una fase de 'nucleación' o precursora, que correspondió a un movimiento lento, que duró entre tres a cuatro días, acompañado de un enjambre sísmico y, posteriormente, se produjo el terremoto que rompió un área de unos 10 kilómetros de radio", explicó entonces el académico del Departamento de Geofísica de la Universidad de Chile e investigador principal del estudio, Sergio Ruiz.

El experto y el geodesta del CSN, Juan Carlos Báez, destacaron que esa constatación se obtuvo gracias a la mejor instrumentación con la que cuenta hoy el país, y proyectaron que si ese comportamiento de placas se repitiera en todos los sismos, en el futuro se podría generar un modelo físico que permitiría entender qué es lo que gatilla los terremotos.

¿Fue un fenómeno aislado o se inscribe en el patrón de sismicidad que se está analizando en esta zona? "La verdad es que no lo sabemos", señala Marco Cisternas. "Este tipo de sismos son terremotos raros, nos complejizan la historia y tenemos que proponer hipótesis como la de las medialunas, porque ocurren en la zona interplaca que no se ha destrabado. Suceden cada cierto tiempo, pero los científicos todavía no entendemos lo que eso significa".

El "terremoto lento" lo investigó el CNS en conjunto con el Institut de Physique du Globe y Ecole Normale Superieure de París, Francia; y el Massachusetts Institute of Technology (MIT) de los Estados Unidos, entre otras instituciones. 2

(viene de la página anterior)

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El escenario actual apunta a dos probabilidades futuras, aunque no se sepa cuándo sucederán. Una, que ocurra un terremoto como el de 1730, en que se despegue toda la zona interplaca, tanto la profunda como la superficial, y eso genere un gran terremoto de magnitud sobre 9 con un gran tsunami asociado. Otra, que también es un mal escenario, es que se destrabe sólo la parte superior y provoque un terremoto pequeño pero muy tsunamigénico.

Las medialunas sísmicas

El experto de la PUCV comenta que en los últimos años se han ido sumando nuevos investigadores, que han regresado al país tras estudiar en el extranjero, y se han desarrollado diferentes aproximaciones al estudio de los sismos, como los de monitoreo de deformación de la corteza con utilización de GPS y data sismológica, a fin de detectar desde episodios de deslizamiento silencioso hasta posible actividad precursora de grandes terremotos.

"A medida que las placas que están unidas se van moviendo, ellos con GPS detectan cómo son esas deformaciones y usan modelos matemáticos para determinar qué es lo que está pasando allá abajo, en el plano de falla. Para el caso de Chile central, los nuevos estudios en sismología y deformación a través de GPS están llegando a las mismas conclusiones a las que llegamos nosotros a través de la historia y la geología", detalla, y destaca que esto significa que hoy en Chile se está estudiando el fenómeno del ciclo sísmico y de los terremotos desde diferentes perspectivas, y eso es muy bueno.

Al localizar mediante ese sistema los pequeños sismos que ocurren permanentemente en la zona central, los estudios del equipo del geólogo de la Universidad de Concepción Marcos Moreno, director del proyecto Precursor, lograron ubicar frente a Valparaíso zonas de sismicidad menor que rodean -en forma de medialunas- las áreas del segmento superior de la interplaca que aparecen sin movimiento, es decir, muy trabadas. Esas son las zonas que se debiesen despegar en el futuro.

Lo inquietante es que antes del terremoto de Iquique del año 2014 -que alcanzó magnitud 8,2- se identificaron pequeños sismos que rodeaban, formando una medialuna, el área que luego se desbloqueó y que liberó la energía sísmica acumulada. El experto de la UdeC ha señalado que "en el caso de Valparaíso se está produciendo esta microsismicidad desde 2014, también en forma de medialunas al Este y más profundo de ambas zonas bloqueadas, entre las que se incluyen los llamados enjambres sísmicos y el sismo 6,9 de abril de 2017".

La sismicidad así "mapeada" ayuda "a observar mejor la forma y tamaño de la zona bloqueada y, por lo tanto, estimar de qué magnitud podría ser el futuro terremoto; en definitiva, determinamos mejor el riesgo sísmico de la zona", agregó, enfatizando que la clave es avanzar en el conocimiento de los procesos que ocurren antes de los grandes sismos, los que al parecer son precedidos por actividad precursora (pequeños sismos) que indicaría el comienzo del desbloqueo de la falla más grande meses a días antes de un gran evento, como lo demuestran estudios de datos GPS.

único segmento sin destrabar

Marco Cisternas complementa señalando que dos de esas medialunas sísmicas están frente a Valparaíso, y que el límite entre ambas es frente a la península de Curaumilla.

"Lo importante es que los sismólogos y los geofísicos que trabajan con GPS están concluyendo que frente a Valparaíso hay una zona de la interplaca superior que estaría delimitada por las dos medialunas de sismicidad. Esa zona desafortunadamente no se está moviendo, está trabada, y como el choque de placas no se detiene, están necesariamente acumulando tensión que deberán liberar en algún momento", destaca el investigador porteño.

A lo anterior se suma que el 27 F rompió la totalidad de la zona interplaca desde San Antonio al Sur. Y en 2015 ocurrió lo mismo, pero desde Los Vilos hacia el norte. Entonces, Valparaiso se encuentra sobre una zona que está rodeada, hacia el sur y hacia el norte, por zonas que han sufrido grandes terremotos. El segmento entre San Antonio y Los Vilos, que incluye en su centro a Valparaíso, abarca 200 km de extensión. Esta es la zona que podría generar el próximo gran terremoto de Valparaíso. "Esta conclusión no es una verdad absoluta, pero toda la evidencia está mostrando que podríamos tener razón". De este modo, es posible que la formación de medialunas frente a Valparaíso esté definiendo el área que romperá en un futuro cercano, y si lo hace, generará un tsunami destructivo en toda la costa de Chile central.

El experto de la PUCV, cuyo estudio "Predecesores del terremoto gigante de Chile de 1960" fue publicado por la prestigiosa revista "Nature", recuerda que el terremoto gigante de 1730 generó un tsunami que llegó hasta la base de la subida Santos Ossa en Valparaíso e inundó toda la planicie de Viña del Mar, alcanzando hasta el pie de los cerros de Sausalito.

Investigación y grandes desafíos

En relación con el interés que está generando entre los expertos el estudio de aspectos como el periodo de recurrencia y los mecanismos responsables de grandes terremotos, en especial en la zona central, el investigador recuerda que el gran sismo de 2010 representó un punto de inflexión en el país.

"Afortunadamente, a partir de ese evento muchos más científicos chilenos se interesaron en el tema sísmico y de los tsunamis. Y hoy día, comparativamente con el periodo anterior al 27 F, hay una gran masa crítica. Antes sólo éramos unos pocos lo que investigábamos en esta área. Pero siempre van a faltar cosas, como GPS debajo del agua, donde están pegadas las placas, porque los datos que tenemos son de borde y lo que pasa en las placas está ocurriendo bajo el mar", señala, y hace ver que otros países sísmicos, como Japón, sí poseen instrumental adecuado para ello.

Respecto de los grandes desafíos de la sismología y las ciencias de la Tierra en Chile, Cisternas declara que le preocupa "que las políticas de investigación en Chile lamentablemente funcionan dependiendo de situaciones de contingencia", de manera reactiva.

"Llega el problema del covid y cuando la pandemia hace crisis el Gobierno decide generar un fondo para hacer investigaciones sobre el tema, saca plata de otra parte y la pone ahí", ejemplifica y se pregunta si habrá tiempo en uno o dos años para generar masa crítica que sea capaz de utilizar bien esos recursos.

"Puede comprar equipos, microscopios sistemas de cultivos para el caso de la pandemia, pero si no tiene la gente, los cerebros, nada sirve. El día de mañana va a ocurrir este terremoto en Valparaíso y el Estado ahí recién va a destinar fondos para este tipo de estudios. Antes de la pandemia fueron la sequía, los incendios forestales, los aluviones, siempre se reacciona ante la contingencia y muy poco preventivamente" plantea.

Apoyar a la nueva generación

Sostiene también que lo que deben hacer los gobiernos en general es destinar fondos fijos a lo que consideren cuestiones, o temas, vitales para el país. "Hoy, en el área científica, en lo que más se gasta plata es en astronomía. Para Chile, un país tratando de encontrar su norte, que tiene problemas con los volcanes, los aluviones, las marejadas, la sequía, el cambio climático, los terremotos y los tsunamis, me pregunto ¿vale la pena destinar tanta plata a astronomía?"

Plantea que se requiere apoyar a la nueva generación de científicos que trabajan en la investigación de terremotos y tsunamis, en particular, y de riesgos naturales, en general, "darle los equipos que necesitan, crear fondos concursables de investigación específicamente dirigidos a esos temas. En general han aumentado lentamente los fondos, pero en Chile aún se gasta sólo el 0.4% del PIB en ciencia y tecnología, mientras que los países de la OECD invierten, en promedio, el 2.4%, seis veces más; eso es una vergüenza", enfatiza.

Lo positivo, admite, "es que el terremoto de 2010 nos hizo despertar, pero no se nos tiene que olvidar que otros ocurrirán en el futuro, y eso sí es una verdad científica. Si ocurre en Chile central un sismo como el que hablamos, que genere un tsunami destructivo, con la ocupación de la costa actual, incluyendo las grandes ciudades costeras y la infraestructura que existen hoy, el resultado será muy diferente al ocurrido en Valparaíso en 1730". 2

Estamos preocupados por la zona comprendida entre Los Vilos y San Antonio porque hemos llegado a la conclusión de que la parte superior de la zona de contacto interplacas, alrededor de los 10 km de profundidad, no se ha destrabado".

más de 100 muertos, sobre un millar de heridos y numerosos edificios colapsados dejó el sismo magnitud 7 del mar egeo.

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